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De los más de 134 000 casos de este tipo de cáncer que se producen al año en Europa, alrededor de 6 500 son atribuibles a la presencia de un contaminante denominado trihalometano.
En el año 2016 se produjeron 134 976 casos de cáncer de vejiga en Europa y de estos, alrededor de 6 500 (el 5 %) son atribuibles a los trihalometanos presentes en el agua del grifo. Así lo afirma un macro estudio que analiza por primera vez los niveles de este contaminante en 26 países de la Unión Europea.
Estos compuestos se generan tras el proceso de desinfección del agua con productos químicos como el cloro, que, al reaccionar con la materia orgánica, originan subproductos como los trihalometanos. “Son sustancias que tienen una determinada toxicidad”, cuenta a este periódico Cristina Villanueva, coordinadora del trabajo e investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por “la Caixa” y que es el organismo que ha liderado este ambicioso análisis.
Según varios estudios, la exposición a largo plazo aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de vejiga, ya sea por ingesta, inhalación o absorción dérmica. Sus propiedades mutágenas y cancerígenas se han comprobado en experimentos animales. Por esta razón, el límite permitido por el reglamento europeo es de 100 microgramos por litro.
Ninguna de las nacionalidades ha alcanzado tales cifras. “Cumplimos con la ley, el agua es potable y se puede beber”, aclara Villanueva. Pero sí se debería intentar mejorar los niveles de algunos casos o al menos reducirlo a la media europea, que se encuentra en 11,7 microgramos por litro. Por encima de este valor se encuentran varios países, entre ellos España (28,8), Chipre (66,2), Malta (49,4), Irlanda (47,3), Hungría (26,3), Reino Unido (24,2) y Portugal (23,8).
Aparte de analizar los niveles de trihalometanos en el agua municipal europea, el objetivo de la investigación también incluía estimar la carga de cáncer de vejiga atribuible. En total, tal y como recoge el artículo que acaba de publicar la revista Environmental Health Perspectives, 6 561 de estos tumores son atribuibles a la exposición a este contaminante en la Unión Europea, lo que supone el 5 % de los casos anuales (134 976).
España y Reino Unido mostraron el mayor número estimado de casos atribuibles, con 1 482 y 1 356, respectivamente. En otros países con elevados niveles de trihalometanos, los tumores asociados son menores, como en Chipre, con 38. “Esto se explica con la elevada población de los anteriores países y su alta incidencia en cáncer de vejiga”, explica la coordinadora del estudio.
“En los últimos 20 años, se han realizado esfuerzos importantes para reducir los niveles de trihalometanos en diversos países de la Unión Europea, incluyendo España. Sin embargo, los niveles actuales en ciertos países aún podrían conducir a una carga considerable de cáncer de vejiga que podría evitarse mediante la optimización del tratamiento del agua, desinfección y prácticas de distribución, entre otras posibles medidas”, argumenta Manolis Kogevinas, otro de los investigadores de ISGlobal.
A tenor de los resultados del trabajo, el equipo científico recomienda que los principales esfuerzos para reducir los valores de este contaminante se dirijan a los países con mayores niveles. El estudio predice que si los 13 países con mayor exposición redujeran sus valores a la media europea (11,7 microgramos por litro), los casos atribuibles descenderían un 44 %, con 2 868 tumores menos por año. Sin duda, el esfuerzo merecería la pena.
Para realizar este trabajo, los autores contactaron con distintas instituciones y organizaciones encargadas de medir la calidad del agua en los países analizados, de tal manera que se pudieran recoger datos de la concentración de trihalometanos totales e individuales (cloroformo, bromodiclorometano, dibromoclorometano y bromoformo). Los valores de España se obtuvieron a partir del informe de 2013 del Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo. “El mayor desafío ha sido la recopilación de datos representativos a nivel nacional en todos los países de la UE”, señala la coordinadora, que anima a mejorar “la disponibilidad de estos datos, que deberían ser de fácil y rápido acceso”.