Históricamente, la sangre siempre ha provocado fascinación en la humanidad: por épocas se ha considerado la esencia de la vida, el vehículo del alma, y la fuerza vital. Incluso en el siglo XV y XVI, adquirió fuerza la idea de que transfundir sangre joven y fuerte a un anciano o un enfermo, podía revigorizarlo o curarlo.

Aunque hoy no se haya hecho realidad aquella quimera, sí que ocurren cosas maravillosas que son por lo menos parecidas. Nos referimos a las capacidades de las células madre formadoras de la sangre, también llamadas hematopoyéticas (CMH), un grupo de células que residen naturalmente en la médula ósea.

Por décadas, su potencial para tratar enfermedades como la leucemia, las anemias severas, entre otras enfermedades del sistema sanguíneo, ha llamado la atención de los científicos.

En este artículo, luego de una revisión histórica y técnica de la literatura sobre el tema, nos aliamos con los expertos del Instituto de Ciencia, Biotecnología e Innovación en Salud (IDCBIS) para explicar al detalle: ¿qué son exactamente las células formadoras de la sangre? ¿cómo benefician a los enfermos? ¿qué enfermedades se pueden tratar con ellas? ¿cuál es el estado de los registros latinoamericanos?, y finalmente, ¿cómo podrías hacer una valiosa contribución a personas que padecen enfermedades de la sangre?

Conociendo esto, nos gustaría animarte a convertirte en un donante de estas células, y potencialmente salvar la vida de otra persona.

“Todos podemos salvarle la vida a una persona con solo convertirnos en donantes”

¿Qué son las células madre?

Para entender qué son las células madre formadoras de la sangre, es necesario empezar definiendo qué son las células madre, un término más amplio que engloba a las primeras. Este concepto, muy popular en las noticias o los anuncios publicitarios, hace referencia a lo que la comunidad científica considera la materia prima del cuerpo: a partir de ellas se generan todas las demás células con funciones especializadas.

Bajo condiciones adecuadas en el cuerpo o laboratorio, se dividen para formar más células, a las que se le llama células hijas. Estas hijas, a su vez, se pueden convertir en nuevas células madre o en células especializadas, como células sanguíneas, cerebrales, músculo cardíaco u óseo. Ninguna otra célula del cuerpo tiene la capacidad natural de generar nuevos tipos de células.

Entre las células madre tenemos dos tipos:

▶ las células madre embrionarias: sólo pueden ser encontradas en embriones humanos de unos pocos días de edad y pueden fabricar cualquier otra célula del cuerpo.

las células madre adultas: se encuentran en pequeñas cantidades en la médula ósea o en la grasa; aunque tienen una capacidad más limitada que las células embrionarias para generar diferentes células del cuerpo.

Actualmente los científicos creen que las terapias con células madre podrían ayudar a tratar distintas enfermedades como la diabetes tipo 1, la enfermedad de Parkinson, la isquemia cardíaca, la enfermedad de Alzheimer, enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, quemaduras y el propio cáncer.

 ¿ Qué son las células formadoras de la sangre o células madre hematopoyéticas?

Entonces, ¿a qué se refieren exactamente los especialistas cuando hablan de células madre formadoras de la sangre?

Las células madre formadoras de sangre, también llamadas células madre hematopoyéticas (CMH), son de lejos las más conocidas entre las células madre adultas. Se caracterizan por dar lugar a otras células sanguíneas en un proceso llamado hematopoyesis. En 1961, dos científicos canadienses llamados James Till y Ernest McCulloch demostraron la existencia de las células formadoras de sangre en la médula ósea de ratones mientras analizaban en ella los efectos de la radiación.

Como dijimos antes, las células formadoras de la sangre pueden convertirse en múltiples tipos de células, como glóbulos rojos (llevan oxígeno al cuerpo); plaquetas (hacen posible la coagulación) y glóbulos blancos (ayudan a combatir parásitos, virus, entre otros agentes extraños al organismo).

¿Dónde se encuentran las células formadoras la sangre?

Cuando hablamos de nuestros huesos pensamos en algo duro, pero el centro de los mismos se encuentra un tejido esponjoso y algo sangriento. A este tejido le llamamos generalmente tuétano. No obstante, a esta parte se le conoce clínicamente como médula ósea. En ella es donde residen las células formadoras de la sangre, que luego se dividen y se convierten en glóbulos rojos, blancos y plaquetas.

Algunas personas no especialistas confunden la médula ósea con la médula espinal, aunque una no tiene relación directa con la otra. La médula espinal es el cordón nervioso que recorre la columna vertebral, y la principal función de esta, es transmitir los impulsos eléctricos entre el cerebro y el cuerpo. Por otro lado, la médula ósea es donde se genera nuestra sangre. Por esta razón, cuando se habla de donación de médula ósea, se está hablando de la donación de células formadoras de la sangre.

