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Aunque existen muchas zonas del cerebro relacionadas con el dolor, varios científicos del Reino Unido y Estados Unidos ubicaron a la ínsula dorsal posterior como la responsable de regular esa sensación
Un equipo de investigadores de de la Universidad de Oxford en el Reino Unido y de la Escuela Perelman de Medicina en la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, Estados Unidos, pudieron demostrar que la intensidad del dolor se precisa en la ínsula dorsal posterior del cerebro.
Los investigadores desarrollaron su estudio utilizando mediciones realizadas mediante escaneo cerebral a varios enfermos aquejados de dolor durante muchas horas. Así examinaron un grupo de personas que presentaron dolor de una duración prolongada en horas, con la finalidad de precisar cuál es la parte del cerebro involucrada en la magnitud del dolor.
Se pudo demostrar que esa actividad del cerebro se encuentra específicamente ubicada en la ínsula dorsal posterior, en referencia a la puntuación que los participantes ofertaban en cada fase del experimento.
El resultado obtenido es importante fundamentalmente para ayudar a detectar dolores en las personas que presentan disminuida su capacidad de comunicación, como son los enfermos en coma, niños pequeños, y aquejados por demencia.
El dolor se aprecia como una experiencia con variadas facetas y complejidades, con reacción en varias regiones cerebrales,, pero ha sido señalada la ínsula dorsal posterior como la zona específica donde se rige la intensidad del dolor.
El hallazgo lo han hecho Irene Tracey, Andrew R. Segerdahl, Melvin Mezue y Thomas W. Okell, de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, así como John T. Farrar, de la Escuela Perelman de Medicina en la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, Estados Unidos.
El equipo de científicos planea verificar estos resultados en los enfermos que sufren dolor persistente, buscando la forma de obviar esta región cerebral (apagándola) en ellos, para verificar la posibilidad de anular el dolor.
En este sentido Tracey y sus colaboradores intentarán cambiar la actividad de la ínsula dorsal posterior con la hipótesis de que ese método ayuda a erradicar el dolor en aquellos enfermos en los cuales otras formas de tratamiento han fracasado.
Marzo 13/ 2015 (PL). – Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2015; Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
Fuente: Noticias de la Ciencia