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La Corte Suprema de Estados Unidos realizó su intervención más dramática en décadas al anular la sentencia Roe contra Wade de 1973, que legalizó entonces el derecho constitucional al aborto.
Para no pocos analistas, el fallo es un giro hacia el conservadurismo extremo, cuyas implicaciones políticas, sociales y económicas impactarán sobre millones de personas en ese país.
«Después de casi 50 años, la misma Corte en un movimiento inaudito acaba de poner fin a ese derecho», expresó a Prensa Latina la doctora Rosemari Mealy, quien calificó de «muy peligrosa» esta supresión de la potestad de las mujeres a elegir sobre sus cuerpos «.
La eliminación de este derecho puede llevar a la proscripción de ese procedimiento médico en cerca de la mitad de los estados norteamericanos. Trece de ellos contaban con las «leyes gatillo» (ley de activación automática) diseñadas para ilegalizar la interrupción del embarazo casi desde la caída de Roe.
Según publicó el diario The New York Times, el propio día de la sentencia, el pasado 24 de junio, nueve estados habían vetado el aborto.
Una investigación de Planned Parenthood, organización médica que brinda servicios de interrupción del embarazo, advirtió que alrededor de 36 millones de mujeres en edad reproductiva en 13 estados serán privadas de ese derecho luego del fallo.
«Es un riesgo claro para la salud de todas ellas, en especial para las mujeres negras que se verán afectadas de manera desproporcionada por la falta de acceso a la atención sanitaria y las disparidades raciales en cuanto a la riqueza», añadió la doctora Mealy.
Una encuesta de Gallup publicada 24 horas antes de la decisión, mostró que la confianza del público en el alto tribunal estaba en su punto más bajo en casi 50 años de sondeos. Solo uno de cada cuatro adultos expresó tener «mucha» o «bastante» confianza en el Tribunal, cinco puntos porcentuales menos que en 2014.
Camino extremo y peligroso
Sin dudas, la Corte -compuesta por nueve jueces, seis conservadores y tres liberales- evidenció su cercanía a ciertas posturas políticas con sus últimos veredictos.
En un país donde hay más tiroteos que días del año, el tribunal resolvió el 23 de junio declarar inconstitucional una ley estatal de Nueva York que data de más de un siglo, relacionada con el porte de armas de fuego ocultas en espacios públicos.
Dos días antes decidió acortar la separación entre la Iglesia y el Estado al permitir que fondos públicos sean utilizados para mantener escuelas religiosas, una conclusión cuestionada por ser esa una sociedad que proclama su laicidad desde la fundación.
La jueza progresista Sonia Sotomayor, al disentir aseguró que el veredicto estaba en línea con otras medidas recientes de la Corte para ampliar la libertad religiosa.
Acusó a la mayoría conservadora de derribar «el muro de separación entre la iglesia y el Estado, que los artífices de la Constitución lucharon por construir».
Entretanto, algunos expertos afirman que el razonamiento esbozado para eliminar Roe podría sentar un precedente para que el Supremo revoque otros derechos civiles.
El juez conservador Clarence Thomas afirmó que sus colegas deberían «reconsiderar todos los precedentes de este Tribunal (el Supremo) sobre el debido proceso sustantivo, incluyendo Griswold, Lawrence y Obergefell».
Se refería a revisar las sentencias de Grisworld vs. Connecticut (1965), que garantiza el derecho a la anticoncepción; Lawrence vs. Texas (2003), que dio vía legal a las relaciones consensuadas entre personas del mismo sexo; y Obergefell vs. Hodges (2015), que reconoce el derecho constitucional al matrimonio igualitario.
Para el magistrado, la Corte Suprema tiene el deber de «corregir el error». Al respecto, el actual mandatario advirtió que Thomas llamó «explícitamente a reconsiderar el derecho a la igualdad matrimonial, el derecho de las parejas a tomar sus decisiones sobre la anticoncepción».
Este -acotó Biden- es un camino extremo y peligroso al que nos lleva ahora el Tribunal.
Detalles de Roe vs. Wade
La historia se remonta a 1969, cuando Norma McCorvey, entonces de 25 años, utilizó el seudónimo de Jane Roe para desafiar las leyes de Texas sobre el aborto, ya que en ese momento estaba prohibida la práctica al no estar contenida en la Constitución, excepto en los casos en los que la vida de la madre corriera peligro.
Como defensor de la ley contra el aborto estaba Henry Wade, el fiscal de distrito del condado de Dallas, de ahí el nombre de la batalla legal: Roe vs. Wade.
McCorvey estaba embarazada del tercer hijo cuando denunció que fue víctima de una violación al presentar su caso en tribunales; sin embargo, rechazaron el alegato y la obligaron a llevar a término el embarazo.
