Un equipo de científicos del Instituto de Diseño de Proteínas (IPD) de la Universidad de Washington, en Seattle, ha diseñado una proteína que imita la acción de la la interleucina 2 (IL-2). Esta citocina es un potente medicamento contra el cáncer y un tratamiento eficaz para las enfermedades autoinmunes, pero sus efectos secundarios tóxicos han limitado su aplicación clínica.
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En un estudio que se publica esta semana en Nature, un grupo de científicos muestra cómo mediante programas informáticos han diseñado una proteína que, en modelos animales, ofrece la misma capacidad que la IL-2 para estimular los linfocitos T que combaten el cáncer, pero sin desencadenar efectos secundarios nocivos.
Este hallazgo allana el camino de nuevas terapias basadas en proteínas para tratar el cáncer, las enfermedades autoinmunes y otros trastornos. El primer firmante del estudio es Daniel-Adriano Silva, bioquímico de la Universidad de Washington. En el trabajo también ha participado Enrique Marcos, científico del IRB de Barcelona.
La nueva proteína se ha denominado Neo-2/15 porque, además de simular el efecto de IL-2, también puede imitar el efecto de otra interleucina, IL-15, que se está estudiando como una posible inmunoterapia contra el cáncer.
“Los científicos han intentado durante 30 años alterar la IL-2 para hacerla más segura y efectiva, pero debido a que las proteínas naturales tienden a no ser muy estables, ha sido muy difícil de hacer”, dice Silva. “Neo-2/15 es muy pequeño y muy estable. Debido a que lo diseñamos desde cero, comprendemos todas sus partes y podemos seguir mejorándolo para que sea aún más estable y activo”.
“Neo-2/15 tiene propiedades terapéuticas que son al menos tan buenas o mejores que la IL-2 natural, pero fue diseñada computacionalmente para ser mucho menos tóxica”, dijo otro de los autores principales, Umut Ulge, médico interno de la citada universidad.
La citocina IL-2 actúa sobre dos tipos de células inmunes al unirse a los receptores beta y gamma de la superficie. El efecto sobre el comportamiento celular depende en gran medida del número y la naturaleza de las interacciones del receptor: puede activar las células responsables de la actividad antitumoral, pero el problema es que se une preferentemente a otro tipo de célula inmune que tiene receptores alfa además de los receptores beta y gamma. Estas células producen efectos secundarios desastrosos, como toxicidad grave e inmunosupresión. Hasta la fecha, todas las terapias de IL-2 aprobadas activan de forma preferente esas células que no son la diana.
La nueva proteína, sin embargo, no se une preferentemente a estas células. Según el investigador y director del instituto, David Baker, el hallazgo muestra que diseñar proteínas desde cero puede generar moléculas superiores a las biológicas, con propiedades terapéuticas mejoradas y menores efectos secundarios.
enero 15/2019 (diariomedico.com)