jul
31
Investigadores del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) han confirmado que el consumo moderado de alcohol no aporta ningún beneficio a la salud y que quienes ingieren bajas cantidades de esta sustancia no tienen un menor riesgo de fallecer que los que lo hacen de manera ocasional.
Liderado por el Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII y recién publicado en la revista Addictive Behaviors, el estudio muestra, no obstante, que el riesgo de mortalidad es mayor en los abstemios y exbebedores que en los consumidores infrecuentes que toman alcohol de forma ocasional.
«En comparación con los bebedores ocasionales poco frecuentes, los bebedores de cantidades bajas tenían un riesgo de mortalidad comparable. Sin embargo, los riesgos de mortalidad son significativamente mayores entre los que nunca han bebido, los exbebedores y los consumidores habituales de más de 20 g/día de alcohol», destacan los investigadores, liderados por Iñaki Galán.
Más en concreto, los resultados del estudio arrojan que, mientras el consumo por debajo de 20 g/día «no parece aumentar el riesgo de mortalidad, ni disminuirlo», a partir de esa cantidad el riesgo crece a medida que se incrementa el consumo de alcohol.
Del mismo modo, los riesgos se incrementan también en los episodios de consumo excesivo de alcohol (HED, por sus siglas en inglés), especialmente en aquellos que hacen este tipo de consumo más frecuente.
Para llegar a esta conclusión, ha utilizado datos de casi 44 000 personas mayores de 15 años incluidas en la Encuesta Nacional de Salud de 2011 y la Encuesta Europea de Salud de 2014, que fueron posteriormente cruzados con el registro de mortalidad hasta diciembre de 2021.
Así, la nueva investigación del ISCIII echa por tierra los resultados de otros estudios que apuntan a que un consumo moderado de alcohol puede ser beneficioso para la salud, que toman como referencia personas abstemias, una categoría que «no es buena» ya que, por distintas razones, «tienen un peor estado de salud y un mayor riesgo de mortalidad».
Con ello, se «está difundiendo un mensaje de salud pública muy equivocado», advierte el investigador principal, que zanja: «No existe un umbral de seguridad que garantice la ausencia de riesgo en el consumo de alcohol, por lo que el mensaje que debe recomendarse es el de ‘alcohol, cuanto menos, mejor».
No obstante, el equipo de científicos admite la necesidad de profundizar en determinados datos, ya que el estudio cuenta con varias limitaciones, la primera, que la información se basa en datos que declaran los propios participantes, lo que puede dar lugar a una subestimación de los niveles de consumo altos y a una sobreestimación para los niveles moderados.
También carece de «potencia estadística suficiente» para hacer un análisis de subgrupos más detallados o investigar la asociación por causas específicas de mortalidad; además, el cuestionario no incluía otros patrones de consumo como el consumo de alcohol con las comidas.
No obstante, subraya como punto fuerte la representatividad de la muestra, la incorporación de los niveles de intensidad de los estilos de vida o comportamientos clave y un enfoque integral del estado de salud, con ajustes por salud percibida, limitación funcional y antecedentes de enfermedades crónicas.
30 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
feb
15
Casi 6 de cada 10 casos de cáncer de hígado (55%) están relacionados con el consumo de alcohol, incluso con la costumbre de beber de forma intermitente o eventual, de forma que los hepatólogos lo tienen claro respecto a las bebidas espirituosas: no son saludables de ninguna forma y los excesos de fin de semana son tan perjudiciales como beber a diario.
Más de un millar de expertos se reúnen esta semana en Madrid en el 49 Congreso de la Sociedad Española para el Estudio del Hígado (AEEH) para dar a conocer un estudio sobre la evolución de la etiología del cáncer de hígado a lo largo de los últimos quince años en España y que coloca al alcohol como la primera causa de enfermedad hepática.
