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Cada año, en el mundo se producen unas cinco millones de muertes por enfermedades relacionadas con el tabaquismo, de las cuales 1,5 millones son de mujeres.Aun cuando la mayoría de los consumidores de cigarros son hombres (ellas representan solo el 20% del total de fumadores), hay indicios de que la adicción aumenta notablemente en el sector femenino y entre los jóvenes en algunos países y regiones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó en un informe recientemente divulgado, que en los últimos años se ha visto un incremento en el número de muchachas que adquieren ese mal hábito.
Ellas representan un blanco importante para la industria tabacalera, grupo etario ideal para captar nuevos consumidores, asegura el organismo sanitario internacional, que aboga por prohibir todo tipo de publicidad, promoción o patrocinio del tabaco.
\»Sabemos que la publicidad del tabaco se centra cada vez más en las chicas\», destacó Ala Alwan, subdirector general para enfermedades no transmisibles y salud mental de la OMS.
La industria tabacalera insiste en promover sus productos mortíferos asociando el consumo de tabaco con la belleza y la liberación, resaltó.
Se sabe que en los últimos tiempos los consorcios invierten cusantiosos recursos para ganar adeptos al tabaco en países de bajos y medianos ingreso.
Sin embargo, la realidad es que son muchas las razones para dejar de fumar.
Investigaciones destacan que en ambos sexos el cigarro desencadena el 75% de las bronquitis crónicas y el 80% de los casos de enfisema pulmonar.
Para las mujeres constituye, además, una de las principales causas de afecciones coronarias, accidentes cerebrovasculares y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Puede reducir la fertilidad, causar desórdenes menstruales, adelanta la menopausia y favorece la osteoporosis.
La belleza femenina también se resiente. Pueden aparecer daños en la piel por la exposición al humo del tabaco, con la consecuente destrucción de las fibras elásticas y la aparición prematura de arrugas, más visibles en el rostro.
En la boca se afectan encías, mucosas y dientes, lo que se manifiesta al principio como halitosis.
Por su parte, las embarazadas tienen un mayor riesgo de placenta previa y rotura prematura de membranas, lo que acarrea otras consecuencias como hemorragia, parto pretérmino y cesárea de emergencia.
Es más probable el aborto espontáneo y parto de feto muerto, afirman especialistas.
Entretanto, los niños de madres que fuman durante y después de la gestación son más propensos a sufrir el síndrome de muerte súbita, la causa de fallecimiento más importante en menores de un año.
Varios estudios médicos han constatado que los menores convivientes en hogares de fumadoras se enferman con mayor frecuencia, contraen bronquitis y neumonía, tosen más, tienen respiración sibilante en superior grado, y padecen asma bronquial e infecciones de los oídos con mayor frecuencia.
Una investigación de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos concluyó que la exposición de las embarazadas y sus niños al humo en el ambiente constituyen también verdaderas amenazas sanitarias.
Es necesario adoptar medidas eficaces para prevenir y controlar el consumo y la exposición al humo de tabaco ambiental entre mujeres y niñas de todo el mundo.
Se trata de un reto difícil, teniendo en cuenta que el empeño demanda recursos, imposibles de movilizar sin voluntad política o sin la cooperación y solidaridad de organismos internacionales.
Se necesitan un esfuerzo adicional y un compromiso decidido, recalcan los especialistas.
De no hacerse ese esfuerzo, la capacidad adictiva de la nicotina en combinación con los ingentes recursos destinados por la industria del tabaco a asociar el consumo con valores positivos, harán que la evolución del tabaquismo se haga mayor en el sector femenino.
Alcanzar la igualdad en ese sentido sería indeseable.
La Habana, junio 9/2010 (PL)