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Eliminar la hepatitis C puede se posible a medio-largo plazo. Sin embargo, no se debe bajar la guardia en el control de la fibrosis tras una respuesta viral sostenida (RVS) para evitar posibles complicaciones de mayor gravedad, según se ha indicado en el congreso nacional de Hepatitis Víricas, celebrado este fin de semana en Sevilla.
La eliminación de la hepatitis C a medio-largo plazo puede ser posible. Así se ha puesto de manifiesto durante el III Congreso Nacional del Grupo de Estudio de las Hepatitis Víricas (GEHEP) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), celebrado en Sevilla bajo el lema El arte de vivir sin hepatitis vírica, donde se ha puesto fecha a este logro: 2021 en España y 2030 en todo el mundo.
«Dicha eliminación pasa por extender el tratamiento con antivirales de acción directa a todas las personas infectadas y por la reducción de comportamientos de riesgo para prevenir nuevas infecciones», ha destacado Manuel de la Mata, de la Unidad de Gestión Clínica de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Reina Sofía, de Córdoba, que defiende la necesidad del diagnóstico precoz de los casos ocultos mediante campañas de cribado a gran escala.
Cribado periódico
En la actualidad, se ha logrado la curación de la infección por VHC en un número importante de pacientes. Sin embargo, en algunos que tenían una lesión hepática importante anterior se siguen viendo complicaciones de la enfermedad hepática. «En algunas personas que iniciaron el tratamiento presentando fibrosis hepática avanzada o cirrosis pueden aparecer complicaciones hepáticas, principalmente cáncer de hígado. Por ello, deben continuar en seguimiento a largo plazo con cribado periódico de hepatocarcinoma y, si procede, de varices esofágicas», ha expuesto de la Mata.
La evaluación de la fibrosis tras la respuesta virológica sostenida (RVS) es un proceso lento, dependiente del grado de fibrosis basal y del régimen del tratamiento viral usado. Según este experto, «no podemos conformarnos solo con la curación de la infección porque hay otros factores de comorbilidad existentes como el alcohol, la obesidad y la diabetes que pueden influir en que la fibrosis regrese».
En su opinión, «la RVS logra revertir la fibrosis en grado avanzado en el 50-60 por ciento de pacientes». En este sentido, la investigación básica tiene que ir dirigida a conocer más y mejor el proceso de fibrosis y su resolución, «ya que tenemos una proporción de pacientes en los que la eliminación del virus no soluciona la enfermedad hepática», ha subrayado. Por tanto, se hace una llamada a la vigilancia clínica. «Aunque el virus se haya eliminado, la fibrosis puede progresar. Estos pacientes, incluso en estado pre-cirrótico, pueden desarrollar hepatocarcinoma, y lo que está claro es que siguen teniendo una reinfección en proporciones notables», ha afirmado De la Mata.
Opciones de tratamiento
Futuro cambiante
Los fármacos antifibróticos, en práctica clínica, están por llegar; el trasplante de hígado es una realidad; y las terapias emergentes todavía no se han consolidado. Los fármacos antifibróticos actuales «son insuficientes». A día de hoy, «no contamos con ningún fármaco claramente eficaz en la práctica clínica para hacer revertir la fibrosis», ha explicado. No obstante, el futuro va a cambiar gracias a los estudios en marcha de numerosos fármacos para bloquear los receptores diana del proceso de fibrogénesis, inhibir el proceso de fibrogénesis ya en marcha o acelerar la degradación de la matriz extracelular. «Esto va a hacer eficaz en el campo del hígado graso y la esteatohepatitis no alcohólica», ha matizado.
Hay un gran interés en cómo el perfil genético de los pacientes puede condicionar una mayor o menor progresión de la fibrosis. «Los nuevos fármacos antifibróticos deberán ir dirigidos o bien a etapas iniciales o avanzadas y deberían ser diferentes».
Para este experto, «el trasplante de hígado es actualmente la mejor oferta para el paciente con cirrosis evolucionada, que está en un estado irreversible de su enfermedad con insuficiencia hepatocelular o con cáncer hepático. Estamos empezando a ver que cambia el perfil del paciente, cada vez vamos a alcanzar menos pacientes por cirrosis con insuficiencia hepatocelular y más pacientes por hepatocarcinoma».
Terapias en marcha
En cuanto a las opciones alternativas, todavía no se han consolidado, como el hígado bioartificial y la diálisis de albúmina. De modo que los dispositivos extracorpóreos son una «esperanza no cumplida». Por su parte, la terapia celular no ha llegado a término.
«Son muchos los problemas que se tienen que afrontar como la obtención de una cantidad suficiente de células -ya sean hepatocitos maduros o células troncales-, cómo insertarlas en el parénquima hepático y cómo evitar que sean rechazadas. Probablemente, -ha defendido- las células mesenquimales son las que darán más opciones, pero estamos al principio en estudios preclínicos». De la Mata concluye que hay mucha investigación pendiente en relación a los nexos entre fibrosis avanzada y la regeneración reducida, fibrosis avanzada y cáncer y, por último, cuál es el rol de las células pluripotenciales en la evolución de la fibrosis, la regeneración y el cáncer.
octubre 6/2017 (diariomedico.com)