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Una investigación en la que ha participado la UAB ha obtenido una vacuna que podría reducir el contagio del coronavirus entre animales y de animales a humanos, al reducir significativamente la excreción nasal del virus.
Una investigación, coordinada por el Centro Médico Erasmus, en Rotterdam, Holanda, y cuyos resultados se publican en Science, ha desarrollado una vacuna que funciona con éxito en dromedarios frente al virus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS). Vacunar a los animales reduce significativamente la cantidad de virus que excretan por la nariz, lo que podría ayuda a evitar su propagación.
En el trabajo han participado, además, Joaquim Segalés, profesor del departamento de Sanidad y Anatomía Animales de la UAB e investigador adscrito al IRTA y Albert Bensaid y David Solanas, investigador del IRTA y responsable de la Unidad de Biocontención del IRTA-CReSA, respectivamente, junto al personal técnico de la Unidad de Biocontención.
Los dromedarios y camellos actúan como reservorios del MERS-CoV, un coronavirus que se aloja en sus vías respiratorias superiores -nariz, laringe, faringe y tráquea-. Los animales generalmente desarrollan una afectación leve – que en algunos casos cursa con mucosidad abundante- y suelen ser portadores del virus, lo que supone un riesgo elevado de contagio, tanto para otros animales como para los humanos.
El contagio de los animales a las personas –zoonosis- parece producirse a través de las secreciones nasales de los animales, por contacto o vía aerógena. La mayoría de casos humanos de MERS se han atribuido al contagio entre personas. A pesar de que la enfermedad puede cursar con los síntomas de un resfriado común, se trata de una enfermedad altamente peligrosa, dado que en un 35 % de los casos provoca la muerte.
Los investigadores han probado en ocho dromedarios (cuatro animales vacunados y cuatro sin vacunar) la eficacia protectora de la MVA-S, una vacuna modificada basada en el ortopoxvirus Vaccinia Virus Ankara, que expresa la proteína de la espícula (proteína S) del MERS-CoV, considerada clave en la lucha contra los coronavirus.
Protección y anticuerpos
Los resultados muestran que la vacuna es capaz de proteger a los animales a nivel de tracto respiratorio superior. En comparación con los animales control (no vacunados) del estudio, los dromedarios vacunados y posteriormente infectados con el MERS-CoV mostraron una reducción significativa del virus excretado vía respiratoria.
La protección también se pudo demostrar con la presencia de anticuerpos capaces de neutralizar el virus –que impiden la replicación vírica– en el suero de los animales vacunados, así como en la cavidad nasal. Ningún animal vacunado desarrolló signos asociados a la infección al ser inoculado con el virus. Sólo los animales control desarrollaron signos compatibles con un resfriado, con incremento de la mucosidad nasal.
Según los resultados obtenidos, la vacunación con MVA-S serviría principalmente para reducir la excreción del virus y, por tanto, también su propagación. Además, los investigadores consideran que vacunar a los dromedarios más jóvenes podría reducir significativamente la excreción del virus, dado que estos ejemplares excretan más cantidad de MERS-CoV que los adultos, por lo que tendrían que ser vacunados en primer lugar. Y apuntan también que la vacuna basada en MVA-S podría ser probada en las personas con mayor riesgo de contagio del virus, como por ejemplo las que trabajan en el ámbito hospitalario y las que tienen un contacto regular con dromedarios. Aun así, teniendo en cuenta que generalmente la inmunidad de mucosas tiene un efecto transitorio, harán falta más estudios para determinar la duración de la protección de la vacuna.
“Es posible que una protección total ante el MERS no se llegue a lograr, porque el virus se replica a bajo nivel en las vías respiratorias superiores incluso en presencia de anticuerpos específicos, de manera similar a otros virus respiratorios, como por ejemplo el coronavirus del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) –explica Joaquim Segalés–. Es, en todo caso, un avance muy significativo en la lucha contra este patógeno; ahora hay que profundizar en cuanto a la duración de la inmunidad y la dosificación antes de su potencial aplicación en situaciones reales”.
El estudio destaca finalmente el potencial de uso dual de la MVA-S. Al utilizar el ortopoxvirus Vaccinia Virus Ankara como vector, este es capaz de inducir protección cruzada, de forma que al generar anticuerpos específicos de MVA, estos también pueden neutralizar el camelpox, otro ortopoxvirus que afecta frecuentemente a los camellos y dromedarios, causándoles infecciones generalizadas y lesiones a la piel.
El estudio se ha realizado con ocho dromedarios procedentes de las Islas Canarias, en la Unidad de Biocontención del IRTA-CReSA, en el campus de la UAB. Cuatro de ellos fueron tratados con la MVA-S y cuatro ejemplares más sirvieron de control. En estas instalaciones se ha llevado a cabo el estudio de los animales a lo largo de 10 semanas: una semana de aclimatación, dos vacunaciones separadas por cuatro semanas, inoculación con el MERS-CoV- tres semanas después de la segunda vacunación, posteriormente dos semanas de seguimiento clínico post-infección y finalmente la necropsia de los animales.
La infección por MERS-CoV en humanos
El MERS-CoV es un virus que se contagia de los animales a las personas, aislado por primera vez el 2012 en Arabia Saudí en un hombre de 60 años. Pertenece a la familia de los coronavirus y causa el MERS, que cursa normalmente con fiebre, tos y dificultades respiratorias, aunque también puede causar neumonía. Su tasa de mortalidad es del 35 %.
Desde el 2012 se han producido varios brotes del MERS en humanos, principalmente en países de Oriente Medio y Corea del Sur. Hasta ahora, según la Organización Mundial de la Salud, se han registrado 1 621 casos confirmados en laboratorio de 26 países diferentes, que incluyen al menos 584 muertes.
Los estudios realizados hasta ahora apuntan que los camélidos son un reservorio importante del MERS-CoV; también se piensa, a pesar de que no se ha podido demostrar, que los murciélagos podrían ser un primer escalón en la cadena de transmisión del virus.
Aun así, la mayoría de casos humanos de MERS se han atribuido al contagio entre personas. El contagio no es fácil, porque el virus infecta las partes más profundas del pulmón en humanos, y se produce por un contacto muy directo sin la protección adecuada o por la dispersión mediante ventilación mecánica. Uno de los ámbitos donde se produce más contagio entre personas es el hospitalario. Hasta ahora no hay ningún fármaco ni vacuna para su tratamiento.