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Científicos estadounidenses han desarrollado un método revolucionario que permite vacunar sin jeringas o agujas y sin necesidad de personal médico especializado.
Se trata de un parche que se coloca en la piel y que transformará la batalla contra futuras pandemias inoculando a los pacientes con vacunas que podrán enviarse por correo y que podrán administrarse en el hogar sin necesidad de ayuda médica.
En el mundo en desarrollo, la utilización de esos parches podría eliminar la necesidad de la costosa infraestructura de las campañas masivas de vacunación y su almacenamiento, además del peligro que supone la utilización de jeringas sucias.
El parche contiene alrededor de un centenar de agujas microscópicas hechas de plástico biodegradable que penetran ligeramente y de forma indolora en la superficie de la piel y se disuelven sin dejar huella.
Las pruebas efectuadas indican que el parche tan eficaz, como las vacunas convencionales en las que se utilizan jeringas y agujas.
Los experimentos llevados a cabo con ratones de laboratorio revelan que los parches funcionan mejor que las vacunas inyectables al prevenir las infecciones gripales ya que la vacuna penetra en el cuerpo por la superficie de la piel, que desempeña un papel importante en el sistema inmunológico.
El profesor Mark Prausnitz, del George Institute of Technology, de Atlanta (Estados Unidos), que dirigió al equipo de investigadores, dijo que ese parche puede revolucionar la forma de administrar las vacunas por lo sencillo y seguro que es.
\»El parche con las microagujas que se autodisuelven puede facilitar los programas de inmunización al eliminar la necesidad de personal especializado y permitir la autovacunación\», explicó.
\»En nuestro estudio hemos demostrado que el parche con las microagujas que se disuelven puede vacunar contra la gripe tan bien o tal vez incluso mejor que las agujas hipodérmicas tradicionales\», agregó el científico.
Los ratones inmunizados con los parches evitaron la infección con el virus de la gripe un mes después de la vacunación lo mismo que otro grupo en los que utilizaron agujas hipodérmicas.
Sin embargo, los primeros resistieron una segunda infección tres meses después mejor que los del segundo, lo que los científicos atribuyen al hecho de que la inoculación se produjo por vía cutánea en lugar de mediante una inyección tradicional en el músculo.
Según los expertos, otra ventaja de la vacuna es que se presenta como una formulación seca (congelada), lo que refuerza su estabilidad durante la distribución y el almacenamiento.
Las microagujas tienen una longitud de 650 micrones -seis veces el grosor de un pelo humano- y son lo suficientemente cortas como para no estimular los receptores del dolor en la piel aunque tienen la longitud suficiente como para superar la capa protectora de la epidermis.
Serán, sin embargo, nuevas pruebas con animales antes de que se ensaye la vacuna en voluntarios humanos aunque el polímero plástico con que se fabrican las microagujas se emplea ya en medicina sin efectos secundarios en el paciente.
Londres, julio 19 (EFE)