acoso1En el contexto quirúrgico británico, la conducta sexual inapropiada representa un problema grave dentro del Servicio Nacional de Salud (National Health Service – NHS) y del personal relacionado al área, con derivaciones que afectan la seguridad de los pacientes.

El artículo que publica la revista British Journal of Surgery reúne cantidad de información demostrativa de la conducta sexual inapropiada que ejerce buena parte del plantel quirúrgico del Reino Unido.

La encuesta anónima, éticamente aprobada, examinó en particular durante los últimos cinco años la conducta sexual que desarrollan los “compañeros de trabajo” (no pacientes), tal como denominan a sus colegas las nueve mujeres y el hombre, respectivamente profesionales de la salud autoras y autor del estudio.

Esta evidencia sobre el comportamiento delictivo de los abusadores puede ser particularmente procesable para las organizaciones responsables. El Grupo de Trabajo sobre Conducta Sexual Inapropiada en Cirugía (Working Party on Sexual Misconduct in Surgery – WPSMS) ideó este estudio y obtuvo el apoyo de múltiples sectores interesados con poder para conseguir que las condiciones laborales sean más seguras, tanto para el personal como para los pacientes.

Los actos ilegales y criminales comunicados por el estudio también proporcionaron evidencia sólida respecto a que las mujeres y hombres que se desempeñan en el ambiente quirúrgico viven realidades diferentes. La prueba de ello se manifiesta cuando al estar con colegas, las mujeres son testigos y víctimas de conducta sexual inapropiada en mayor proporción que los hombres.

Los resultados de la encuesta indican además la desconfianza generalizada en la idoneidad de los principales organismos reguladores y organizaciones responsables que deberían manejar estas cuestiones, situación que refleja un problema grave dentro del NHS y del personal quirúrgico en general, con implicancias que se extienden a la seguridad del paciente.

Datos recabados

De los 1704 participantes encuestados, 1434 proporcionaron datos suficientes para incluir en los análisis primarios no ponderados.

Las dos subespecialidades quirúrgicas con mayor cantidad de personal también fueron las más representadas en la muestra: traumatología y cirugía ortopédica (31,8 %) y cirugía general (18,5 %); de igual manera, en cuanto a presencia, las dos categorías preponderantes de la cirugía: médicos especialistas (63,1 por ciento) y especialistas en formación (20,2 %).

Los análisis ponderados incluyeron a los 756 participantes del personal quirúrgico del NHS de Inglaterra.

La evaluación de la numerosa muestra concluyó que el 29,9 % de las mujeres declararon haber sido agredidas sexualmente por un colega en los últimos cinco años, en contraste con el 6,9 % de los hombres.

Además, el 63,3 % de las participantes afirmaron haber sufrido acoso sexual por parte de compañeros, al igual que el 23,7 % de los hombres.

El artículo señala que estos resultados subrayan las diferencias notables en las experiencias de mujeres y hombres en el ámbito quirúrgico, espacio en el que las mujeres, con mayor frecuencia, son víctimas y testigos de conductas sexuales conflictivas.

La investigación del NHS inglés también pone de manifiesto que cerca del 90 % de las mujeres y el 81 % de los hombres fueron testigos de acoso sexual entre colegas durante el período analizado de cinco años. Además, el 11 % de las mujeres declaró haber sufrido contactos físicos forzados que relacionaron con ofertas laborales.

Los participantes en la encuesta también denunciaron casos de violaciones por parte de colegas en otros contextos de trabajo, como espacios de enseñanza, conferencias y eventos fuera del horario laboral.

El estudio advierte que la conducta sexual delictiva  es frecuente en el ámbito quirúrgico, atribuyéndola a una falta de control que imputa a la oscura estructura jerárquica británica y a los desequilibrios de género y poder que imperan en el ejercicio local de la profesión.

La doctora Tamzin Cuming, presidenta del Foro de Mujeres Cirujanas del Colegio Real de Cirujanos (Women In Surgery Forum at The Royal College) de Inglaterra, afirmó que la instancia histórica representa un momento MeToo (“Yo también”) para la cirugía y llamó a iniciar un esfuerzo genuino para lograr un cambio profundo en la cultura de la atención sanitaria.

El movimiento Metoo surgió en octubre de 2017 para denunciar los casos de acoso sexual vinculados al abuso de poder que se cometen en el mundo del cine, los deportes y otros campos profesionales [Aclaración de aSNC].

La encuesta fue encargada por el Grupo de Trabajo sobre Conducta Sexual Impropia en Cirugía (The Working Party on Sexual Misconduct in Surgery – WPSMS), integrante del grupo de cirujanos, clínicos e investigadores del NHS, cuya actividad se focaliza en el tema con el fin de lograr un cambio cultural y organizativo.

Referencia

Begeny Ch, Arshad H, Cuming T, Dhariwal DK, Fisher RA, Franklin M, et al. Sexual harassment, sexual assault and rape by colleagues in the surgical workforce, and how women and men are living different realities: observational study using NHS population-derived weights. British Journal of Surgery. 2023; znad242, https://doi.org/10.1093/bjs/znad242

 

22/09/2023

Fuente: SIIC Salud       Tomado de  Noticias Biomédicas       Copyright siicsalud© 1997-2023    

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Recuperar todos los sentidos es uno de los grandes anhelos de las personas que pierden extremidad. Un hecho que se agudiza más en el caso de las manos. Sentir más allá del simple toque, lograr esa transmisión de sensaciones del roce de una mano con otra: un tacto biónico. «Es como tener una conexión con alguien. A mí me gustaría sentir las manos de mis dos hijos cuando voy por la calle con ellos, cogiéndoles de la mano. Eso sería bonito».

