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El implante coclear parece incorporar mayores beneficios en niños con sordera cuando se realiza de forma precoz, para que posteriormente logren hablar con claridad. El periodo sensible abarca de los 6 a los 24 meses
Existen periodos críticos para desarrollar habilidades lingüísticas, incluyendo la comprensión del lenguaje hablado y la producción de habla clara, variables muy importantes tras un implante coclear a edades tempranas.
En este sentido, el Dr. Mario A. Svirsky, del Departamento de Otorrinolaringología de la New York University (Estados Unidos), y pionero en estudios neurofisiológicos, presentó los resultados de sus trabajos, estableciendo comparaciones con otros parecidos, en las Jornadas Internacionales sobre Avances en Audiología, celebradas en Salamanca.
A su juicio, «la accesibilidad para el habla es una de las medidas menos estudiadas del resultado del implante coclear. Sin embargo, es esencial, ya que puede predecir si un niño va a poder integrarse en la sociedad de normo oyentes».
Los datos con las pruebas BIT, realizadas a niños con sordera profunda bilateral, han demostrado que la tasa de desarrollo comprensible está influida positivamente por una implantación temprana y que existe un periodo sensible que empieza a cerrarse a los 24 meses de edad.
«No obstante, existe una gran variabilidad entre los resultados y no hay que descartar un implante más tardío porque hay niños a los que se implanta pasado ese periodo y que desarrollan una buena habilidad comunicativa».
No se ha podido medir un beneficio de forma significativa para niños intervenidos entre los 6 y los 12 meses de edad. Así, la recomendación de este experto es que en sordera congénita profunda el implante se practique a los 12 meses, ya que «minimiza riesgos de la anestesia y de un diagnóstico poco concreto».
En otra de las investigaciones del equipo del Dr. Svirsky, se ha estudiado la rapidez en desarrollar el habla clara y entendible después de un implante coclear. Este trabajo dio como resultado que «la inteligibilidad aumenta un promedio de casi un 20 % al año en niños implantados en el segundo año de vida». Este promedio implica que el habla se puede transformar en completamente en 5 años.