Nueve de los doce pacientes con leucemia que habían recibido un tratamiento pionero basado en la autotransfusión de células T manipuladas respondieron a la terapia. Los médicos que llevaron a cabo este novedoso tratamiento han presentado los resultados del seguimiento a dos años en la reunión anual de la Sociedad Americana de Hematología, celebrado en Atlanta.

El ensayo, del que se dio cuenta en The New England Journal of Medicine y en Science Translational Medicine en agosto de 2011, incluyó a diez pacientes adultos con leucemia linfocítica crónica tratados en el hospital de la Universidad de Pensilvania, y a dos niños con leucemia linfoblástica aguda ingresados en el Hospital Infantil de Filadelfia. Tres de los primeros adultos tratados con el nuevo protocolo y uno de los niños se encuentran en remisión completa, sin signos de la enfermedad; además, dos de esos tres adultos han estado sanos durante los dos años de seguimiento. Otros cuatro adultos mejoraron sin llegar a la remisión completa; en el otro niño también se registró una mejora, pero seguida de recaída.

Aunque es un trabajo piloto, estos resultados avalan por primera vez el éxito del empleo de la transferencia génica para convertir a las células del propio sistema inmune en armas contra el cáncer.

En concreto, el protocolo terapéutico incluía la aféresis de las células T de los pacientes que luego eran modificadas por los científicos; los linfocitos se reprogramaban mediante una modificación genética que empleaba como vector un lentivirus derivado del retrovirus del sida (VIH). El vector codifica una proteína similar a un anticuerpo, denominada receptor de antígeno quimérico (CAR), para expresarla en la superficie de las células T y que se vincula a la proteína CD19.

Una vez modificadas, esas células T se infunden en el paciente. Los linfocitos T que expresan el CAR (T CAR) actúan sobre las células con la proteína CD19, entre las que se encuentran las tumorales de leucemias linfocíticas y linfoblásticas agudas, y las células B normales. El resto de las células del paciente no expresan la citada proteína y, por tanto, no se ven afectadas por las células T modificadas, lo que limita la aparición de efectos secundarios sistémicos.

En los pacientes que experimentaron remisiones completas después del tratamiento, las células T CAR exhibieron una importante proliferación tras infundirse, sobre todo en el periodo de entre los 10 y los 31 días postinjerto. Todos ellos presentaron el síndrome de liberación de citocina, que requirió tratamiento con tocilizumab. Los pacientes con respuestas completas también han mostrado que las células B normales se eliminan al igual que los tumores; por ello, deben recibir tratamiento con gamma globulina de forma periódica para prevenir potenciales infecciones.

«Estos resultados muestran que las células T CAR constituyen una gran promesa para mejorar el tratamiento del linfoma y la leucemia. Es posible que en el futuro esta estrategia reduzca o sustituya al trasplante de médula ósea», ha dicho Carl June, profesor de Inmunoterapia y director del Centro del Cáncer Abramson, en la Universidad de Pensilvania, con motivo de la presentación de estos datos en Atlanta. Se asienta así un posible cambio en el abordaje de ciertos tipos de cáncer hematológico, que en sus estadios más avanzados solo cuentan con la opción del trasplante de médula ósea.
enero 1/2013 (Diario Médico)

enero 2, 2013 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Oncología | Etiquetas: , , , |

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