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El investigador Max Ortiz Catalán, de la Universidad Chalmers de Tecnología, en Suecia, ha desarrollado un método para el tratamiento del dolor del miembro «fantasma» (PLP) en personas amputadas. El sistema se basa en una combinación de varias tecnologías y ha sido probado inicialmente en un paciente que ha sufrido de dolor del miembro fantasma severo durante 48 años.
Las personas que pierden un brazo o una pierna a menudo experimentan sensaciones «fantasmas», como si el miembro perdido todavía siguiera allí. El 70 % de los amputados experimentan dolor en el miembro amputado a pesar de que ya no existe, algo que puede convertirse en una condición crónica y reducir considerablemente la calidad de vida de la persona afectada. Todavía se desconoce la causa exacta del dolor del miembro fantasma y otras sensaciones fantasmas.
Actualmente, el dolor del miembro fantasma se trata con métodos como la terapia del espejo, medicamentos, acupuntura e hipnosis, que, en muchos casos, no resuelven nada.
El paciente seleccionado por Ortiz Catalán perdió su brazo hace 48 años y desde entonces sufría de dolor fantasma, que variaba de moderado a insoportable. Tras el tratamiento con el nuevo método, el dolor se redujo drásticamente; tanto que ahora experimenta periodos en los que está completamente libre de dolor y ya no se despierta por intensos episodios de dolor en la noche.
El método, descrito en «Frontiers in Neuroscience«, utiliza señales musculares del muñón del brazo del paciente para dirigir un sistema conocido como realidad aumentada. Las señales eléctricas en los músculos son detectadas por los electrodos en la piel y se traducen en movimientos del brazo por medio de algoritmos complejos. El paciente puede verse a sí mismo en una pantalla con un brazo virtual superpuesto, que se controla utilizando su propio comando neural en tiempo real.
Engañar al cerebro
«Hay varias características de este sistema que, combinadas, podrían ser la causa del alivio del dolor -resalta Ortiz Catalán-. Las áreas motoras del cerebro necesarias para el movimiento del brazo amputado se reactivan y el paciente obtiene una respuesta visual que engaña al cerebro, haciéndole creer que hay un brazo ejecutando tales órdenes motoras. Él se experimenta a sí mismo como un todo, con el brazo amputado de nuevo en su lugar».
Las terapias modernas que utilizan espejos convencionales o la realidad virtual se basan en información visual a través del brazo o de la pierna opuesta, por lo que las personas que han perdido ambos brazos o ambas piernas no pueden usar este tipo de sistemas.
«Nuestro método se diferencia del tratamiento previo en que las señales de control se recuperan desde el muñón del brazo», matiza Max Ortiz Catalán. «La ejecución motora y la vívida sensación de finalización suministrada por la realidad aumentada pueden ser la razón de la mejoría del paciente», concluye.
febrero 28/2014 (JANO.es)