jul
9
La media de las mujeres que optan por la reproducción asistida es de 38 años. Al margen del éxito de estas técnicas, es importante adoptar medidas para preservar la fertilidad.
Según el último estudio del Instituto Nacional de Estadística, el 88,1% de las mujeres de 18 a 30 años aún no ha tenido hijos, porcentaje que es del 52% en las de 30-34 años. Es obvio que las españolas son madres cada vez más tarde. Pero, ¿qué es exactamente un embarazo tardío? Lo explica Isidoro Bruna, director de HM Fertility Center: “La naturaleza ha dotado a las mujeres de unas condiciones óptimas para quedarse embarazadas y tener hijos sanos antes de los 35 años. Está demostrado que los embarazos a edades más tardías (más allá de los 42 años) tienen más riesgo de diabetes gestacional, estados hipertensivos (preclampsia), partos prematuros y recién nacidos con bajo peso”.
En la misma línea, Juan Rodríguez Candia, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Infanta Elena, de Madrid, recuerda que el descenso de fertilidad espontánea provoca que a los 40 años la esterilidad en la mujer sea de alrededor del 65-70%: “Se estima que la edad fértil femenina termina alrededor de los 47 años, disminuyendo de forma considerable la posibilidad de embarazo entre los 40 y los 44 años, la cual puede ser menor del 10 %, reduciéndose al 3% entre las mujeres de 45 a 50 años”.
Siendo el factor edad el más determinante, las evidencias apuntan a un aumento de los problemas de infertilidad (especialmente la masculina) en los últimos años, vinculado a elementos ambientales y del estilo de vida. Según Bruna, convivimos desde hace 50 años con una proporción cada vez mayor de disruptores endocrinos (pesticidas, bisfenoles, fitoestrógenos, contaminación ambiental por combustión…) que se comportan como hormonas: “Cada sexo tiene su vulnerabilidad específica a estos disruptores. Está demostrada la asociación entre las dioxinas del ambiente y el desarrollo de endometriosis, mientras que estos disruptores, junto al sedentarismo, son los principales responsables de la caída de los parámetros seminales en varones. Por otro lado, está demostrado en varios metanálisis que el tabaco es responsable directo del incremento del estrés oxidativo en ovarios y testículos, que se traduce en la principal causa de subfertilidad en aproximadamente el 13% de las mujeres y el 18% de los varones. En cuanto al estrés, está sobrevalorado como causa de disfunción reproductiva: es malo para vivir, pero no para lograr un embarazo”.
En este contexto, es necesario concienciar a las mujeres que están retasando la maternidad de la importancia de adoptar estrategias para preservar en la medida de lo posible la fertilidad. “Es muy complicado huir de la exposición ambiental a los tóxicos, pero ayuda el hecho de estar al tanto de su peligrosidad”, dice Carles Catlá, jefe del Servicio de Reproducción Asistida del Institut Marquès, de Barcelona, quien recomienda a las mujeres que se encuentran en esta situación plantearse tener hijos antes de los 35 años o bien vitrificar los ovocitos.
Capacidad reproductiva
En esa preservación de la fertilidad juega un papel determinante la reserva ovárica, una “gran desconocida”, según un estudio reciente de la Clínica Ginefiv, que reflejó que más del 42% de las mujeres de 18 a 40 años desconocen su relación con la capacidad reproductiva y solo un 3% se ha sometido a un estudio para determinarla. En opinión de Catlá, cualquier ecografía practicada a una mujer joven debería incluir el recuento folicular (de folículos antrales) y, con ello, sugerir el análisis de la AMH (hormona antimulleriana), si es preciso. “Es algo que deberían hacer todos los ginecólogos, ya que es necesario que las mujeres conozcan su recuento folicular para estar al tanto de cuál es su reserva ovárica”.
En cuanto al éxito de las técnicas de reproducción, la pauta la marca la edad de la mujer. “La tasa acumulada de embarazo por pareja, con óvulos propios, tras la aplicación de los distintos procedimientos (inseminación artificial, FIV, microinyección espermática…) supera el 87% en menores de 35 años. En mujeres de 36-42 años, la tasa es del 75%; mejor cuanto más joven sea la mujer”, dice Bruna. “A partir de cierta edad (43-44 años), las posibilidades son mínimas y se aconseja un tratamiento con ovodonación”, añade Catlá.
Anticoncepción en la edad madura: no bajar la guardia
Aunque la fertilidad es inversamente proporcional a la edad, los expertos insisten en la necesidad de utilizar métodos anticonceptivos durante la perimenopausia.
“Todo apunta a que en la sociedad actual, las mujeres de esta edad que no desean tener hijos gestionan perfectamente este tema. Sin embargo, los datos ofrecidos por la sanidad pública española muestran una alarmante tasa de interrupciones voluntarias de embarazo en este tramo de población, lo que nos sugiere que aún se necesita más información y concienciación sobre la anticoncepción en estas edades”, dice Rodríguez Candia.
En cuanto al método más recomendable en esta etapa, el experto señala que si no hay factores de riesgo cardiovasculares (ser fumadora) o alguna otra contraindicación, se puede optar por todos los disponibles.
“En términos generales, los anticonceptivos de larga duración (LARC) son los más utilizados (DIU, implante subdérmico), pues normalmente son usuarias que prefieren la comodidad de no tener que estar pendientes de la correcta administración o de la toma diaria”, señala.