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La droga bevacizumab, también conocida por la marca comercial Avastin, hace que los tumores se reduzcan en corto tiempo en pacientes con un cáncer de cerebro conocido como glioblastoma multiforme, pero luego generalmente vuelven a crecer y se extiende a lo largo del cerebro por razones que anteriormente nadie conocía.
Ahora, los investigadores de la Clínica Mayo, en Jacksonville, Florida, encontraron por qué sucede esto. También descubrieron que combinando Avastin con otra droga para el cáncer, dasatinib, puede parar la diseminación letal de la enfermedad. Dasatinib está aprobado para su uso en diversos tipos de cáncer de sangre.
Los descubrimientos, basados en un estudio con animales, se encuentran detallados en PLOS ONE ( doi: 10.1371/journal.pone.0056505). Basados en estos resultados, la Clínica Mayo está dirigiendo un estudio clínico fase I, en el cual se está probando la combinación de bevacizumab y dasatinib en pacientes con glioblastoma cuyas otras terapias hayan fallado. La Clínica Mayo está ahora realizando un estudio fase II randomizado de 100 pacientes a través de la Alianza para Estudios Clínicos en Oncología, una red de estudios clínicos apoyada por el Instituto Nacional del Cáncer.
“Estamos muy animados. Este descubrimiento podría potencialmente beneficiar a muchos pacientes con cáncer”, dice el autor Panos Z. Anastasiadis, Ph.D., jefe del Departamento de Biología del Cáncer de la Clínica Mayo de Florida. Trabajaron con él investigadores y oncólogos de los campus de la Clínica Mayo en Florida y Minnesota.
La investigación se inicio después que el Dr. Anastasiadis, un científico que estudia la adhesión y migración de la célula, dictó un seminario a un grupo de oncólogos que tratan tumores cerebrales. El asunto de la invasión inducida de bevacizumab salió a relucir y se estableció rápidamente colaboración para el estudio, financiado por una subvención del Programa Especializado de Investigación de Excelencia de la Clínica Mayo (SPORE) para el cáncer cerebral, uno de sólo cuatro en Estados Unidos.
El asunto de la agresividad inducida de bevacizumab no se limita sólo al cáncer de cerebro, dice el Dr. Anastasiadis.
“Mientras Avastin ofrece claro beneficio en algunos pacientes, los oncólogos han notado que cuando cánceres de diversos tipos reaparecen luego del uso de Avastin, adquieren una forma agresiva e invasiva”, dice.
El equipo descubrió que conforme los tumores se ponen más agresivos después del uso de bevacizumab en ratones, los cánceres comienzan a inducir a una familia de kinasas conocidas como Src, la cuales entonces activan proteínas que se encuentran en el borde de los tumores cerebrales. Estas proteínas esencialmente le entregan a las células tumorales “piernas” que las ayudan a moverse y encontrar una nueva fuente de nutrición, dice el Dr. Anastasiadis.
“Las drogas anti-angiogénesis como Avastin privan a las células cancerosas de los nutrientes de la sangre, de modo que los tumores inicialmente se reducen, pero creemos que esta privación actúa como un interruptor para encender proteínas que pueden ayudar a las células cancerosas a emigrar a otras partes del cerebro en búsqueda de sangre”, dice. “En resumen, si Avastin no permite a un tumor producir nuevos vasos sanguíneos para alimentarse, el tumor se moverá a otros vasos sanguíneos existentes”.
Los investigadores entonces probaron dasatinib, una droga que inhibe a las kinasas Src. Encontraron que mientras el uso individual de bevacizumab o dasatinib no entrega muchos beneficios en módelos de ratones de glioblastoma humano, el uso de ambos redujo los tumores y bloqueó cualquier diseminación subsecuente.
“Si bloqueas esa emigración, las células están forzadas a quedarse juntas y tal vez morir por una falta de nutrición”, dice el Dr. Anastasiadis.
Los investigadores ahora trabajarán para identificar qué pacientes se beneficiarían más de este nuevo tratamiento, quienes no y por qué
abril 27/2013 (Diario Salud)
Huveldt D, Lewis-Tuffin LJ, Carlson BL, Schroeder MA, Rodriguez F, Anastasiadis PZ.Targeting Src family kinases inhibits bevacizumab-induced glioma cell invasion. PLoS One. 2013;8(2):e56505.