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La difícil situación que existe hoy en el Golfo de México tras la explosión de una plataforma petrolera el pasado 20 de abril y el consecuente derrame de crudo, podría agravarse tras la llegada de un huracán.
Así lo advirtieron expertos de la Administración Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA), quienes coinciden en que los vientos y el oleaje provocado por un meteoro dificultarían las labores de control y eliminación de la marea negra. Este proceso ocurriría tanto con la mancha que se encuentra acumulada en la superficie como con las pequeñas concentraciones observadas a profundidades medias, señalaron los investigadores. Además, el viento dispersaría la mancha de petróleo a una extensión mayor.
Por supuesto, todo depende de la trayectoria del sistema, la dirección del viento, y si se traslada por el oeste o por el este, agregaron.
De venir por el oeste, los vientos predominantes sobre las costas de Luisiana y Misisipi serían de componente sur, por lo cual la marea negra estaría aún más cerca de la costa, lo que aumentaría el impacto ambiental.
Si es por el este, los vientos predominantes serán del norte y alejarán la mancha de petróleo mar adentro. De esta forma, el impacto sobre los ecosistemas sería menor, pero el movimiento aproximaría la gran masa de crudo a la corriente del golfo, resaltaron.
El problema está que las probabilidades de que algo así suceda, son bastante altas, dado que la NOAA asegura que la actual temporada ciclónica en la cuenca atlántica será muy activa.
Tanto los especialistas de la agencia, como los de la Universidad de Colorado o de la Met Office -la oficina meteorológica británica- esperan el desarrollo de 14 a 23 tormentas tropicales, de las cuales de ocho a 14 se intensificarían hasta alcanzar categoría de huracán y de tres a siete llegarían a categoría de gran huracán.
Washington, junio 14/2010 (PL)