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El Hospital de Sant Pau de Barcelona ha logrado demostrar, en una muestra de 50 pacientes operadas de cáncer de pecho seguidas durante tres años, que es posible reducir el riesgo de linfedema a solo el 3% reconstruyendo la mama y el sistema linfático en la misma intervención en la que (como paso inicial) se realiza la cirugía oncológica.
El resultado de ese abordaje preventivo es relevante, si se tiene en cuenta que el linfedema, una enfermedad causada por la acumulación anormal de líquido en los tejidos blandos por una interrupción o alteración del sistema linfático tras el vaciado ganglionar, es la secuela más condicionante, invalidante y limitante tras la cirugía mamaria y de la radioterapia. También comporta un riesgo inmunológico importante, ya que puede causar linfangitis o infecciones del brazo que muchas veces requieren ingreso hospitalario y que incluso pueden acabar generando sepsis, con el riesgo vital que eso supone para la paciente.
Los resultados los ha presentado hoy en una rueda de prensa con motivo de la celebración en el mismo centro del Barcelona Breast Meeting, el congreso europeo que reúne a los referentes mundiales en cirugía mamaria oncológica, reconstructiva y estética. Según ha explicado Jaume Masià, director del Servicio Mancomunado de Cirugía Plástica del Hospital de Sant Pau – Hospital del Mar, son, por ahora, los únicos en Europa en aplicar esa técnica, en la que empezaron a trabajar en 2012 – “al principio era frustrante y la sociedad juzga al que se sale la norma, pero el tiempo te muestra el camino”, ha manifestado el cirujano- y que ahora usan de manera sistemática (llevan en total 80 casos).
Aplicarla obliga, de entrada, a planificar muy bien la extirpación completa del tumor y la reconstrucción inmediata de la mama y del sistema linfático, para minimizar al máximo posible las secuelas. Luego se realiza todo lo proyectado, que requiere microcirugía de precisión, con ayuda de un robot quirúrgico. Se da la circunstancia de que el Sant Pau es también el primer centro del sur de Europa -y cuarto del mundo- que cuenta con el primer robot de supermicrocirugía en linfedema (llamado Symani).
Ha precisado Masià que estudiando bien la axila y el brazo para reconstruir en la misma operación también el sistema linfático es posible evitar el linfedema a 97 de cada 100 pacientes, porque se reduce el riesgo del 32% -que es el porcentaje con el abordaje convencional- a solo un 3%. Y ha recordado que la cirugía del linfedema ha mejorado pero no “al 100%, por eso hay que prevenir”.
Aprendizaje largo y tecnología avanzada
Para generalizar esta técnica se requiere “un aprendizaje largo y tecnología robótica avanzada”, ha dicho el cirujano, que cree que su uso tardará en estar extendido al menos unos 5-10 años.
Masià, que ha destacado asimismo que “Sant Pau es una escuela (es la sede de la European School of Reconstructive Microsurgery) reconocida en toda Europa y en el mundo en este ámbito y hemos creado un polo de excelencia y de docencia que es un referente indiscutible”, ha contado con el testimonio positivo de dos pacientes, Eva y Marta, sometidas a la nueva técnica, una de ellas con reconstrucción posterior (segunda intervención) tras la cirugía oncológica.
En el Sant Pau hasta el 80% de las reconstrucciones mamarias son inmediatas (misma intervención); “hoy no hay nada que justifique no hacer la reconstrucción mamaria en la misma intervención donde operamos el tumor. Son contados los casos donde está justificado dejarlo para más adelante”, en opinión de Masià.
En el congreso se está abordando cómo, con la reconstrucción de la mama, mejorar las técnicas de reinervación del pezón, para conservar la sensibilidad erógena. Para tratar de lograrlo hay que buscar, en el momento de la mastectomía, los nervios que dan inervación a la mama y conectarlos a la estructura de reconstrucción, que suele ser tejido autólogo (por ejemplo, del glúteo de la propia paciente), con capacidad de ser reinervado.
Seguimiento de las pacientes con implantes mamarios
También se está tratando un problema relacionado con los implantes mamarios: hay que hacer seguimiento de las mujeres que los llevan porque pueden desarrollar linfoma anaplásico de células grandes, que se observa sobre todo en implantes texturados, ha indicado Masià.
“Después de 60 años de uso creciente de los implantes mamarios, aparece el carcinoma epidermoide y nuevas enfermedades que antes pasaban desapercibidas pero que ahora ya no, debido a la mayor esperanza de vida y, por tanto, al mayor envejecimiento de los implantes y a los cambios histológicos que causan en el cuerpo de la mujer”, ha añadido.
Y ha defendido que no hay que alarmar –“los implantes son seguros (…), no hay que tener miedo” – pero sí concienciar a las mujeres y a los profesionales que las atienden de que hay que hacer un seguimiento constante para detectar, y tratar a tiempo, posibles problemas. Actualmente los casos de complicaciones en mujeres con implantes se registran en algunos países y en otros no; en este caso la causa suele ser que no se hace seguimiento a las mujeres que los llevan.
21 marzo 2024| Fuente: Diario Médico| Tomado de | Medicina| Cirugía Plástica Estética y Reparadora