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El Zika es un arbovirus, o sea que se transmite por artrópodos, en este caso mosquitos. Estos insectos son hematófagos, es decir que necesitan la fuente de sangre para producir huevos, por eso sólo las hembras pican.
“El vector de este virus en nuestra región es el Aedes, que es muy conocido porque también transmite dengue y chikungunya”, explica Luis Adrián Díaz, investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biologicas y Tecnologicas (IIByT, CONICET-UNC) y Profesor Adjunto en el Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella” de la Universidad Nacional de Córdoba, en argentina.
En la actualidad es reconocido como una amenaza a nivel mundial, ¿por qué?
Según relata el investigador, el virus Zika se aisló por primera vez en monos, a fines de la década del ´40 en la selva que lleva el mismo nombre-en África- pero no se lo asoció a enfermedades. Años después se lo reconoció como agente patógeno pero se lo relacionaba a cuadros febriles sin gravedad. Recién en 2006 cobró importancia sanitaria debido a una epidemia en las Islas Yap, Micronesia, en el océano Pacífico.
La notoriedad del virus siguió creciendo hacia 2013 con un fuerte brote en la Polinesia Francesa que afectó a 20 mil personas. Además, este episodio coincidió con un aumento de casos de Síndrome de Guillain-Barré que es una enfermedad autoinmune que puede desencadenarse por varios factores, uno de ellos una infección viral, y tiene repercusiones en el funcionamiento normal a nivel neurológico –debilidad muscular o parálisis-. También se observó un aumento en los casos de microcefalia que consiste en un trastorno degenerativo en el desarrollo del feto, que implica una calcificación, poco crecimiento del cerebro y del cráneo y suele ser incompatible con la vida. En 2014, Zika llega a otras islas del Pacífico, hasta la Isla de Pascua.
Según explica el investigador, “a comienzos de 2015 se confirmaron los primeros casos en Brasil, comenzando en Natal y luego Pernambuco, Recife y Bahía, para expandirse finalmente en casi todo el país. Para octubre de ese año comenzó a llamar la atención el crecimiento de los casos de microcefalia: En Pernambuco el aumento fue de 77 veces y en Paraiba de 57, por citar sólo los casos más notorios. En la actualidad se ha detectado la circulación activa y autóctona en más de 10 países de América central y del Sur”.
Por otra parte, destaca que el problema es que, por ejemplo en el estado de Bahía circulan zika, chikungunya y dengue. Los tres son transmitidos por el mismo mosquito y no se sabe las consecuencias que puede haber en la interacción de los virus y las respuestas inmunológicas en el humano, con infecciones previas o múltiples, además de complicar la comprensión de los resultados de laboratorio para confirmar el diagnóstico. “Esta situación podría replicarse en nuestro país”, agrega el investigador.
La mayoría de los arbovirus tienen su origen en zonas silvestres donde son mantenidos por diversos tipos de vertebrados y artrópodos. “Como dijimos, para zika el vector son diferentes especies de Aedes y se cree, aunque su estudio es muy reciente, que los hospedadores en las zonas selváticas serían los monos. Cuando el virus salió de su nicho natural ingresó a un ecosistema urbano, donde tuvo que adaptarse a una nueva conformación de sus requisitos biológicos (vector-hospedador) y el círculo de transmisión y mantenimiento es el Aedes como vector y el humano como hospedador”, describe Díaz. Se piensa que la dispersión desde África hasta América, pasando por las islas del Pacífico, tiene que ver con el movimiento de personas -por turismo o migraciones- y en la presencia del Aedes (aegypti y albopictus) que está muy extendida en todo el mundo.
El virus se está dispersando a través de los movimientos humanos, principalmente por vía aérea, lo que permite desplazamientos largos en cortos períodos de tiempo. Considerando los datos de intercambio aéreo de Brasil con demás países, las probabilidades indican que Estados Unidos y Argentina son los principales destinos a recibir casos importados de este virus.
Las dos especies de Aedes con importancia epidemiológica que existen en Argentina son el aegypti y el albopictus. Ambos son muy similares en su apariencia y en sus hábitos y pueden transmitir dengue, chikungunya y zika. Es por esto que conocerlos y combatirlos adquiere cada vez mayor relevancia.