El cáncer hepático puede alcanzar a un 29,9 % de personas sanas que beben y sube la prevalencia al 54,9 % si se consume alcohol con patologías previas, entre las que figuran el hígado graso, una afección que padece un tercio de la población española y que está causada, entre otras, por obesidad o diabetes.
Por lo tanto, el mensaje de los hepatólogos contra el alcohol es rotundo, al igual que el consenso médico que hay contra el tabaco. Pero, ¿qué consumo de alcohol semanal se podría considerar insano? Sobre ello no hay consenso, apuntan los expertos, que recomiendan beber lo menos posible y recuerdan que el alcohol, incluso de forma intermitente o eventual, siempre incrementa el riesgo de padecer algún tipo de cáncer, no solo hepático.
En una entrevista concedida a EFE, el presidente de la AEEH, Manuel Romero, ha sostenido que ‘el alcohol es un agente que produce cáncer en el hígado, cuando se consume eventualmente o en grandes cantidades’, argumenta que ‘cada día hay más evidencia para saber que no es saludable’ y destierra el mito de las dos copas de vino al día como hábito beneficioso que siempre ha preconizado la dieta mediterránea. Más del 9 % de la población bebe a diario En línea con las conclusiones que debatirán los expertos esta semana en Madrid (el III Registro de Carcinoma Hepatocelular con datos de 767 pacientes de 52 hospitales), Romero recuerda que un tercio de la población española, es decir el 30 %, padece hígado graso (asociado o no a alcohol), una patología propiciada por la obesidad, sedentarismo o abuso de alimentos ultraprocesados. Hace hincapié en que más 9 % de la población, es decir 1 de cada 10 personas según las últimas encuestas de hábitos, admite que consume alcohol diariamente, una cifra que considera que podría ser mayor.
Los datos del último registro de los hepatólogos señalan que han aumentado en diez puntos desde 2008 los casos de cáncer por hígado graso (al pasar del 1,9 a 11,8 %) en un contexto en el que han subido ‘de forma alarmante’ las personas afectadas por esta acumulación de grasa, una patología que se suele detectar sorpresivamente en pruebas rutinarias.
El cáncer de hígado, el que más años de vida resta Los hepatólogos denuncian el fracaso de las políticas públicas para combatir el consumo de alcohol en la sociedad y lamentan que no se haya logrado revertir su peso y aceptación social, aunque sea la causa principal de hepatocarcinoma.
Esto significa, en cifras desglosadas al principio, que casi 6 de cada 10 cánceres de hígado en España se deben al alcohol, concurriendo, además, dos circunstancias paradójicas para los hepatólogos: el cáncer de hígado es el que más años de vida resta a la población, pero la percepción sobre sus riesgos sigue sin modificarse en nuestro país.
Recuerdan que los jóvenes inician su consumo a edades cada vez más tempranas y con patrones asociados a un mayor riesgo (ingesta de grandes cantidades de alcohol en pocas horas).
Desmontando mitos El presidente de los hepatólogos quiere desmontar mitos extendidos entre los jóvenes sobre que el hígado es un órgano que se regenera con facilidad: ‘Es una leyenda urbana’, zanja Romero. Explica que el hígado, tras una intervención quirúrgica, puede volver crecer en volumen a las seis semanas, pero la cirrosis y otras afecciones provocadas por el alcohol derivan en una pérdida de células funcionantes y en que el órgano se vuelva fibrótico con el tiempo y pierda, por tanto, toda capacidad regenerativa.
‘El hígado tiene un punto de no retorno’, avisa este experto, pero aclara que la cirrosis y otras afecciones como el hígado graso pueden revertirse hasta cierto grado porque es ‘un órgano agradecido’. Los hepatólogos, sin dudarlo, recomiendan la dieta mediterránea (pero sin alcohol) como hábito contra las enfermedades metabólicas, junto con la práctica habitual de ejercicio físico o, en su defecto, caminar más de 40 mil pasos. Esto último, apunta Romero, ha demostrado beneficios sobre el hígado.
