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Una investigación realizada en el Hospital de Valdecilla muestra que la mortalidad de los pacientes ingresados durante los meses más fríos superó el 10 %.
El porcentaje de personas que fallecen tras un ingreso por infarto agudo de miocardio en los meses de verano es inferior que el resto del año. Así se desprende de un estudio incluido en la última edición de la Revista Española de Cardiología (REC), publicación científica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Este analiza la relación entre la temperatura aparente y los principales contaminantes atmosféricos con los ingresos por infarto. Los datos descriptivos de la investigación ponen de manifiesto que la mortalidad de los pacientes ingresados durante los meses más fríos (enero, febrero, noviembre y diciembre) superó el 10 %, mientras que el mínimo en la mortalidad durante el ingreso se registró en agosto, cuando falleció el 7,8 % de los pacientes ingresados.
La investigación, llevada a cabo en Cantabria, se dividió en dos fases. En la primera, se realizó un estudio descriptivo de los ingresos por infarto agudo de miocardio en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV) entre los años 2001 y 2015; y en la segunda, se hizo un análisis de correlación retrospectivo para determinar la relación entre los ingresos hospitalarios por infarto y los distintos factores ambientales.
La temperatura aparente, analizada en este estudio, es un índice biometeorológico que integra la temperatura del aire, la humedad y la velocidad del viento
Los seres humanos interaccionan constantemente con el medio, por esto, variables como las condiciones meteorológicas o los contaminantes atmosféricos a los que se ven expuestos podrían ser variables predictoras en la morbimortalidad cardiovascular, explica la Ana Santurtún, una de las autoras del trabajo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un 24 % de la carga mundial de morbilidad, es decir, la cantidad de personas que enferman en un lugar y un periodo de tiempo determinados en relación con el total de la población, y un 23 % de la mortalidad son atribuibles a factores ambientales.
En concreto, la temperatura aparente, analizada en este estudio, es un índice biometeorológico que integra la temperatura del aire, la humedad y la velocidad del viento, y es considerado el mejor índice experimental de confort térmico para predecir la mortalidad. De ahí que los resultados encontrados en este aspecto sean de gran interés como posible herramienta de prevención, valora la experta.
Análisis temporal de los infartos
Durante los 15 años de estudio, el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla atendió 9 871 ingresos por infarto agudo de miocardio. Si bien la mortalidad hospitalaria por infarto resultó ser más elevada en los meses más fríos, registrando el mínimo durante el mes de agosto, la incidencia de infartos registra un pico en los primeros meses del año (febrero el mes con el máximo promedio de ingresos por esta causa), y disminuye durante la primavera, con el mínimo registrado en los meses de mayo y junio.
Si se analiza la distribución semanal de los infartos, el mayor número de ingresos se produce durante los días laborales frente al fin de semana, siendo el martes el día que mayor número de infartos se registró y el sábado, el que menos.
Contaminantes atmosféricos
Además de analizar, por primera vez en nuestro país, la relación entre la temperatura aparente y los infartos (detectando una relación inversa el mismo día de la exposición), este trabajo también se detiene en la relación entre estos y la contaminación atmosférica, encontrando una relación directa y significativa entre el número de ingresos y la exposición a partículas PM10.
setiembre 06/2019 (Diario Médico)