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Las personas con una alimentación rica en dulces y otros productos que aumentan la cantidad de azúcar en la sangre tienen más riesgo de desarrollar cáncer de páncreas que aquellas que consumen menos cantidad de esos alimentos.
Tras estudiar a 1000 adultos en Italia con y sin el cáncer, un equipo de investigadores halló que el grupo que seguía una dieta con un alto índice glucémico tenía más probabilidades de sufrir la enfermedad que los participantes con un bajo índice glucémico.
Este indicador refleja la velocidad en la que un alimento puede aumentar el nivel de azúcar en la sangre.
El pan y la papa son algunos de los productos con alto índice glucémico, que tienden a acelerar la cantidad de azúcar en la sangre. En cambio, los alimentos con bajo índice glucémico, como las lentejas, los frijoles de soya, el yogurt y muchos granos integrales, producen un alza más gradual.
Los investigadores no hallaron una relación entre los carbohidratos totales de la dieta de los participantes y el riesgo individual de desarrollar el cáncer. Y también identificó que un alto consumo de frutas estaba asociado con un menor riesgo de desarrollar la enfermedad.
En cambio, los autores detectaron una asociación entre el cáncer pancreático y el alto consumo de azúcar, caramelos, miel y mermelada.
Esto sugiere que los carbohidratos de productos dulces y procesados, más que los de alimentos como los granos integrales, las frutas y las verduras, estarían especialmente asociados con la enfermedad, publican los especialistas en la revista Annals of Epidemiology.
El estudio se conoció luego de una investigación presentada en febrero en Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, que había identificado una relación entre las gaseosas y el cáncer pancreático.
Es un cáncer poco frecuente pero fatal: solo un 5% de los pacientes con la enfermedad sobrevive cinco años. La dolencia casi no tiene síntomas, solo se presentan episodios de mala digestión, lo que impide detectarlo precozmente.
Por ahora, se identificaron como factores de riesgo el tabaquismo y la diabetes mellitus de largo plazo, pero aún se desconoce cuál es el papel de la alimentación.
Ahora, el equipo de Marta Rossi, del Instituto de Investigación Farmacológica Mario Negri, en Milán, entrevistó a 326 pacientes con cáncer pancreático sobre su salud y estilo de vida.
Los participantes respondieron un cuestionario sobre sus hábitos alimentarios dos años antes del diagnóstico. A cada paciente se lo comparó con dos adultos de la misma edad y sexo, pero sin cáncer.
El tercio de los participantes que se alimentaban con los índices glucémicos más altos eran un 78% más propensos a tener el cáncer que el tercio que se alimentaba con los índices más bajos. El riesgo para el tercio entre ambos extremos era del 56%.
Luego, el equipo analizó ciertas fuentes de carbohidratos, incluidas las frutas y una categoría con azúcar, caramelos, miel y mermelada. Una alimentación rica en ese segundo grupo elevaba el riesgo de desarrollar cáncer pancreático.
Los autores consideraron otros factores, como el peso, el tabaquismo y la diabetes mellitus, y concluyeron que el cigarrillo, la obesidad y la diabetes mellitus no explicarían la relación entre el cáncer y la dieta. Y aunque otros estudios lo probaran, el riesgo absoluto para cualquier persona sería bajo.
Nueva York, junio 20 (Reuters)