14 de febrero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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8
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó hoy nuevos datos que muestran la baja tasa mundial de impuestos aplicados a productos poco saludables como el alcohol y las bebidas azucaradas. Los resultados ponen de relieve que la mayoría de los países no están utilizando los impuestos para incentivar comportamientos más saludables. Para ayudar a los países, la OMS publicó también un manual técnico sobre política y administración de impuestos sobre el alcohol.
Cada año mueren en el mundo 2,6 millones de personas a causa del consumo de alcohol y más de 8 millones a causa de una dieta malsana; la aplicación de impuestos sobre el alcohol y las bebidas azucaradas reducirá estas muertes.
La mitad de los países que aplican impuestos a las bebidas azucaradas también gravan el agua, algo que no recomienda la OMS. Aunque 108 países gravan algún tipo de bebida azucarada, a nivel mundial, por término medio, el impuesto especial, un impuesto designado para un producto de consumo específico, representa sólo el 6,6 % del precio de dichas bebidas.
Al menos 148 países han aplicado impuestos especiales a las bebidas alcohólicas a nivel nacional. Sin embargo, el vino está exento de impuestos especiales en al menos 22 países, la mayoría de ellos de la región europea. A escala mundial, la proporción de los impuestos especiales en el precio de la marca de cerveza más vendida es, en promedio, del 17,2 %. Para la marca más vendida del tipo de bebidas espirituosas más vendido, es del 26,5 %.
Un estudio de 2017 muestra que los impuestos que aumentan los precios del alcohol en un 50% ayudarían a evitar más de 21 millones de muertes en 50 años y generarían casi 17 billones de dólares en ingresos adicionales. Esto equivale a los ingresos públicos totales de las ocho economías más grandes del mundo.
Un estudio de 2017 muestra que los impuestos que aumentan los precios del alcohol en un 50 % ayudarían a evitar más de 21 millones de muertes en 50 años y generarían casi 17 billones de dólares en ingresos adicionales. Esto equivale a los ingresos públicos totales de ocho de las economías más grandes del mundo en un año.
«Gravar los productos poco saludables genera poblaciones más sanas. Tiene un efecto dominó positivo en toda la sociedad: menos enfermedades y debilitamiento, e ingresos para que los gobiernos presten servicios públicos. En el caso del alcohol, los impuestos también ayudan a prevenir la violencia y las lesiones por accidentes de tráfico», afirmó el Dr. Rűdiger Krech, Director de Promoción de la Salud de la Organización Mundial de la Salud.
Países como Lituania, que aumentaron el impuesto sobre el alcohol en 2017 para reducir el consumo, han disminuido las muertes por enfermedades relacionadas con el alcohol. Lituania aumentó los ingresos por impuestos sobre el alcohol de 234 millones de euros en 2016 a 323 millones de euros en 2018 y vio cómo las muertes relacionadas con el alcohol disminuyeron de 23,4 por cada 100 000 personas en 2016 a 18,1 por cada 100 000 personas en 2018.
Las investigaciones demuestran que gravar el alcohol y las bebidas sin alcohol ayuda a reducir el consumo de estos productos y da a las empresas una razón para fabricar productos más saludables. Al mismo tiempo, los impuestos sobre estos productos ayudan a prevenir lesiones y enfermedades no transmisibles como el cáncer, la diabetes y las cardiopatías.
Una reciente encuesta de Gallup, realizada en colaboración con la OMS y Bloomberg Philanthropies, reveló que la mayoría de las personas encuestadas en todos los países apoyaban el aumento de los impuestos sobre productos poco saludables como el alcohol y las bebidas azucaradas.
La OMS recomienda que el impuesto especial se aplique a todas las bebidas azucaradas y alcohólicas.
La publicación del manual sobre el impuesto sobre el alcohol sigue a una serie de manuales ya existentes sobre el tabaco y las bebidas azucaradas.
