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Un estudio multicéntrico ha demostrado que la ansiedad y la depresión constituyen un riesgo independiente en el control del asma, y cómo la supervisión de esta enfermedad respiratoria crónica puede mejorar significativamente los niveles de ambos trastornos mentales y de la función pulmonar.
El trabajo, en el que participaron 180 especialistas, se propuso averiguar la asociación del diagnóstico de asma con síntomas de depresión o ansiedad y con su grado de control. Para ello se incluyó a 3182 pacientes con asma entre moderada y grave.
En la primera consulta, el 24 % de los pacientes fueron diagnosticados de ansiedad, y el 12 %, de depresión, según la Hospital Anxiety and Depression Scale. Los participantes recibieron tratamiento para su trastorno respiratorio y fueron evaluados posteriormente a los tres y a los seis meses de la primera consulta.
Después de seis meses, los investigadores pudieron observar que tanto la ansiedad como la depresión mejoraron de forma significativa (15,3 % y 8,1 % de pacientes, respectivamente; p < 0,001). De igual forma, evidenciaron una importante mejoría de la función pulmonar (de 81,6 ± 20,9 % a 86 ± 20,8 %; p < 0,001) y del control del asma (de 15,8 ± 4,7 a 19,4 ± 4,4 puntos en el test de control del asma; p < 0,001).
Los pacientes que durante el estudio no mejoraron su ansiedad o depresión tuvieron más exacerbaciones de asma y precisaron más recursos sanitarios. Tras un complejo análisis estadístico, los investigadores concluyeron que la ansiedad y la depresión actúan independientemente de otros factores en un mal control de los síntomas asmáticos. De hecho, la ansiedad mostró una influencia casi cuatro veces mayor sobre el control del asma en comparación con la depresión. El estudio fue publicado por J Allergy Clin Immunol Pract 2018.
febrero 5/2019 (neurologia.com)