¿Cuáles son los beneficios de las terapias con CMH y qué enfermedades pueden tratar?

El sistema hematopoyético, generador de nuevas células sanguíneas, puede sufrir enfermedades que afectan el proceso de creación de estas células.

Lo anterior puede conducir a que dichas células no se formen o no funcionen bien, poniendo en peligro la vida de la persona con enfermedades como la leucemia mieloide aguda (LMA), leucemia linfoide aguda (LLA), anemia aplasia severa, hemoglobinopatías y otras alteraciones.

Ante ello, los trasplantes de células formadoras de la sangre, de acuerdo a la American Cáncer Society, pueden ayudar a combatir estas enfermedades y hacer desaparecer los signos de dichos males. Como resultado, los enfermos aumentan sus opciones de sobrevivir y curarse.

Aquello ocurre porque las células del donante llegan a la médula ósea del enfermo, de modo que esta empieza a producir células nuevas como si se tratase de un nuevo sistema hematopoyético.

Por fortuna, otro gran beneficio de las terapias actuales es que la donación de células formadoras de sangre es cada vez más sencilla: gracias un procedimiento llamado aféresis, es posible obtener dichas células de la sangre que circula por el cuerpo (sangre periférica) y no directamente de la médula ósea. En cuestión de horas, gracias a este procedimiento, el donante puede retomar sus actividades cotidianas.

 ¿Cómo saber si puedes donar células formadoras de la sangre?

Ahora que ya sabes por qué el interés por las células formadoras de sangre y tienes la noble intención de ser parte de este registro de donantes, debes tomar en cuenta los siguientes aspectos:

Una persona sana puede dar sus células formadoras de sangre a un enfermo que las necesite siempre y cuando ambos sean compatibles, indica a este medio el Dr. José Luis Wilches, investigador principal del IDCBIS. Debemos tomar en cuenta que el sistema inmunitario del cuerpo diferencia entre las células propias o agentes extraños o dañinos mediante anticuerpos.

El experto explica que principalmente se busca compatibilidad genética en personas cercanas (familiares).

La probabilidad de encontrar un hermano compatible es mucho más alta que la de encontrar alguien tan parecido fuera de la familia, ya que el primero hereda la información genética de los mismos padres. Sin embargo, solo 3 de cada 10 personas tienen un hermano 100 % compatible; las otras 7 personas restantes deben acudir a un registro de donantes anónimos para encontrar a la persona compatible fuera de su familia y así poder curarse. De ahí la importancia de contar con un registro de donantes.

Problema: pocos donantes en América Latina

El principal problema, aun contando con la tecnología, es que en algunos países de la región no se cuenta con una amplia oferta de donantes compatibles para el alto número de casos de enfermedades sanguíneas. Ecuador, Costa Rica y Colombia ostentan las tasas más altas de leucemia linfocítica aguda (LLA). En Brasil, Chile, Colombia, Perú, Ecuador y México, menos del 70 % de niños diagnosticados con LLA sobrevive.

El 2017 en Colombia, la leucemia fue la principal causa de muerte de niños de 5 a 14 años, y la segunda causa de muerte de niños de 2 a 4 años. Ellos necesitan ayuda para salvar sus vidas, pero las probabilidades de encontrar donantes compatibles entre sus familiares son bajas: el promedio de hijos en América Latina es de 2.06.

Hoy, en la región existen seis grandes registros: México, Brasil, Chile, Argentina,Uruguay y Colombia.Estos registros están unidos a través de una base mundial de datos llamada Asociación Mundial de Donantes de Médula Ósea (WMDA).

Aun así, los latinos somos los menos representados a nivel mundial, ya que contamos con menos registros por país y menos donantes inscritos.

¿Cómo ayudar?

Todos podemos salvarle la vida a una persona con solo ser donantes, estos servicios son públicos y gratuitos para todo aquel que lo necesite, es el llamado del Dr. Bernardo Camacho, director del IDCBIS.

Si quieres atender al llamado de los expertos y ayudar a otras personas, puedes acudir al registro Dar Células e informarte sobre todo lo que debes hacer en este enlace.

De acuerdo a Paola Cendales, referente de lineamientos técnicos y normativos del registro DarCélulas el éxito de un registro es la captación de donantes, porque si no tenemos donantes, no hay registro.

Más allá de los requisitos técnicos, Cendales recomienda un alto nivel de compromiso, ya que al inscribirte al registro deberás mantener tu decisión de donar a lo largo del tiempo. La tragedia más grande es encontrar un donante compatible y que este desista de un momento a otro: esto puede significar la muerte para otra persona.

¿Te imaginabas lo importante que eran las células formadoras de la sangre para tantas personas?

octubre 16/2019 (nmas1.org)

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