Roberto Renda es una amputado de Roma (Italia). Hace poco participó en un estudio para probar los efectos de la retroalimentación de temperatura directamente en la piel de su brazo residual. Él es uno de los 17 pacientes que han sentido cómo su mano fantasma experimentaba los cambios de temperatura gracias a la nueva tecnología de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL).

«Lo que realmente me impresionó fue cuando Francesco [primer autor del trabajo] se colocó el sensor dactilar en el brazo en lugar de los materiales. Podía sentir la temperatura de su brazo. Era la primera vez en 20 años que podía sentir el calor de otra persona con mi mano fantasma. Sentía como si alguien estuviera tocando la mano que me faltaba», explica Roberto.

La revista Science publica los resultados del trabajo de Francesco Iberite, Jonathan Muheim, Silvestro Micera y Solaiman Shokur que se han afanado en incorporar nuevos estímulos sensoriales a las prótesis para proporcionar un tacto más realista a los amputados, y cuyo último estudio se centra en la temperatura. Llevan trabajando desde 2014 en diferentes características que van sumando a las prestaciones de las prótesis. «Fue sorprendente ver la reacción de los participantes cuando nos colocamos el sensor en la piel durante los experimentos: para ellos la sensación de calor era vívida, real, y cuando se dieron cuenta de que lo que sentían era contacto con otra persona, la emoción se veía en sus ojos», subraya Iberite.

¿Cómo funciona la prótesis?

Si se coloca algo caliente o frío en el antebrazo de una persona intacta, ésta sentirá la temperatura del objeto localmente, directamente en su antebrazo. Pero en los amputados, esa sensación de temperatura en el brazo residual puede percibirse en la mano fantasma que les falta. Sobre esto, Shokur, neuroingeniero científico senior de la EPFL que codirigió el estudio, apunta que «resulta importante que las sensaciones térmicas fantasma son percibidas por el paciente como similares a las experimentadas por su mano intacta».

Al proporcionar información sobre la temperatura de forma no invasiva, mediante electrodos térmicos (también conocidos como termodos) colocados sobre la piel del brazo residual, los amputados afirman sentir la temperatura en su miembro fantasma. Pueden experimentar si un objeto está frío o caliente y distinguir si tocan cobre, plástico o vidrio. Esta investigación es el resultado de una colaboración entre la EPFL, la Escuela de Estudios Avanzados Sant’Anna (SSSA) y el Centro Protesi Inail. La tecnología se probó con éxito en 17 de 27 pacientes.

«Cuando toco el muñón con la mano, siento un hormigueo en la mano que me falta, la mano fantasma. Pero sentir la variación de temperatura es otra cosa, algo importante… algo hermoso», apunta Francesca Rossi, paciente. La proyección de las sensaciones térmicas en el miembro fantasma ha llevado al desarrollo de una nueva tecnología biónica que dota a las prótesis de una retroalimentación térmica no invasiva que permite a los amputados discernir lo que están tocando.

Micera, de la Cátedra Fundación Bertarelli de Neuroingeniería Traslacional de la EPFL y profesor de la SSSA, recalca que «la retroalimentación de la temperatura es esencial para transmitir información que va más allá del tacto, conduce sentimientos de afecto. Somos seres sociales y el calor es una parte importante de ello».

¿Cómo es el actual prototipo: MiniTouch?

Para el estudio, Shokur y Micera desarrollaron el MiniTouch, un dispositivo que proporciona retroalimentación térmica y construido específicamente para su integración en dispositivos wearables como las prótesis. Ésta consiste en un sensor delgado y ponible que puede colocarse sobre el dedo protésico de una persona amputada. El sensor detecta información térmica sobre el objeto que se toca y, más concretamente, su conductividad térmica. Si el objeto es metálico, naturalmente conducirá más calor o frío que, por ejemplo, uno de plástico. Un termodo, que está en contacto con la piel del brazo residual del amputado, se calienta o enfría, transmitiendo al sensor dactilar el perfil de temperatura del objeto que se está tocando.

«Cuando presentamos la posibilidad de recuperar la sensación de temperatura en el miembro fantasma o de sentir el contacto con distintos materiales, obtuvimos muchas reacciones positivas. Y al final conseguimos reclutar a más de 25 voluntarios en menos de dos años», explica Federico Morosato, responsable de organizar el aspecto clínico de los ensayos en el Centro Protesi Inail.

Los científicos descubrieron que pequeñas zonas de piel del brazo residual se proyectan a partes específicas de la mano fantasma, como el pulgar o la punta del dedo índice. Como era de esperar, descubrieron que el mapeo de las sensaciones de temperatura entre el brazo residual y la totalidad de la mano fantasma proyectada es único para cada paciente.

«Nos centramos en las sensaciones térmicas porque creemos que es una de las claves para que la experiencia más realista: cada objeto que tocamos tiene una temperatura; si no la sentimos nos falta algo. Un aspecto muy interesante de nuestra técnica es su intuitividad: en poco en poco tiempo, incluso alguien totalmente novato en este tipo de estimulación eficazmente. Durante el experimento, los sujetos empezaron no sólo a distinguir objetos fríos y calientes, sino también a reconocer distintos materiales aprovechando sus diferencias de temperatura, lo que demuestra el potencial de este resultado», remacha Iberite.

Mayo 20/2023 (Diario Médico) – Tomado de Cirugía Ortopédica y Traumatología – Electrodos térmicos Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.

 

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