La apelación llegó a la Corte Suprema en 1973, cuando su caso se escuchó junto con el de una mujer de Georgia de 20 años, Sandra Bensing.
Ambas argumentaron que las leyes de aborto en Texas y Georgia iban en contra de la Carta Magna porque infringían el derecho de la mujer a la privacidad.
Por una votación de 7-2, los jueces de la Corte determinaron que los gobiernos carecían del poder para prohibir los abortos y concluyeron que el derecho de una mujer a interrumpir su embarazo estaba protegido por la Constitución.
Mientras, la reciente decisión del Supremo de anular el caso Roe contra Wade parte al país en dos en relación con la posibilidad de acceder a un aborto legal.
Pero lo ocurrido no fue sorpresivo. A principios de mayo la prensa estadounidense filtró un borrador de la opinión del juez Samuel Alito, en la cual daba la estocada a Roe y la versión final no difería significativamente de lo ya publicado.
El origen de la sentencia de la Corte Suprema el día 24 de junio se remonta a un caso específico: Dobbs contra la Organización de Salud Femenina Jackson, en el que se impugnaba una ley de Misisipi que prohíbe el aborto después de las 15 semanas, incluso en casos de violación.
Lynn Fitch, la fiscal general del sureño estado, pidió al Supremo que mantuviera la ley de Misisipi y eliminara la histórica decisión Roe vs. Wade.
De manera que la mayoría conservadora del máximo tribunal de la nación dio el espaldarazo a la ley de Misisipi (6-3) y derogó Roe (5-4).
No pocos analistas sostienen que tras el fallo las mujeres pertenecientes a minorías raciales, colectivos marginados y rentas más bajas serán las más impactadas.
Datos de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades revelan que, en los Estados del sur, los más conservadores, más de la mitad de las féminas que abortaron en 2019 eran negras e hispanas, y del total nacional cerca del 40 por ciento no llegaba a los 25 años.
Más de 930 mil abortos se realizaron en Estados Unidos en 2020, frente a 862 mil 320 en 2017.
En algunos territorios como Misisipi y Oklahoma hubo un sensible incremento de interrupciones. Ambos estados disponen de esas leyes gatillo que prohíben automáticamente el aborto en el primer y segundo trimestre tras la decisión del Supremo.
Escenario caliente
En estados donde existen criterios sobre el aborto muy divididos -como Pensilvania, Michigan o Wisconsin— la legalidad del procedimiento podría determinarse en cada legislatura, según el gobierno de turno, sean demócratas o republicanos.
Al propio tiempo la sentencia abre la brecha para que se desencadene una avalancha de batallas legales en varios ámbitos, por ejemplo, si los residentes en un estado podrían viajar a otro para abortar.
Lo cierto es que la proximidad de las elecciones de mitad de mandato apunta a que el tema forme parte del ambiente electoral.
«Los demócratas, devastados, esperan que la ira galvanice a los votantes» o «los liberales sufrieron una devastadora derrota con la anulación de Roe», fueron algunos de los titulares publicados en medios estadounidenses.
Unos seis de cada 10 ciudadanos consideran importante que los candidatos que se postulan para el Congreso este año apoyen el acceso al aborto.
De acuerdo con un sondeo de Morning Consult-Politico, aplicado los días 24 y 25 de junio, alrededor del 62 por ciento de los entrevistados dijo que era «muy importante» o «algo importante» apoyar a los candidatos con una postura favorable al derecho al aborto.
Además, el 59 por ciento estuvo de acuerdo en que la interrupción del embarazo debería ser legal en todos o en la mayoría de los casos.
En ese sentido, alrededor del 52 por ciento de los encuestados apoyan firmemente o al menos un poco que el Congreso adopte un proyecto de ley para codificar como ley el fallo de Roe contra Wade.
Los demócratas se enfrentan a un complejo panorama de cara a los comicios del 8 de noviembre que renovarán 34 de los 100 escaños del Senado y los 435 de la Cámara de Representantes. También se elegirán gobernadores y legislaturas estaduales.
El problema es que sobre el bolsillo de los votantes repercuten la inflación, los altos precios de la gasolina y de otros productos básicos. Además, lidian con la fatiga de los electores por más de dos años de pandemia de la covid-19 y con crisis como los niveles récord de migrantes irregulares en la frontera sur.
Así, las brasas que lanzó la Corte Suprema solo atizan el hervidero social en una nación ya quebrantada por la polarización, la retórica política incendiaria exacerbada durante la presidencia de Donald Trump (2017-2021), la creciente violencia con armas de fuego e insurrecciones antidemocráticas.
julio 01/2022 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.