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La capacidad de captar sabores no se limita a la boca, y los investigadores dicen que ese descubrimiento podría conducir algún día a mejores tratamientos para enfermedades como el asma bronquial.En los músculos suaves de los pulmones y las vías respiratorias también es posible hallar receptores para los sabores amargos. Esos músculos se relajan al ser expuestos a ese tipo de sabores, de acuerdo con un informe de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland en Baltimore, el cual fue difundido el domingo en la revista Nature Medicine.
El doctor Stephen B. Liggett, experto en pulmones, hizo notar que con frecuencia los sabores amargos son vinculados a las plantas venenosas, y ello provoca que la gente los evite.
Liggett dijo esperar que los receptores de esos sabores ubicados en los pulmones produjeran una reacción corporal ante la presencia de peligro, generando tos y opresión en el pecho de forma que la gente abandone el ambiente tóxico.
\»Pero no se halló eso\», señaló Liggett. En lugar de ello, cuando los científicos examinaron en el laboratorio algunos compuestos amargos no tóxicos en ratones y en vías respiratorias de seres humanos, las vías respiratorias se relajaban y se abrían más. Todos los compuestos abrían la vía respiratoria con mayor profundidad que cualquier fármaco conocido que tenemos para el tratamiento del asma bronquial y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, indicó el médico en un comunicado.
Liggett, que espera comenzar las pruebas en seres humanos en un año, dijo que comer alimentos o compuestos de sabor amargo no ayudaría en el tratamiento del asma. En lugar de ello, indicó, para recibir una dosis suficiente la gente necesitará utilizar compuestos en aerosol, que pueden ser inhalados.
Afortunadamente, hay miles de compuestos conocidos con sabor amargo, como la quinina y muchos fármacos. Los investigadores pueden empezar a hacerles pruebas para determinar cuáles dan los mejores resultados, con pocos o ningún efecto secundario.
Michael J. Welsh, de la Universidad de Iowa, reportó el año pasado la presencia de receptores de sabor amargo en la cilia (vellos diminutos) de las vías respiratorias. Se había sugerido que la cilia pudiera reaccionar moviéndose para expulsar un aerosol nocivo fuera de las vías respiratorias, y Liggett dijo que es posible que eso sea cierto.
Pero la nueva investigación de Deepak A. Deshpande y Liggett se enfoca en los receptores en los músculos suaves, en lugar de los que están en la cilia. Los receptores pulmonares se limitaban a los sabores amargos, señaló Liggett, y no incluían la capacidad de detectar los salados, agrios, dulces y picantes que la lengua puede captar.
A diferencia de los receptores en la lengua, los que se encuentran en las vías respiratorias reaccionan ante el sabor, pero no envían señales al cerebro.
La investigación fue apoyada por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre.
Washington, octubre 25/2010 (AP)