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Un estudio revela que el sueño humano está sincronizado con las fases de la Luna y que esta sincronización es independiente de las diferencias étnicas o culturales. Incluso, se produce en lugares con contaminación lumínica.
Las personas se duermen más tarde y duermen menos tiempo en las noches previas a la Luna llena, cuando su luz inunda el cielo nocturno después del anochecer, según un análisis de patrones del sueño realizado entre 98 indígenas argentinos rurales y urbanos y 464 estudiantes universitarios urbanos de los Estados Unidos.
Los hallazgos sugieren que el sueño humano está sincronizado con las fases de la Luna independientemente de las diferencias étnicas o culturales, y se produce incluso en lugares donde la contaminación lumínica eclipsa a la luz de la Luna.
El trabajo, realizado por Leandro Casiraghi y sus colegas y publicado en Science Advances, concluye que la luz de la Luna puede haber mantenido a las comunidades preindustriales despiertas y activas más tarde de lo habitual en las noches Luna llena, y que las luces artificiales modernas pueden aprovechar este mecanismo ancestral. Si bien se ha demostrado anteriormente que la luz de la Luna afecta la actividad nocturna en diversos organismos, la cuestión de si los ciclos de la Luna afectan el sueño y la vigilia de los humanos sigue siendo controvertida.
Para abordar esta cuestión abierta, los investigadores emplearon actimetría de muñeca para medir los ciclos de vigilia y sueño durante uno a dos meses en tres comunidades indígenas Toba de Argentina: una comunidad urbana con acceso completo a la electricidad, una comunidad rural con acceso limitado a la luz eléctrica y una comunidad rural sin electricidad.
En todas estas comunidades, los patrones de sueño estaban claramente modulados por el ciclo lunar, y la duración del sueño de cada persona variaba entre 20 y 90 minutos a lo largo del ciclo. Los participantes se fueron a dormir más tarde y durmieron menos de 3 a 5 días antes de la Luna llena.
Los investigadores también observaron que los grupos con menos acceso a la luz eléctrica se vieron más afectados por los cambios en la luz de la Luna, y que las personas de las comunidades sin electricidad durmieron 25 minutos más en las noches sin tanta luz. Por el contrario, las personas con acceso limitado a la luz eléctrica durmieron 19 minutos más y las que tenían acceso total a la electricidad durmieron 11 minutos más.
Los investigadores también analizaron el sueño de estudiantes de pregrado de la Universidad de Washington, encontrando inesperadamente patrones de sueño dependientes de la Luna similares a los de las comunidades Toba, pese a encontrarse en este gran entorno urbano.
«Aunque aún no se ha determinado el verdadero valor adaptativo de la actividad humana durante las noches de Luna llena, nuestros datos parecen mostrar que los humanos, en una variedad de entornos, son más activos y duermen menos cuando la luz de la Luna está disponible durante las primeras horas de la noche», concluyen los investigadores.