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La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó recientemente nuevas directrices para acabar con las muertes relacionadas con el consumo de opiáceos en el mundo, que ocasiona la muerte anualmente a unas 70 000 personas.
La principal recomendación es que el naloxone, un medicamento que revierte los efectos de la sobredosis con muy bajo riesgo de efectos secundarios, esté a disposición de las personas que eventualmente puedan estar cerca del individuo que acaba de sufrir una sobredosis.
La OMS recomienda que los amigos, los familiares, los trabajadores sociales o todos aquellos susceptibles de ser testigos de una sobredosis puedan contar con el naloxone y el conocimiento suficiente para administrarlo.
Según las directrices, cualquier adulto es capaz de aprender a reconocer los síntomas de una sobredosis y administrar el naxolone a tiempo de salvar la vida al paciente.
La OMS recuerda que hay tres síntomas claros de que una persona ha sufrido una sobredosis: pupilas extremadamente pequeñas, problemas para respirar e inconsciencia.
El naxolone actúa como un antídoto de la sobredosis anulando sus efectos y se administra a tiempo.
A pesar de que el naxolone se ha usado durante más de 40 años, actualmente, en muchos países solo lo tienen hospitales y personal de ambulancias, es por ello que la OMS quiere que se expanda su disponibilidad.
Globalmente, unas 69 000 personas mueren cada año de una sobredosis por opiáceos, y entre los drogadictos, la sobredosis de opiáceos es la segunda causa más común de muerte después del sida.
Los opiáceos más comunes son la morfina y la heroína.
Se calcula que en el mundo hay 15 millones de personas que sufren dependencia de opiáceos, pero que solo el 10 % reciben tratamiento.
noviembre 5/2014 (EFE)
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