Los antioxidantes contenidos en alimentos y suplementos no protegerían a las mujeres de la artritis reumática (AR) o el lupus eritematoso (LE), de acuerdo a un nuevo estudio.
La AR no es lo mismo que la osteoartritis, que aparece con “el paso de la edad” o el desgaste articular. La condición no es tan frecuente, pero sí más grave. La AR y el LE son enfermedades autoinmunes.
Un equipo analizó a unas 185 000 mujeres durante 24 años y no halló una relación clara entre el consumo estimado de antioxidantes (vitaminas A, C, E y betacaroteno) y la posibilidad de que se les diagnosticara AR o LE. Esto contradice los hallazgos de estudios previos que reportan que las mujeres que más antioxidantes tomaban tenían menor riesgo de padecer esas enfermedades.
Un motivo para verificar si esos componentes en la dieta tendrían algún efecto es que las personas con AR y LE tienen niveles más bajos de antioxidantes en sangre que la población sana. Según estudios en ratones, su uso reduciría la inflamación que activa el sistema inmune asociada con esas afecciones.
Los antioxidantes no sólo controlan la inflamación, sino que también protegen al tejido corporal de las partículas potencialmente dañinas de las células llamadas especies reactivas al oxígeno. Pero en el nuevo estudio, publicado en la American Journal of Epidemiology, los autores no hallaron una asociación entre la cantidad de antioxidantes y el riesgo de desarrollar AR o LE.
Las mujeres participaron en los ensayos “Nurses\’ Health Study” y “Nurses\’ Health Study II”, que evalúan el estilo de vida y el riesgo de enfermedad en 240 000 mujeres estadounidenses desde 1976 a 1989. El estudio posee limitaciones porque es de tipo observacional. Los autores sólo les preguntaron a las participantes sobre el consumo de antioxidantes y observaron qué les sucedía en transcurso del tiempo, de modo que los resultados serían casuales.
Pero no excluyen la posibilidad de que la carencia significativa de ciertos antioxidantes tenga un papel en el riesgo de padecer AR o LE, señaló el equipo de la doctora Karen H. Costenbader, de Brigham and Women\’s Hospital, en Boston, Estados Unidos.
El LE produce dolor e inflamación articular, fatiga y erupciones cutáneas, pero puede afectar otras partes del cuerpo, como el corazón y los vasos sanguíneos. La AR aparece cuando el sistema inmune ataca por error a las articulaciones.
El equipo de Costenbader se concentró en 184 643 mujeres sin AR o LE que respondieron cuestionarios sobre la alimentación y el consumo de suplementos de 1980 o 1991. Luego los expertos estimaron el consumo diario de las vitaminas A, C y E, además de alfa y betacaroteno, licopeno, luteína, betacriptoxantina y zeaxantina. Entre 1980 y el 2004, se les diagnosticó AR a 787 mujeres y LE a 192 pacientes.
Las mujeres que más antioxidantes ingerían tendían a mantener un estilo de vida más saludable: eran más activas y menos propensas al tabaquismo. Al tener en cuenta esos factores, el consumo de antioxidante no mostró una relación sólida con la AR o el LE.
Nueva York, julio 2/2010 (Reuters)

julio 3, 2010 | Lic. Sandra Rodríguez García | Filed under: Enfermedades Autoinmunes | Etiquetas: , , |

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