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Un estudio corrobora la idea de que las actividades físicas de fortalecimiento no solamente pueden reducir la incidencia y las muertes provocadas por tumores, sino que poseen un efecto aún mejor cuando se combinan con actividades aeróbicas.
La práctica regular de ejercicios de fuerza muscular asociados a actividades aeróbicas puede hacer disminuir las muertes por cáncer. Una revisión sistemática de estudios epidemiológicos mostró que la realización de ejercicios tales como plancha, agachamiento y remada puede reducir un 14 % la mortalidad causada por tumores.
En tanto, cuando se realizan estos ejercicios en combinación con actividades físicas aeróbicas, los beneficios son aún mayores, con una baja del 28% de la mortalidad.
“Ha venido relacionándose a la actividad física con la disminución del riesgo de padecer diversos tipos de cáncer. No obstante, aún no estaba muy claro qué tipo de ejercicios redundarían en mejores resultados. En este estudio, hemos hallado evidencias de que las actividades de fortalecimiento muscular no solamente pueden reducir la incidencia y la mortalidad provocadas por el cáncer, sino que también poseen un efecto aún mejor cuando se las asocia a actividades aeróbicas tales como correr, caminar, nadar o andar en bicicleta”, dice Leandro Rezende, docente de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), Brasil, en el Departamento de Medicina Preventiva de la Escuela Paulista de Medicina (EPM) de dicha institución.
El metaanálisis publicado en la revista International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity, es fruto del trabajo desarrollado por investigadores de la EPM-Unifesp y apoyado por la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo – FAPESP mediante una beca de iniciación a la investigación científica concedida a Wilson Nascimento, en colaboración con investigadores de la Universidad de Harvard, la Universidad Internacional de Valencia (España), la Universidad Pública de Navarra (España) y la Universidad de Santiago (Chile).
Estudios epidemiológicos basados en datos poblacionales han mostrado que la actividad física en general reduce el riesgo de padecer siete tipos de cáncer: mama, colon, endometrio, estómago, esófago, riñones y vejiga. El análisis de la Unifesp verificó que la práctica de ejercicios de fuerza muscular también puede reducir un 26 % el riesgo de padecer cáncer de riñón.
En tanto, la asociación entre los ejercicios de fuerza muscular y los demás tipos de cáncer (colon, próstata, pulmones, linfomas, páncreas, mieloma múltiple, vejiga, esófago, recto, melanoma, leucemia y cánceres del sistema digestivo) fue inconcluyente debido a las cifras limitadas del estudio.
La práctica regular de ejercicios
Esta investigación también corrobora la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la práctica semanal para adultos de entre 150 y 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o entre 75 y 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa, o una combinación equivalente a las intensidades de ambas actividades. La OMS recomienda a su vez la realización de ejercicios de fortalecimiento dos veces por semana.
“La OMS efectúa esta recomendación con base en una serie de beneficios de la actividad física para la salud, por ejemplo, y nosotros hemos observado entre los estudios analizados que la disminución del riesgo de padecer cáncer constituye uno más de estos beneficios”, le dice Rezende a Agencia FAPESP. El análisis mostró la existencia de un efecto protector contra el cáncer mediante la realización de ejercicios de fuerza dos veces por semana.
Los investigadores analizaron doce estudios (11 cohortes y un caso de control) con la participación de un total de 1 297 620 personas, con seguimientos mediante estudios que se extendieron durante seis y 25 años.
Rezende, quien fue becario de la FAPESP en sus investigaciones de doctorado y postdoctoral, ha venido realizando análisis con base en datos poblacionales para detectar asociaciones entre la actividad física, la nutrición y la disminución de la incidencia enfermedades crónicas, especialmente el cáncer, como así también estudios de modelado del impacto de intervenciones y políticas públicas orientadas hacia la alimentación sana y la promoción de la actividad física para la disminución de la incidencia de enfermedades y de los gastos con salud.
El investigador explica que la mayoría de los estudios sobre la actividad física y la prevención del cáncer suelen enfocarse en la actividad física aeróbica. En tanto, los ejercicios de fuerza muscular apuntan normalmente hacia el incremento de la masa muscular o hacia factores específicos, tales como regulación de la presión arterial y los desenlaces cardiovasculares.
“Hace cuatro años, realizamos un estudio que asociaba los ejercicios de fuerza a la disminución del riesgo de cáncer.
Durante este tiempo, han venido publicándose otros estudios, por eso creímos que era interesante efectuar una revisión sistemática de esa literatura, a los efectos de evaluar la totalidad de las evidencias referentes a esa relación. Pero con este análisis hemos logrado ir más allá y demostrar que los beneficios de los ejercicios de fuerza muscular en la disminución de la incidencia y de la mortalidad por cáncer pueden ampliarse cuando se los asocia a la práctica de actividades físicas aeróbicas, afirma.