El Aedes albopictus se desarrolla en ambientes rurales y está comenzando a insertarse en las ciudades como parte de su proceso de urbanización, como lo ha hecho Aedes aegypti años atrás. “Este mosquito podría funcionar como vector puente y su importancia a nivel epidemiológico tiene que ver con que favorece la salida del virus de su nicho natural e introducción a los ambientes urbanos; es el link biológico que necesita un arbovirus para expandirse. De igual manera puede utilizar al humano como fuente de dispersión viral u hospedador puente”, define el científico.
Por su parte, el Aedes aegypti es el más abundante en Argentina y es urbano; normalmente habita en lugares urbanizados, donde hay humanos. En América pueden encontrarse desde el sur de Estados Unidos hasta Neuquén. En general prefiere criaderos artificiales, pequeños, de aguas claras y sin luz. “Son mosquitos de inundación: los huevos son depositados sobre las paredes de los recipientes, al ras del agua, de forma individual y lucen como pequeños puntos negros. Cuando toman contacto con el agua, se hidratan y comienzan a desarrollarse el embrión que dará lugar a las larvas que completan el ciclo en el medio líquido”, describe Díaz.
Uno de los mayores problemas para la erradicación de este mosquito es que no basta con matar a las larvas y los adultos. Los huevos son muy resistentes a la sequía y a las bajas temperaturas, por lo que puede subsistir de una temporada a la siguiente y no mueren con insecticidas regulares. “Para eliminar los huevos hay que refregar los bordes de los recipientes, no alcanza con tirar el agua. Si hay un florero, con huevos que no han sido alcanzados por el agua todavía, se vacía, y se llena con agua limpia, se generan las condiciones óptimas para la cría del mosquito” explica el científico. Además, agrega que “con el aumento de la urbanización y el crecimiento demográfico que no está acompañado por infraestructura, se dan situaciones que favorecen la reproducción del Aedes, por ejemplo los tachos para proveer a las viviendas que no tienen red de agua corriente. Sin embargo los sitios de cría son múltiples; puede ser desde un tanque de agua con la tapa rota hasta una tapita de gaseosa boca arriba. Cualquier objeto que pueda juntar agua, por mínimo que sea es un potencial criadero de Aedes”.
Aunque no hay resultados concluyentes existen indicios de una asociación entre infección por zika y microcefalia. “Las evidencias son: coincidencia espacio- temporal del virus y aumento de microcefalia; presencia de Zika detectada en la autopsia a niños recién nacidos que murieron por microcefalia y numerosos casos de mujeres infectadas con el virus que dieron a luz niños con dicha malformación. Faltaría además hacer un estudio cuantitativo para saber si existe y qué tan fuerte es esa asociación que a priori puede observarse”, asegura Díaz.
La solución, según el investigador, no estaría en el desarrollo de vacunas, si bien se está trabajando en ello. “El problema es que los mosquitos Aedes está en casi todo el mundo y son capaces de transmitir en laboratorio 22 arbovirus diferentes, entre ellos los de la fiebre amarilla, dengue, chikungunya y zika.
Como sociedad no podemos esperar una vacuna para cada uno, eso sería abusar de una tecnología y nadie sabe las consecuencias inmunológicas de semejante abuso. Además los virus se van adaptando a las nuevas condiciones y generar resistencia. La respuesta más adecuada, económica y saludable es evitar la cría del Aedes: controlando una especie de mosquito eliminamos el riesgo de transmisión de las infecciones virales asociadas a este vector. Y ese control no sólo depende de los ciudadanos sino que también debe haber planes estatales. Los ciudadanos descacharran, tiran los recipientes pero ¿a dónde van a parar? Si no se eliminan o se entierran solo se traslada el problema. Por eso el descacharrado debe plantearse como una medida planificada basada en la participación comunitaria y estatal” asegura Díaz.
Otra vía de transmisión que se ha observado es la sexual. “Si bien están confirmados en dos casos en Polinesia y uno en Estados Unidos no es la vía principal de transmisión. La transmisión vectorial a través de la picadura del mosquito Aedes sigue siendo la principal vía de transmisión y mantenimiento para este virus”, comenta el científico.
El investigador señala que además de combatir la cría del Aedes es importante prestar atención a algunas sugerencias. Organismos internacionales aconsejan a mujeres embarazadas -principalmente en los primeros tres meses, que es la época de mayor desarrollo del feto- no deben viajar a lugares con circulación autóctona de Zika. También es importante que aquellas personas que visitaron países que se saben que están en alerta, ante un cuadro febril aunque sea leve, concurran al médico.