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La insuficiencia cardíaca (IC) constituye la fase terminal de numerosas enfermedades cardiovasculares y presenta una elevada mortalidad. El diagnóstico no siempre resulta sencillo. Disponer en atención primaria (AP) de la posibilidad de evaluación de péptidos natriuréticos contribuiría a mejorar la detección de la insuficiencia cardiaca latente.
Así se ha puesto de manifiesto en una mesa redonda sobre situaciones clínicas en el manejo del paciente con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida (IC-FEr), moderada por Vicente Pallares, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, profesor del departamento de Medicina de la Universidad Jaume I de Castellón y coordinador del Grupo de Trabajo de Hipertensión Arterial y Enfermedad Cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), en el marco de su 41 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, celebrado recientemente en Gijón, España.
La insuficiencia cardiaca es una entidad muy prevalente, con una mortalidad del 50 % a los cinco años del diagnóstico. A pesar de ello se trata de una enfermedad que en muchos casos, pasa bastante desapercibida porque su detección no siempre es fácil.
Su prevalencia se estima entre un 0,2- 0,4 % de toda la población, incrementándose progresivamente con la edad hasta alcanzar prevalencias de 1 %, 10 % y 17,4 % en población mayor de 40, 70 y 85 años, respectivamente.
Además, la prevalencia y las hospitalizaciones por IC han ido aumentando y se espera que sigan creciendo en los próximos años, ya que aunque la incidencia está estabilizada está mejorando su supervivencia gracias a la disponibilidad de mejores tratamientos.
En España se producen más de 80 000 ingresos al año por IC y la mitad de los pacientes hospitalizados reingresan antes de un año por descompensación.
Otro dato importante a tener en cuenta, está relacionado con el consumo de recursos farmacológicos y no farmacológicos, como resincronizadores y desfibriladores, en personas con IC, que muestra un crecimiento exponencial, representando aproximadamente el 2 % del gasto sanitario total de nuestro país.
Por estos motivos en el Congreso de Semergen, se abordaron diferentes situaciones clínicas para una mejor comprensión de la insuficiencia cardiaca y así el diagnóstico desde etapas los más tempranas posible y desde Atención Primaria.
La disponibilidad de petición de péptidos natriuréticos (BNP) en los centros de salud contribuiría a mejorar el diagnóstico. Conocer la situación de este marcador junto al seguimiento electrocardiográfico ayuda, en el primer nivel asistencial, a identificar mejor al paciente con IC y valorar la indicación de movilizar al paciente hacia un entorno más especializado (cardiología u hospitalización), ha indicado Vicente Pallares.
Además, es necesaria una correcta comunicación con el hospital para asegurar una continuidad asistencial adecuada. La posibilidad de solicitud de ecocardiograma desde Atención Primaria y la formación del médico de familia en esta materia serían otras medidas útiles en la mejora del manejo de la insuficiencia cardiaca.
En lo que a tratamiento se refiere Vicente Pallares ha señalado que nos encontramos en un momento de luna de miel, dado que hasta ahora dependíamos mucho de los diuréticos mientras que actualmente se dispone de un arsenal de opciones más amplio de modo que está cambiando el manejo del paciente.
Una de las principales novedades es el bloqueo combinado del sistema renina angiotensina y de la neprelisina, pauta con la que se están consiguiendo resultados espectaculares, según Pallares, tanto en cuanto a reducción de hospitalizaciones como mejora de la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia cardiaca. Se ha visto la eficacia que se consigue sumando los mecanismos de acción. Esta opción terapéutica se suma así a los betabloqueantes y los antagonistas de los receptores de los mineralocorticoides.
octubre 31/2019 (Diario Médico)