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Compuestos aislados de una bella gardenia endémica de Nueva Caledonia, una colonia francesa del Pacífico, podrían ser la base de un medicamento para tratar trastornos de la piel sin los efectos adversos de las alternativas actuales. Así lo sugiere una investigación liderada por científicas de Córdoba, Argentina.
Las enfermedades que causan hiperpigmentación u oscurecimiento de un área de la piel por aumento de la melanina, un pigmento producido por células especializadas llamadas melanocitos, no solo representan un problema estético y psicológico para la persona afectada, sino también un problema sanitario de alcance mundial.
Algunos de esos desórdenes son las efélides o “pecas”, el melasma (manchitas que comúnmente aparecen en el rostro de la mujer durante el embarazo), nevus y lentigo (zonas de alta pigmentación en rostro y manos de, generalmente, adultos mayores).
Si bien la melanina es el pigmento responsable de la pigmentación de nuestra piel, ojos y cabello, y nos protege de los efectos perjudiciales de los rayos UV, bajo ciertas condiciones fisiológicas y/o patológicas, puede verse incrementada su producción y causar diferentes patologías.
“Nuestro trabajo científico demostró que un compuesto aislado de la planta Gardenia oudiepe tiene la capacidad de evitar la acumulación de melanina”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir la directora del estudio, la doctora María Gabriela Ortega, investigadora del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV), que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en Argentina.
“La molécula identificada es un interesante candidato para la elaboración de fármacos efectivos y seguros para bajar la pigmentación”, añadió.
Tal como revelan en la revista “Bioorganic Chemistry”, los investigadores de la UNC y colegas de Francia probaron en estudios in-vitro que uno de los productos naturales de la gardenia, llamado “flavona polimetoxilada 1” o FPM1, bloquea una enzima que regula dos primeros pasos de biosíntesis de la melanina.
En sus experimentos, los científicos del IMBIV comprobaron que FPM1 es dos veces más activa que el ácido kójico, que es el inhibidor de referencia y blanqueador comercial empleado en la actualidad. “Este compuesto de uso comercial tiene la contraindicación de que es un despigmentante genotóxico (dañino para el ADN), hepatocarcinogénico (capaz de provocar cáncer de hígado) y produce dermatitis alérgicas”, explicó María Daniela Santi, becaria postdoctoral del CONICET en la UNC y primera autora del estudio.
Otro fármaco despigmentante de uso habitual es la hidroquinona, que aumenta el riesgo de dermatitis y que, con el uso crónico, puede genera una coloración gris azulada, decoloración permanente o zonas claras de la piel.
Mediante el empleo de herramientas bioinformáticas que permiten visualizar imágenes de moléculas en 3D y otros recursos, los autores del estudio lograron describir el modo de interacción del producto natural activo y la enzima que produce la pigmentación. “Se prevé continuar con sus estudios para así determinar si este compuesto presenta efectos adversos en modelos de piel humana in vitro”, destacó Ortega.
Del estudio también participaron Marcelo Puiatti y Noelia Gorod, del Instituto de Investigaciones en Físico Química de Córdoba (INFIQC-CONICET) y de la UNC, y Chouaha Bouzidi, Sylvie Michel y Raphael Grougnet, de la Universidad Paris Descartes, en Francia.