8 diciembre 2023| Fuente: Organización Panamericana de la Salud | Tomado de |Noticias
nov
17
La Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) ha alertado de que la cirrosis hepática y la hepatitis asociadas al alcohol -tradicionalmente enfermedades masculinas- están aumentando de ‘forma alarmante en mujeres’ y serán una epidemia en la próxima década.
En un comunicado con motivo de la conmemoración este miércoles del Día Mundial sin Alcohol, los expertos aseguran que se trata de una tendencia que se inició en el mundo anglosajón, que comienza a manifestarse ya en los países mediterráneos y a la que hay que poner freno con sensibilización y prevención.
Según los hepatólogos, se debe al cambio en el patrón de consumo -cada vez más jóvenes y más mujeres-, similar al del tabaquismo, y a los ‘atracones’ de los fines de semana.
El consumo de alcohol debe ser ocasional y moderado, asegura Ramón Bataller, jefe de Hepatología del Clínica de Barcelona, al advertir de que tanto la ingesta diaria como el patrón de bebida tipo ‘atracón’ puede tener efectos perjudiciales no solo para el hígado sino para otros órganos, con un mayor riesgo para mujeres y jóvenes.
El experto subraya que cuanto antes se empieza a beber, más posibilidades hay de generar adicción y acabar en cirrosis, aunque precisa que el alcohol no afecta a todas las personas por igual y hay factores como la predisposición genética o la obesidad que aumentan su efecto nocivo. Por su parte, el presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), Manuel Romero Gómez, insiste en desmentir la falsa creencia extendida entre la juventud de que ‘los fines de semana, me pongo hasta arriba, pero entre semana no pruebo ni gota, así que no pasa nada’. ‘No hay consumo seguro de alcohol’, destacan los hepatólogos, y advierten de que ‘por cada niño que bebe alcohol hay un adulto que lo ha hecho posible’.
17 noviembre 2023 (EFE) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
nov
8
La Organización Mundial instauró el 15 de noviembre como el Día Mundial sin Alcohol, con la finalidad es concientizar a las personas sobre los efectos negativos que ocasiona el alcohol, de manera particular en poblaciones que usualmente tienen más riesgo, como los adolescentes; igualmente se intenta fomentar las actividades que puedan proteger a estas poblaciones de desarrollar problemas relacionados con el consumo de alcohol.
Es importante identificar que existe una diferencia clara entre situaciones directamente relacionadas con el alcohol (intoxicación o abstinencia) y aquellas que pudieran de alguna manera indirecta estar relacionadas con el alcohol (efectos sobre otras condiciones y afecciones médicas).
Por tanto, en el proceso de evaluación de nuestros pacientes, cuando llega una persona a solicitar apoyo relacionado con el consumo de alcohol, es relevante identificar la demanda terapéutica. Es muy probable que identifiquemos que muchos pacientes que acuden por primera vez (la mayoría de las personas, en realidad) tienen una queja o una demanda terapéutica no relacionada con alcoholismo.
Antes que nada, el primer paso consiste en tener presente que el alcoholismo es frecuente en todas las poblaciones y en todas las edades. Es una situación que debemos tener clara para poder pensar que el alcohol puede ser una de las causas de los síntomas de la enfermedad mental.
Cuando una persona llega con una de las quejas que mencionamos, el primer paso es identificar si la queja de la persona de alguna manera está relacionada con algún otro factor, como enfermedades o consumo de sustancias y no considerar el cierre prematuro a la psicopatología como primaria.
8 noviembre 2023|Fuente: Medscape
ago
14
Las personas que tienen síntomas de insomnio, como problemas para conciliar el sueño, para permanecer dormidas y para despertarse demasiado pronto, pueden tener más probabilidades de sufrir un derrame cerebral.
