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Haber establecido que la concentración de la proteína lanosterol sintasa se incrementa con la formación de cataratas en cristalinos humanos, en vez de disminuir, ofrece un nuevo enfoque para buscar tratamientos alternativos que eviten la intervención.
Este hallazgo forma parte del trabajo de la doctora Laura Paola Reyes Vivas, especialista en Oftalmología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien adelantó uno de los primeros estudios sobre el tema en tejido humano, con base en 25 cristalinos extraídos en cirugías de catarata.
El objetivo de la investigadora con estos tejidos era analizar qué sucedía con la presencia o no de dos proteínas de interés: lanosterol sintasa y alfa cristalina A, cuando un paciente sufre de cataratas.
La primera es la enzima encargada de producir lanosterol, una molécula intermedia en la vía de síntesis del colesterol que podría tener algún impacto en el manejo médico de las cataratas, según se ha demostrado en estudios recientes.
Entre tanto, la alfa cristalina A es una de las proteínas estructurales que está en mayor cantidad en los cristalinos, se acumula a lo largo del tiempo y será una de las responsables de la transparencia de este tejido en el ojo.
La doctora Reyes explica que “queríamos ver, específicamente, lo relacionado con la lanosterol sintasa. Algunos estudios han demostrado que, por ejemplo, familias con catarata congénita tienen alteraciones en esa enzima, además de otras investigaciones en cristalinos de ratas y en perros con catarata en los que al aplicarles directamente el producto de la enzima (lanosterol) se notó una mejoría porque aparentemente previene y revierte la formación de agregados de proteínas, que son, en parte, los que producen la opacidad”.
“La enzima lanosterol sintasa está sobre expresada. A mayor opacidad de los cristalinos fue mayor la concentración; creemos que esto se debe a una respuesta de las células del cristalino que ante el estrés oxidativo al que están sometidas se empieza a producir más enzima intentando aumentar su maquinaria para producir más lanosterol”, comenta la investigadora.
Otro hallazgo importante fue que, a pesar de encontrarse aumentada, la lanosterol sintasa parece no ser funcional, porque las opacidades del cristalino del ojo se siguen formando y el producto de la enzima, que es el lanosterol, aparentemente sigue siendo insuficiente.
La técnica Western Blot
Los resultados obtenidos por la doctora Reyes se lograron a partir de estudios de inmunofluorescencia, valoración de los tejidos y los cortes de los cristalinos por microscopia con focal y verificación de los datos con la técnica analítica Western Blot, usada en biología celular y molecular para identificar proteínas específicas en una mezcla compleja de proteínas, como la de extractos celulares o de tejidos como los usados en la investigación.
“Eso nos abrió la puerta a otras hipótesis de qué puede estar pasando y si hay otros puntos dentro de la vía de síntesis del colesterol afectados y que se puedan estudiar a futuro”, manifiesta la investigadora, y añade que para mantener su transparencia, el cristalino trabaja como una fábrica con muchos departamentos, de los cuales solo estudió aquel donde está el colesterol.
“A futuro, la idea es estudiar otras enzimas que estén en la vía del colesterol, pero que quizás estén anteriores a la lanosterol sintasa y ver específicamente en qué parte de todo ese proceso se está alterando la producción de lanosterol”, menciona la doctora Reyes sobre los nuevos frentes de investigación.
Cataratas curables
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 253 millones de personas en el mundo tienen discapacidad visual; de esta cifra, el 81 % son mayores de 50 años y el 80 % corresponde a casos evitables o curables.
Los errores refractivos no corregidos y los diferentes tipos de catarata encabezan las causas principales de discapacidad visual, en especial en los países de ingresos medios y bajos. Específicamente, las cataratas no operadas son la primera causa de ceguera reversible y constituyen un 25 % de los casos de discapacidad moderada a grave y el 35 % de los casos de ceguera, según datos de 2017.
En países desarrollados, la cirugía de catarata, único manejo disponible para la enfermedad, representa un gasto cada vez más creciente para el sistema de salud, dado el aumento en la expectativa de vida de sus poblaciones, mientras que en los países en vías de desarrollo y, peor aún, en los más pobres, se constituye en un problema de salud pública de difícil resolución por el difícil acceso a servicios de salud y a personal especializado, lo que ha motivado investigaciones que buscan tratamientos terapéuticos como el de la doctora Reyes.