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Tos, expectoración o disnea son las manifestaciones con las que la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) da la cara. Además, los pacientes suelen pasar por exacerbaciones, empeoramiento agudo de los síntomas respiratorios, que conllevan la administración de tratamientos adicionales, la hospitalización e incluso la muerte, que se pueden evitar con el tratamiento adecuado.
Debemos considerar el diagnóstico clínico de sospecha de EPOC en un sujeto mayor de 35 años expuesto a un factor de riesgo, habitualmente el tabaco (consumo acumulado ≥10 paquetes año) con alguno de los síntomas característicos. Y para confirmar el diagnóstico es imprescindible realizar una espirometría forzada con prueba broncodilatadora, en una fase estable de la enfermedad, para demostrar la presencia de un patrón obstructivo. Además de las manifestaciones diarias, la EPOC se caracteriza también por la presencia de exacerbaciones y comorbilidades, que pueden contribuir a la gravedad en algunos pacientes, explica Salvador Díaz Lobato, neumólogo del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, quien hace hincapié en que el síntoma más característico es la disnea o sensación de falta de aire: La obstrucción que se produce a escala de los bronquios permite la entrada de aire sin dificultad, pero impide la salida durante la espiración. Ello conlleva que aparezca el fenómeno que llamamos atrapamiento aéreo, muy incómodo para el afectado, el cual tiene el pulmón lleno de un aire que no puede expulsar adecuadamente, y eso ocasiona la fatiga típica de estos pacientes, que se acentúa al hacer algún esfuerzo como caminar, subir cuestas o practicar ejercicio. Todo ello caracteriza su día a día: la fatiga favorece que cada vez se hagan menos actividades físicas y su vida se va transformando en sedentaria hasta llegar a no poder prácticamente levantarse de la silla. Otros síntomas típicos son la tos y la expectoración, sobre todo por la mañana, al levantarse. Los pacientes que fundamentalmente tosen y expectoran decimos que tienen una EPOC tipo bronquitis crónica.
Respecto a las exacerbaciones o agudizaciones, Joan B. Soriano, epidemiólogo e investigador senior en el Hospital de La Princesa, de Madrid, señala que, aparte del propio tabaco, hay muchos factores de riesgo para que éstas se desarrollen, entre lo que se incluyen algunos modificables, como la contaminación ambiental y de interior, exposiciones laborales, sedentarismo o el cumplimiento del tratamiento, entre otros; o clínicos, del propio paciente, como son la historia personal de exacerbaciones, edad avanzada, el tipo de EPOC o factores genéticos.
Para Francisco García Río, neumólogo del Hospital La Paz, de Madrid, las exacerbaciones de EPOC pueden estar causadas por distintas circunstancias pero, sin lugar a dudas, las infecciones respiratorias son una de las más importantes. En este sentido, el incremento de las infecciones durante la época invernal, junto con la temporada de gripe y algunos otros desencadenantes asociados como el frío, favorecen el aumento de estas exacerbaciones durante esta época del año.
En la misma línea, José Luis López-Campos, neumólogo del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, destaca que es importante recordar que la causa más frecuente de las agudizaciones son las infecciones, que están relacionadas con las oleadas de virus invernales. Además, existen otros factores asociados a su aparición como pueden ser la gravedad de la afectación funcional, el tabaquismo o diversos aspectos relacionados con la presentación clínica de la enfermedad.
López-Campos explica también que existen numerosas comorbilidades asociadas a la EPOC, las cuales es necesario considerar en la valoración de los pacientes debido a su impacto en la presentación clínica de la enfermedad, su pronóstico y la eficacia de los tratamientos: Las más estudiadas o las que tienen una relación más directa podrían ser :en el aparato respiratorio, el síndrome de apnea-hipopneas durante el sueño, la fibrosis pulmonar o la enfermedad tromboembólica o el cáncer de pulmón. Fuera del aparato respiratorio, es necesario mencionar las enfermedades cardiovasculares, el reflujo gastroesofágico, problemas oftalmológicos, la hipertrofia benigna de próstata, la osteoporosis y la sarcopenia o las enfermedades psiquiátricas.
Lo último
Cada vez hay más evidencias de la conexión entre la EPOC y la morbilidad cardiovascular y, de hecho, los especialistas en el tema insisten en la necesidad de que el tratamiento y el manejo de ambas se realicen desde una perspectiva multidisciplinar. En este sentido, Francisco García Río explica que la EPOC es un factor de riesgo cardiovascular por sí misma, además de compartir otros elementos de riesgo comunes, como el tabaquismo o el sedentarismo: Una prueba de ello es que la mayoría de las muertes en pacientes con EPOC moderada-grave no lo son tanto por la propia enfermedad sino por desarrollar eventos cardiovasculares o cáncer de pulmón. En este sentido, es probable que tanto las alteraciones mecánicas (hiperinsuflación) como la inflamación sistémica de baja intensidad y el estrés oxidativo inducidos por la EPOC favorezcan el desarrollo de distintas alteraciones cardiovasculares.
diciembre 15/2019 (Diario Médico)