Por primera vez en España, un equipo de especialistas del Departamento de Otorrinolaringología y de la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra ha realizado con éxito un nuevo tratamiento en dos pacientes con síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS).

Ambas personas habían presentado por diferentes motivos mala tolerancia al tratamiento convencional mediante CPAP (presión continua positiva en la vía aérea) para los casos de apnea severos. La terapia con CPAP consiste en bombear aire bajo presión dentro de la vía respiratoria durante el sueño.

El nuevo tratamiento, basado en la estimulación del nervio hipogloso, se activó el pasado 15 de febrero en los dos primeros pacientes. Tras pasar la primera noche con el dispositivo activado, los dos refirieron no haber sufrido ningún episodio de apnea obstructiva del sueño. Reconocieron además una mejora inmediata de la calidad del sueño y del estado general al día siguiente. Los especialistas Peter Baptista y Juan Alcalde, otorrinolaringólogos de la CUN, realizaron el procedimiento.

La apnea obstructiva afecta a alrededor del 4 por ciento de la población adulta, según estudios epidemiológicos internacionales. Peter Baptista la describe como un síndrome «que abarca diferentes síntomas». En concreto, se produce debido a un colapso de la vía aérea superior, producido a menudo «por la flacidez de los tejidos» o por otras causas, como la obesidad, «ya que si se acumula grasa en el cuello, esta tiende a ejercer presión en la vía aérea». También puede deberse a «alteraciones anatómicas» que pueda presentar el paciente, entre las que destacan «la existencia de unas amígdalas grandes», «base de lengua muy grande», o alteraciones óseas, entre otras. La obstrucción nasal es un factor que contribuye pero no produce directamente apneas.

Entre los principales síntomas que enumera Baptista figuran los ronquidos «cuanto más fuertes sean, más posibilidad tiene de tener apnea». Añade la somnolencia diurna excesiva, la pérdida de memoria y los trastornos cognitivos, entre los principales.

Nuevo tratamiento
El nuevo tratamiento aplicado a estos dos primeros pacientes se basa en la estimulación eléctrica del nervio hipogloso. Se trata del nervio encargado del movimiento de la lengua. Su localización se extiende desde el cráneo hasta el borde lateral de la lengua. La estimulación de este nervio pretende impulsar hacia adelante la base de la lengua y el paladar del paciente. De este modo, se impide el bloqueo de la vía aérea que se produce en los casos de apnea, permitiendo así la entrada de aire durante el sueño. Según indica Juan Alcalde, «se trata de un procedimiento muy efectivo que, además, permite una rápida incorporación del paciente a sus actividades diarias, prácticamente al día siguiente de la intervención».

El procedimiento consiste en la implantación subcutánea, en la zona anterior del tórax, de un estimulador similar a un marcapasos, al que se conecta un sensor. A su vez, el cable del sensor se introduce, mediante pequeña incisión, en la pared del tórax donde detecta la inspiración. Es entonces cuando el sensor envía una señal al estimulador, desde el que se emite una descarga que llega, a través de un cable, hasta el nervio hipogloso.

De este modo, se estimulan los músculos de la base de la lengua y el paladar hacia adelante abriendo la vía aérea, facilitando la respiración normal. «Gracias a esa apertura, la vía respiratoria queda desbloqueada y el aire entra con normalidad en cada inspiración», apunta el especialista. Destaca, además, la existencia de estudios científicos sobre este procedimiento «en los que se comprueba la inexistencia de daño alguno para el nervio hipogloso años después de la técnica». El paciente requiere tan solo 24 horas de ingreso hospitalario. La activación del dispositivo la realiza el propio paciente, todas las noches mediante un mando, al irse a dormir. Al cabo de 30 minutos, el dispositivo comienza a actuar.

Indicación
Los pacientes con indicación para el nuevo tratamiento son aquellos que cuenten con una valoración otorrinolaringológica adecuada. Para ello, es necesario realizarles un estudio endoscópico tanto despierto como dormido, en este caso, de sueño inducido.

Además serán pacientes a los que se les ha hecho una polisomnografía en el que se observa un índice de apnea/hipopnea por debajo de 50 eventos a la hora con pocos eventos centrales, explica Baptista. Por último, el paciente indicado para este procedimiento debe cumplir con un índice de masa corporal inferior a 32.
marzo 17/2016 (Diario Médico)

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