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Si todo va bien, este verano nos podríamos quitar la mascarilla en exteriores bajo determinadas circunstancias. Pero, para ello, es importante alcanzar cifras de vacunación del 70 % de la población e incidencias bajas del virus, inferiores a los 50 casos por 100 000 habitantes.
Las vacunas frente a la COVID-19 son, sin duda, el avance más espectacular de la ciencia y la medicina de las últimas décadas. El objetivo de la vacunación es proteger a la población de las consecuencias graves de esta enfermedad y reducir la transmisión del virus.
Hoy, los ciudadanos de la Unión Europea se pueden vacunar con cuatro vacunas aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y hay varias más en proceso de revisión. Todas han demostrado una muy buena efectividad frente a las formas graves de la COVID-19.
Las vacunas frente a la COVID-19 son el avance más espectacular de la ciencia y la medicina de las últimas décadas
Tenemos datos reales de países, como Israel o Estados Unidos, donde el porcentaje de población vacunada con una pauta completa es muy elevado. El mejor ejemplo quizás es el de Israel, donde compraron todas las dosis que necesitaban (mayoritariamente a Pfizer) y desplegaron una extraordinaria campaña de vacunación. Hoy superan el 80 % de población adulta vacunada, lo que aproximadamente supone un 60 % de su población total. Además, los científicos israelíes consideran que es posible que un 70 % de la población tenga inmunidad frente al coronavirus, bien sea por la vacunación —la causa mayoritaria— o por haber superado la infección.
La realidad es que Israel registra ahora menos de 15 casos nuevos al día y ha retirado prácticamente todas las restricciones y medidas de control no farmacológicas, aunque los ciudadanos siguen llevando mascarillas en espacios interiores.
El país también ha instaurado un certificado digital (el Green Pass) que permite entrar libremente en lugares cerrados y concurridos como conciertos, gimnasios o restaurantes si los ciudadanos están vacunados o presentan una prueba PCR negativa. Finalmente, la vacunación en Israel no es aún homogénea: los territorios palestinos tienen coberturas de vacunación muy bajas, igual que algunos grupos religiosos ultraortodoxos.
Las claves posteriores al control de la pandemia
En la vida tras la vacunación contra la COVID-19 hay otros factores importantes a considerar. No sabemos cuánto dura la inmunidad, tanto la inducida por las vacunas como la derivada de la infección natural. Probablemente dure meses, quizás años, pero debemos contemplar la probable necesidad de repetir periódicamente la vacunación. También es importante vigilar y seguir la posible aparición de variantes preocupantes de coronavirus (VOC, por sus siglas en inglés) que, en caso de que escapen a la acción de las vacunas actuales, pueden hacer necesario emplear una vacuna modificada o nueva.
Reino Unido registra un aumento de casos –hasta ahora no graves– entre la población no vacunada y la que ha recibido una sola dosis, por la variante india.
Esta situación, aún todavía con datos preliminares, se puede observar ahora en el Reino Unido. Este país apostó decididamente por una política de vacunación masiva y rápida con una primera dosis, fundamentalmente de las vacunas AstraZeneca y Pfizer, retrasando al máximo la segunda dosis para cubrir a más población.
Al inicio de la vacunación, la variante predominante del coronavirus era la británica (ahora denominada Alfa). Desafortunadamente esta variante, frente a las que ambas vacunas son muy efectivas, ha ido siendo sustituida por la variante india (ahora denominada Delta), que ya predomina en el país y frente a la que las vacunas parecen menos eficaces. El resultado es que se está registrando un aumento de casos de la COVID-19 (hasta ahora no graves), entre la población no vacunada y entre la población que ha recibido una sola dosis de la vacuna, por lo que el Reino Unido está ahora acelerando al máximo las segundas dosis de la vacuna.
En la situación actual, la estrategia para el control funcional de la pandemia que se está empleando en muchos países (el denominado modelo del queso suizo, con múltiples capas o lonchas de protección simultáneas) incluye la vacunación como una capa importante de defensa más. Pero para alcanzar una cierta normalidad estable necesitamos vacunar a mucha gente y lo antes posible. Este objetivo es, a corto-medio plazo, alcanzable en España.
Alcanzar una cierta normalidad estable es posible a corto-medio plazo en España, pero necesitamos vacunar a mucha gente y lo antes posible
El control funcional de esta pandemia significa una baja transmisión comunitaria de casos, que por su número pueden ser rastreados y controlados, y quizás algún brote localizado de vez en cuando. También habrá casos graves (menos) y algún fallecido, desgraciadamente, por esta enfermedad. Nada distinto a otras enfermedades con las que convivimos habitualmente. Pero el sistema sanitario podrá hacer frente a esta situación con normalidad. Es decir, manteniendo toda su actividad habitual, ya que las personas vacunadas estarán razonablemente protegidas frente a las formas graves de enfermedad.
La anhelada inmunidad de grupo
Es probable que la inmunidad de grupo no se alcance nunca. No pasa nada. Lo importante es tener al máximo número de habitantes protegidos (inmunizados). La circulación del virus será cada vez más difícil si la población susceptible disminuye significativamente.
El mundo necesita ahora más dosis de vacunas frente a la COVID-19 de las que se han producido de cualquier otra vacuna en toda la historia. Hay que vacunar a miles de millones de personas para intentar alcanzar el control funcional de la pandemia. Nadie estará seguro hasta que todos estemos seguros.
Nadie estará seguro hasta que todos estemos seguros, hay que vacunar a miles de millones de personas para controlar la pandemia
Este verano, si todo va bien, nos podremos quitar la mascarilla en exteriores, pero todavía tenemos un largo camino que recorrer. Hay que ser prudentes. No podemos dar pasos en falso ni pasos atrás. Hasta que no alcancemos cifras altas de vacunación (por lo menos el 70 % de la población) y la incidencia de casos se estabilice en cifras bajas (menos de 50 por 100.000 habitantes) no estaremos en una zona de suficiente seguridad. Hay que seguir adelante, cada día, en la buena dirección. Y todo, fundamentalmente, gracias a las vacunas.
Antoni Trilla es decano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona. Jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona. Profesor de investigación en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Este artículo se publicó originalmente en Voces expertas, una sección coordinada por SINC en la web de la estrategia de vacunación española vacunacovid.gob.es .