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Un control estricto de la presión arterial no necesariamente se traduciría en una reducción significativa del riesgo de probable demencia, pero sí podría reducir el riesgo de deterioro cognitivo leve (DCL), una forma temprana de demencia.
El nuevo ensayo clínico se centró en 9361 personas, con una edad media de 67,9 años y un 35,6 % de sexo femenino, que fueron aleatorizados en dos grupos: uno de 4678 participantes, cuyo objetivo era alcanzar una presión sistólica menor de 120 mmHg (grupo de tratamiento intensivo), y uno de 4683 participantes, cuyo objetivo era alcanzar una presión sistólica por debajo de 140 mmHg (grupo de tratamiento estándar). Todos los participantes tenían un riesgo elevado de enfermedad cardíaca.
El objetivo más bajo de presión arterial previno la muerte, el ictus, el ataque cardíaco y la insuficiencia cardíaca de una forma más rápida y potente. Una rama del ensayo continuó siguiendo a los participantes para ver si un control estricto de la presión arterial tenía algún efecto en el riesgo de desarrollar demencia o DCL.
Tras cinco años de seguimiento, los investigadores encontraron que un control más estricto de la presión arterial reducía el riesgo de DCL en un 19 %, y el riesgo combinado de DCL o demencia probable, en un 15 %. El grupo de tratamiento intensivo también experimentó una reducción del 17 % en el riesgo de demencia, pero ese resultado no alcanzó significación estadística. El estudio fue publicado en JAMA 2019.
febrero 25/2019 (neurologia.com)