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Se sabe desde hace tiempo que áreas del cerebro irreversiblemente dañadas por un ictus pueden licuarse (necrosis licuefactiva). Sin embargo, una nueva investigación en ratones ha descubierto ahora que este tejido cerebral dañado puede volverse tóxico y provocar daños a otras partes sanas del cerebro, lo que podría originar demencia.
Los investigadores han confirmado que el fluido extracelular presente en áreas de necrosis licuefactiva producidas por un ictus resulta tóxico para las neuronas corticales primarias y para las neuronas del hipocampo al menos durante las siete semanas posteriores al ictus.
En los ratones, los científicos observaron atrofia, edema citotóxico y pérdida de neuronas en las regiones adyacentes al infarto durante ese periodo.
Los investigadores han apuntado la necesidad de determinar cuánto tiempo permanece el tejido cerebral licuado que ha quedado dañado por el ictus, y si un fármaco podría evitar que afectara partes sanas del cerebro. El estudio fue publicado en Neurobiol Dis.
abril 10/2018 (neurologia.com)