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Un tratamiento agresivo con fármacos para disminuir los niveles de azúcar en sangre, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia en pacientes diabéticos no ayuda a prevenir la enfermedad cardíaca, pero puede evitar dolencias oculares, renales y del sistema nervioso, indicó un equipo estadounidense.
El estudio -de cinco años- apoyado por el Gobierno, fue interrumpido momentáneamente en febrero del 2008 porque se registró un 20% más de muertes en diabéticos con problemas cardíacos que recibieron el tratamiento intensivo, en comparación con los que hicieron uno más conservador. Los pacientes que siguieron la terapia “más dura” fueron transferidos a un grupo más leve y el ensayo continuó.
Los últimos resultados de largo plazo mostraron que usar más fármacos y agregar un medicamento de la familia de los fibratos como el TriCor, de Abbott Laboratories, a las estatinas para la hipercolesterolemia, no ayuda a prevenir los problemas cardíacos, pero sí ayudó en la prevención de retinopatía diabética, principal causa de ceguera en personas en edad productiva, de acuerdo al estudio con 10 251 pacientes adultos con diabetes mellitus.
Dado que bajar demasiado los niveles de azúcar en sangre puede aumentar el riesgo de morir por problemas cardíacos o provocar episodios graves de hipoglicemia, los médicos tienen que tratar a cada paciente de forma individual, destacaron los expertos. \»Estos resultados subrayan la importancia de un cuidado centrado en el paciente que enfatice las elecciones del tratamiento individual decididas junto a un médico\», precisó Denise Simons-Morton, del Instituto de Corazón, Pulmón y Sangre de los Institutos Nacionales de Salud.
Los investigadores del estudio ACCORD, intentaron probar lo que la mayoría de los expertos suponían: que reducir el azúcar en sangre de un diabético a niveles casi normales evitaría complicaciones cardíacas graves, importante causa de muerte en personas con diabetes mellitus tipo 2. Los médicos usaron varias combinaciones de fármacos para controlar la hipertensión arterial, disminuir la hipercolesterolemia y disminuir el azúcar en sangre a un nivel más debajo del parámetro actual.
Los pacientes no registraron diferencias en el riesgo de enfermedad cardíaca. Pero en los del grupo intensivo se detectó menos proteína en la orina –indicador de enfermedad renal- y una mejor visión y función nerviosa que en los que recibieron el tratamiento habitual. \»Menos proteína en la orina es una muy buena señal\», destacó Faramarz Ismail-Beigi, de la Case Western Reserve University, cuyos resultados fueron publicados en la revista The Lancet.
Un “subestudio\» con 3000 pacientes dentro de ACCORD, dirigido por la doctora Emily Chew y publicado online en la New England Journal of Medicine (NEJM), analizó específicamente el efecto de los tratamientos intensivos utilizados para la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y la diabetes mellitus en las lesiones oculares.
La experta halló que la retinopatía diabética se desarrollaba más lentamente en las personas que recibían un enfoque agresivo para disminuir la glucosa en sangre y en las que tomaban tanto fibrato como estatinas, en comparación con los de la terapia estándar.
El ensayo es el primero en demostrar que agregar un fibrato al tratamiento con estatinas puede interrumpir el progreso de la enfermedad ocular en personas diabéticas, concluyó el equipo.
Chicago, julio 1/2010 (Reuters)