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Una nueva vacuna contra la meningitis ayudará a prevenir las epidemias en África por primera vez, lo que revoluciona la forma en la que los médicos luchan contra los brotes de la enfermedad, dijeron autoridades de salud.
La meningitis, una infección potencialmente mortal de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, afecta a más de 20 países del África subsahariana, de Senegal a Etiopía. El año pasado, hubo aproximadamente 80 000 casos, de los cuales más de 4000 fueron mortales.
Aunque los países ricos han usado vacunas contra la enfermedad desde hace años, las que están disponibles en el mundo en vías de desarrollo no se pueden utilizar para prevenir brotes porque no duran mucho tiempo. Tampoco pueden administrarse en niños menores de dos años, quienes son más vulnerables a la afección. Hasta ahora, las autoridades de salud sólo han inmunizado a personas en situación de emergencia una vez que comienza un brote.
La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó una nueva vacuna que podría detener los brotes, incluso antes de que comiencen. “Esto es bastante cercano a una revolución en lo que se refiere a controlar la meningitis”, precisó Daniel Berman, director adjunto de la campaña “Acceso a las medicinas esenciales de la organización Médicos Sin Fronteras”. “Con esta nueva vacuna, podremos hacer planes y prevenir brotes”, agregó Berman a The Associated Press.
Este es resultado de una colaboración que comenzó en 2001 entre la OMS, el Instituto del Suero de la India, y PATH, una organización internacional sin fines de lucro patrocinada por la Fundación Bill y Melinda Gates.
La vacuna tiene como objetivo la meningitis tipo A, que causa más de 90% de los brotes en África. La semana pasada, la OMS verificó que cumpliera con sus requisitos de control de calidad, por lo que otros organismos como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) pueden comprarla para diferentes países. Su costo aproximadamente es de 40 centavos de dólar por inyección.
La meningitis es muy contagiosa y se propaga a través de estornudos, tos o por vivir en condiciones de hacinamiento.
Sus síntomas incluyen rigidez en el cuello, fiebre alta, dolores de cabeza y vómitos. Incluso cuando la enfermedad se detecta con anticipación y se empieza el tratamiento, hasta un 10% de los pacientes mueren dentro de dos días. Alrededor del 20% de los sobrevivientes tienen problemas a largo plazo como daño cerebral y pérdida auditiva.
Londres, julio 2/2010 (AP)