Los adultos mayores con cáncer de próstata que optan por una terapia hormonal estarían aumentando levemente su riesgo de desarrollar cataratas. Pero se desconoce si la terapia es la causa real de ese trastorno ocular.
La testosterona impulsa el crecimiento del cáncer de próstata. La terapia de privación de andrógenos (TPA) suprime la producción de esta hormona. Se estima que uno de cada tres hombres con cáncer de próstata recibe TPA, ya sea farmacológica -por ejemplo, con Lupron o Zoladex- o quirúrgica para extirpar los testículos. Aun así, cada vez aparecen más pruebas de que la TPA presenta riesgos potenciales graves de desarrollar afecciones como la diabetes mellitus y la obesidad.
En octubre, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) resolvió que ciertos tratamientos hormonales contra el cáncer de próstata, incluidos los que emplean los fármacos Lupron, Zoladex, Trelstar y Eligard, deberían ofrecer nuevas advertencias a los pacientes sobre los riesgos de desarrollar diabetes mellitus y problemas cardíacos.
Dado que la obesidad y la diabetes mellitus se asocian con la aparición de cataratas, \»sospechamos que las cataratas serían otra consecuencia no intencional\» de la TPA, señaló Jennifer Beebe-Dimmer, del Instituto del Cáncer Karmanos en Detroit, Michigan.
Con su equipo, Beebe-Dimmer estudió a casi 66 000 pacientes con cáncer de próstata mayores de 66 años, cuyos datos fueron tomados de un registro nacional de pacientes con enfermedades oncológicas. De los participantes, casi la mitad había recibido alguna forma de TPA, principalmente farmacológica, en los primeros seis meses a partir de la detección de la enfermedad. Los expertos diagnosticaron unos 111 nuevos casos de cataratas por cada 1000 hombres estudiados cada año, según artículo publicado en la revista Annals of Epidemiology.
Tras considerar otros factores de riesgo de cataratas, los hombres tratados con fármacos eran alrededor de un 9% más propensos a desarrollar la condición ocular, comparados con los que no habían recibido TPA. El riesgo aumentó un 26% en la pequeña proporción de pacientes a los que se les habían extirpado los testículos. El efecto fue mayor en los pacientes sin antecedentes de cataratas.
El aumento del riesgo es relativamente pequeño. Pero dado que muchos hombres utilizan la TPA, el equipo estima que un 5% de los casos de cataratas en los pacientes con cáncer de próstata debería atribuirse a la terapia, indicó Beebe-Dimmer.
\»Con el uso de la TPA tan generalizado entre los pacientes con cáncer de próstata, es importante comprender bien sus consecuencias negativas\», destacó el experto. \»Se debe monitorear cuidadosamente a los pacientes bajo TPA para detectar la diabetes mellitus y, potencialmente, las cataratas\», añadió.
Las cataratas afectan a más de 20 millones de personas mayores de 40 años en Estados Unidos. La mayoría de los gastos de la cobertura federal Medicare cubren las atenciones de salud por trastornos visuales.
Nueva York, diciembre 30/2010 (Reuters Health)

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