oct
4
Reduce el tamaño hasta un 80 por ciento, constituye una alternativa a la cirugía y aumenta los pacientes con opciones terapéuticas.
La radiofrecuencia ha comenzado a aplicarse en el abordaje de los nódulos tiroideos benignos como alternativa a cirugía, con resultados muy positivos, al conseguir reducciones de hasta el 80 por ciento en el tamaño, sin complicaciones y de una forma segura, lo que aumentará exponencialmente el número de pacientes con opción de tratamiento.
Así lo ha señalado Edelmiro Menéndez, jefe de Endocrinología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), centro que acaba de presentar los resultados de una serie de 16 pacientes tratados y con un año de evolución en alguno de los casos.
La radiofrecuencia se viene aplicando en este centro desde hace más de una década para el abordaje de tumores en otras localizaciones como hígado, hueso, pulmón o riñón, y ahora en tumores tiroideos benignos.
Procedimiento
El abordaje consiste en introducir una aguja de radiofrecuencia con vigilancia por ultrasonidos, barriendo el nódulo con la técnica moving shot, para lo que se utiliza un generador de radiofrecuencia con una potencia inicial baja, de unos 30 vatios, que se puede incrementar de diez en diez vatios, cada diez segundos.
En toda la serie de pacientes tratados en el HUCA se ha conseguido una reducción muy significativa del tamaño de los tumores, de entre un 8 y un 67 por ciento en los primeros 30 días, y de entre el 36 y el 78 por ciento a los tres meses, datos que aún podrían elevarse más, dado que los tumores continúan reduciéndose aproximadamente hasta un año después.
La incidencia de nódulos tiroideos benignos es alta, según Edelmiro Menéndez, si bien solo a partir de dos o tres centímetros suelen dar lugar a molestias o complicaciones. El abordaje hasta ahora se basaba en «la observación de la evolución, en algunos casos, y la cirugía, en otros. No había más opciones. Lo que sucede es que la cirugía se realiza con anestesia y en algunos pacientes está contraindicada, por lo que no disponíamos de alternativa de tratamiento», ha precisado.
En cambio, la termoablación por ondas de radiofrecuencia se realiza con sedación, sin necesidad de anestesia, y es una técnica relativamente sencilla y segura, «lo que nos permitirá incrementar sustancialmente el número de pacientes a los que podemos ofrecer tratamiento».
El procedimiento lo desarrollaun equipo multidisciplinar, con la participación de endocrinología y radiología, dado que es un radiólogo intervencionista el que realiza la ablación y el paciente es dado de alta, si no surgen problemas, unas horas después de la intervención.
Según explica Menéndez, la experiencia conseguida con la utilización de esta técnica y los buenos resultados conseguidos sin que se hayan registrado complicaciones puede hacer que se plantee su indicación también en aquellas lesiones malignas en las que la cirugía pueda representar un riesgo elevado, o bien puede estar contraindicada.
octubre 3/2017 (diariomedico.com)