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La investigación de una cincuentena de científicos de siete países ha descubierto que los tumores primarios envían sondas mensajeras capaces de convertir a otros órganos en lugares acogedores para las células cancerosas. Además, estos destacamentos del tumor llevan ‘etiquetas’ moleculares que los dirigen a órganos específicos, un hallazgo clave para interceptar el proceso de metástasis.
Un estudio publicado en Nature, los autores han recopilado indicios de que los tumores emiten millones de vesículas cargadas con una representación de sus proteínas y su contenido genético, denominadas exosomas, y son estos exosomas los que se ocupan de que los órganos de destino estén preparados para acoger las células tumorales. En concreto, los exosomas desencadenan en el órgano de destino la respuesta molecular necesaria –inflamación y vascularización– para acoger las células tumorales, de forma que éstas puedan proliferar cuando lleguen.
Los científicos escogieron varias líneas celulares procedentes de una decena de tumores distintos, de los que se sabe que algunos metastatizan a órganos concretos –pulmón, hígado, cerebro o hueso–, y analizaron las proteínas de sus exosomas. De entre un millar de proteínas encontraron que existen combinaciones específicas de integrinas asociadas con metástasis en el pulmón y en el hígado.
Además, se han descubierto las señales moleculares que median la reacción del tejido de destino cuando llegan los exosomas. En concreto, estas señales implican el aumento de genes de la familia S100, conocidos por promover señales inflamatorias, un proceso que se asocia con el cáncer.