Las personas que tienen síntomas de insomnio, como problemas para conciliar el sueño, para permanecer dormidas y para despertarse demasiado pronto, pueden tener más probabilidades de sufrir un derrame cerebral, según un estudio publicado en la edición online de ´Neurology´, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Además, los investigadores descubrieron que el riesgo era mucho mayor en personas menores de 50 años, si bien precisan que el estudio no prueba que los síntomas del insomnio causen un ictus, sino que sólo muestra una asociación.
«Existen muchas terapias que pueden ayudar a las personas a mejorar la calidad de su sueño, por lo que determinar qué problemas del sueño conducen a un mayor riesgo de ictus podría permitir tratamientos más tempranos o terapias conductuales para las personas que tienen problemas para dormir y posiblemente reducir su riesgo de ictus más adelante en la vida», apunta el autor del estudio Wendemi Sawadogo, de la Virginia Commonwealth University en Richmond y miembro de la Academia Americana de Neurología.
En el estudio participaron 31 126 personas con una edad media de 61 años. Los participantes no tenían antecedentes de ictus al inicio del estudio.
A los participantes se les hicieron cuatro preguntas sobre la frecuencia con la que tenían problemas para conciliar el sueño, problemas para despertarse durante la noche, problemas para despertarse demasiado pronto y no poder volver a dormirse, y la frecuencia con la que se sentían descansados por la mañana. Las opciones de respuesta incluían «la mayoría de las veces», «a veces» o «rara vez o nunca». Las puntuaciones iban de cero a ocho, y un número más alto significaba síntomas más graves.
A continuación, se realizó un seguimiento de las personas durante una media de nueve años. Durante ese tiempo, se produjeron 2 101 casos de ictus.
Tras ajustar otros factores que podrían afectar al riesgo de ictus, como el consumo de alcohol, el tabaquismo y el nivel de actividad física, los investigadores descubrieron que las personas con uno a cuatro síntomas tenían un 16% más de riesgo de ictus que las personas asintomáticas.
De las 19 149 personas con uno a cuatro síntomas, 1 300 sufrieron un ictus. De las 6 282 personas asintomáticas, 365 sufrieron un ictus. Las personas con cinco a ocho síntomas de insomnio tenían un riesgo un 51 % mayor. De las 5 695 personas con cinco a ocho síntomas, 436 sufrieron un ictus.
La relación entre los síntomas de insomnio y el ictus fue mayor en los participantes menores de 50 años: los que presentaban de cinco a ocho síntomas tenían casi cuatro veces más riesgo de ictus que las personas asintomáticas.
De las 458 personas menores de 50 años con entre cinco y ocho síntomas, 27 sufrieron un ictus. Las personas de 50 años o más con el mismo número de síntomas tenían un riesgo de ictus un 38 % mayor que las personas asintomáticas. De las 654 personas de 50 años o más con cinco a ocho síntomas, 33 sufrieron un ictus.
«Esta diferencia de riesgo entre estos dos grupos de edad puede explicarse por la mayor incidencia de ictus a una edad más avanzada –añade Sawadogo–. La lista de factores de riesgo de ictus, como la hipertensión y la diabetes, puede aumentar con la edad, por lo que los síntomas de insomnio son uno de los muchos factores posibles».
Según indica, «esta sorprendente diferencia sugiere que tratar los síntomas del insomnio a una edad más temprana puede ser una estrategia eficaz para prevenir el ictus. Futuras investigaciones deberían explorar la reducción del riesgo de ictus mediante el tratamiento de los problemas de sueño», sugiere.
Esta asociación aumentó aún más en el caso de las personas con diabetes, hipertensión, cardiopatías y depresión, concluyen los investigadores.
Referencia: Association Between Insomnia Symptoms and Trajectory With the Risk of Stroke in the Health and Retirement Study. Wendemi Sawadogo, Tilahun Adera, Maha Alattar, Robert Perera, James B. Burch. Neurology Aug 2023, 101 (5) e475-e488; DOI: 10.1212/WNL.0000000000207449
https://n.neurology.org/content/101/5/e475
Fuente: IMMedico