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Mediante el análisis de células tumorales obtenidas a partir de sangre periférica. Un tumor puede presentar con el tiempo mutaciones que no tenía en su inicio.
La especificidad de los tratamientos antitumorales corre a la par que el desarrollo de biomarcadores de mutaciones genéticas para los que puedan existir fármacos moleculares concretos. Sin embargo, y a pesar de que los biomarcadores son los que dictan la eficacia y eficiencia terapéutica, su aplicación no es tarea fácil por varios motivos. En los últimos cinco años han aparecido más de veinte medicamentos basados en dianas moleculares. Pero, de estos, solo siete tienen un marcador específico. Además, los tumores son dinámicos y cambiantes, ya que los tumores pueden debutar con una mutación genética concreta y, al cabo de un tiempo, no presentarla o viceversa, según ha apuntado Eduardo Díaz-Rubio, catedrático y jefe de Oncología Médica del Hospital Clínico de Madrid, y coordinador del XVI Simposio de Revisiones en Cáncer que se celebrado recientemente en Madrid.
Aislamiento de ADN
A su juicio, el punto crítico se centra en buscar información dinámica del proceso tumoral, ante la imposibilidad de realizar biopsias de tejidos periódicamente. Las biopsias líquidas, nada cruentas, ofrecerán esa información mediante el análisis de sangre periférica en la que, a través de tecnología de última generación, estudian el ADN tumoral y las células tumorales circulantes. «Hoy se pueden conseguir datos de una única célula a partir de células circulantes.
Tecnológicamente se puede llevar a cabo el recuento en sangre y el aislamiento de ADN y de biomarcadores». No obstante, ha reconocido que la biopsia líquida es actualmente «un supuesto viaje hacia el futuro más que una realidad», ya que este tipo de análisis está poco implantado. «En España son seis los centros que disponen de tecnología para la determinación tumoral de células circulantes, aunque siempre en el marco concreto de estudios. Los análisis de aislamiento de ADN solo se llevan a cabo, de momento, en el Clínico de Madrid, donde se ha empezado a trabajar hace ocho meses».
No obstante, el oncólogo justifica la potenciación paulatina de esta tecnología teniendo en cuenta que el tratamiento antitumoral también cambia dependiendo de la existencia o no de mutaciones y, por tanto, de la administración o no de un agente específico para esa mutación. «Se calcula que entre el 60-70 % de pacientes con proceso tumoral acaban teniendo mutaciones y siguen recibiendo fármacos indicados para cuando no existían mutaciones, y viceversa, lo que pone de manifiesto que podríamos estar tratando de manera poco eficiente, sanitaria y económicamente. Este aspecto no hace más que recalcar, de nuevo, la importancia de la información dinámica tumoral y del desarrollo de biomarcadores para cada uno de los agentes moleculares».
Año muy cambiante
Ha insistido en que estas relaciones son las que se engloban en los conceptos de farmacogenómica y farmacogenética, «para estudiar el tumor, al tumor de cada paciente y de qué forma se puede beneficiar. Más que una medicina personalizada es una oncología de precisión». Los especialistas han señalado que 2014 va a ser «un año crítico, con una oncología muy cambiante». La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ya estudia múltiples fármacos que probablemente vean la luz en los próximos meses. «Algunos son muy potentes y muy caros. Su incorporación al arsenal oncológico es prioritaria, aunque habrá que discernir cuál es la forma más adecuada», señaló Díaz-Rubio.
José Àngel García Sáenz, del Servicio de Oncología del Clínico de Madrid, ha destacado los avances producidos en mama, ya que algunos de los próximos fármacos son específicos para este cáncer, del que en España se diagnostican 22 500 nuevos casos al año.
Más supervivencia en urológicos y de pulmón
La biología molecular del cáncer ha desembocado en el desarrollo de medidas terapéuticas que han incrementado la supervivencia global, pero también la de los pacientes con procesos pulmonares y urológicos. «La selección del tratamiento según la histología ha sido un gran avance, en concreto para los pacientes con carcinomas no epidermoides, adenocarcinoma principalmente, y carcinomas de células grandes», según Javier Puente, oncólogo del Hospital Clínico de Madrid. Opciones como pemetrexed asociado a platino, terapias basadas en el anticuerpo VEGF y los inhibidores específicos de ALK, entre otros, han aumentado la supervivencia». En tumores urológicos, como el de próstata o renal, se han incorporado agentes que han transformado la historia natural de la enfermedad y han prolongado la supervivencia.
febrero 13/2014 (Diario Médico)