Un estudio multicéntrico liderado por el Clínic de Barcelona contradice lo descrito hasta ahora y ayuda a un mejor diagnóstico inicial.

viruela 2Las lesiones de la viruela del mono en la zona de inoculación (donde se produce el primer contacto) no son pústulas, sino pápulas sólidas (sin pus en su interior), homogéneas y de un color blanquecino, según concluye un estudio multicéntrico, publicado en British Journal of Dermatology, que contradice lo descrito hasta ahora.

Esa evidencia, obtenida de la evaluación y caracterización clínica de 185 casos, puede ayudar a mejorar el diagnóstico diferencial y hace más sencillo reconocer la enfermedad causada por el virus orthopoxvirus, cuando la OMS ya ha registrado más de 53 000 casos desde que comenzó el brote internacional en mayo (España es el país más afectado, con más de 6 645 casos hasta el 2 de septiembre, según el Ministerio de Sanidad).

El citado estudio, liderado por el Hospital Clínic de Barcelona, ha sido realizado por Alba Català, Irene Fuertes y Josep Riera-Monroig, especialistas en Dermatología y Venereología, junto con expertos de hospitales de Madrid y del grupo de Investigación de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

La mayoría de los casos que analizaron comenzaron con pápulas (que no pústulas) homogéneas localizadas principalmente en el área probable de inoculación, que puede ser cutánea o mucosa, incluidas lesiones únicas. En algunos de ellos aparecieron posteriormente pequeñas pústulas generalizadas. Otras lesiones heterogéneas se dieron durante la fase generalizada. Y todos los pacientes tenían síntomas sistémicos.

Las lesiones menos comunes incluyeron úlceras mucosas (incluyendo úlceras faríngeas y proctitis) y panadizos (infección del tejido blando o pulpejo de la punta del dedo).

Cuatro pacientes de esta muestra fueron hospitalizados, pero ninguno murió (en África, la letalidad se ha situado entre el 1 % y el 10 %). Clínicamente, la mayoría de los casos son leves.

En hombres que tienen sexo con otros hombres

Todos los casos del estudio eran hombres y casi el 100 % eran varones que tenían sexo con otros varones. Los autores indican asimismo que el contacto durante las relaciones sexuales es el mecanismo de transmisión más probable y que en su muestra se han descrito casos en hombres que tienen sexo con hombres y que están fuertemente asociados a conductas sexuales de alto riesgo. El 76 % de los pacientes tenían otras enfermedades de transmisión sexual en el momento del cribado.

“Los hallazgos clínicos en este brote difieren de los hallazgos previos y sugieren altamente la transmisión por contacto y el inicio en el sitio de entrada. La caracterización de la epidemiología de este brote tiene implicaciones para el control”, concluyen.

No obstante, creen que lo más destacado de su estudio es la descripción de las lesiones muco cutáneas que causa la infección en la zona de inoculación.

Precisan que el período de incubación de la viruela del mono es de 5 a 21 días y las lesiones aparecen en la zona de contacto. La mayoría de los pacientes comienzan con lesiones en la cara que se extienden a los genitales, brazos, manos y zona perianal. No es común observar más de 4 zonas del cuerpo afectadas.

Las lesiones se encuentran en áreas con eritema (enrojecimiento de la piel por inflamación) y edema (inflamación por la acumulación de líquido) que pueden ser dolorosas. La evolución de las lesiones suele ser, primero con una base plana, seguido de ampollas con líquido, y pústulas con pus que finalmente se secan y caen.

Los 185 pacientes de esta muestra tenían síntomas sistémicos asociados a la infección: inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, dolores musculares, fatiga y dolor de cabeza, por orden de prevalencia.

Otros datos relevantes obtenidos en este estudio son que un 10 % de los pacientes son nacidos antes de 1972, cuando todavía se ponía la vacuna de la viruela en España, y un 42 % están también infectados por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana). Se pensaba que estas dos variables podían representar una diferencia en el número de pústulas o zonas afectadas de los pacientes, pero no se observaron.

Fuertes explica a este diario que, en junio, cuando empezaron a llegarles los primeros casos derivados de Urgencias y de las consultas de enfermedades de transmisión sexual de su hospital, los pacientes estaban mal orientados, pero a las tres semanas, a medida que fueron aumentando los casos, también mejoró del diagnóstico inicial.

Confusión con la varicela

Las lesiones en la piel de casos positivos se confundían al principio con las de la varicela (las lesiones específicas en este caso están en diferentes estadios), las de la sífilis y la sífilis secundaria y las producidas por el estafilococo meticilina resistente, especialmente si estaban en zona genital o perianal.

Fuertes también informa de que todos los afectados llegan al hospital muy al principio de la infección, con de uno a tres días de evolución, porque es cuando se encuentran peor.

Indica, además, que para las pápulas no suelen indicar tratamiento, a diferencia de lo que se haría en el caso de que fueran pústulas y, especialmente, si estas estuviesen necrosadas. “Tratar (las pápulas) no tiene interés”, asegura.

Acerca de la vía de contacto, reitera que la mayoría de casos registrados en este brote son de hombres que tienen sexo con hombres, pero que no es una enfermedad exclusiva de ellos, puesto que se han dado casos también en mujeres y en niños. La clave es el contacto directo con los afectados, y ahí entrarían también un abrazo, un beso o una caricia. Sobre la posibilidad del contagio por vía aérea dice la experta que no se ha confirmado en este brote.

A la pregunta de si los vacunados de la viruela mostrarían cierta protección contra esta enfermedad, confirma que, aunque no formó parte del este estudio, es lógico pensar que los vacunados tengan menos síntomas.

Y sobre si hay alguna relación entre la infección por el VIH y la viruela del mono, apunta que es la trasmisión por vía sexual y las prácticas de riesgo (sexo con desprotección y/o con parejas múltiples), lo mismo que sucede en los casos de sífilis y otras enfermedades con misma forma de contagio.

La especialista confirma que este estudio está finalizado, pero siguen recogiendo datos de sus pacientes con el objeto de poder utilizarlos en futuros trabajos. Y concluye insistiendo en que la viruela del mono “puede afectar a cualquier persona”. 

septiembre 08/2022 (Diario Médico)

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