Antoni Ribas, profesor de Medicina, Cirugía y Farmacología Médica y Molecular de la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), y director del Programa de Inmunología Tumoral del Centro Jonsson de Tratamiento de Cáncer, ambos en Estados Unidos, es un pionero en la investigación y aplicación de las moléculas anti-PD-1 el tratamiento inmunológico del cáncer.
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El trabajo de investigación del equipo de Ribas, que ha expuesto algunos de los resultados de sus trabajos en la vía anti-PD-1 durante una conferencia en el Hospital Quirónsalud de Madrid, se centra en eliminar los bloqueos al sistema inmune que evitan que ataque a las células tumorales. Los linfocitos T protegen al organismo reconociendo proteínas aberrantes o antígenos. Ante su presencia, se activan. Los tumores se protegen del ataque de los linfocitos T a través de la activación de la vía PD-1.
De esta forma, el bloqueo de esta vía activaría la respuesta inmunológica. “Si reactivamos los linfocitos que están en contacto con el tumor acabaremos con él”, explica Ribas, quien ha especificado que, en estos momentos, la utilidad de los fármacos anti PD-1 se centra principalmente en melanomas desmoplásicos, enfermedad de Hodgkin, algunos subtipos de tumores de colon, y “con más posibilidades de éxito en los cánceres inmunogénicos”, esperando así que pueden existir otros «imunocheckpoints» que puedan revertir mayores beneficios en cáncer.
Grado de infiltración de linfocitos T
La mayor o menor efectividad de la inmunoterapia depende, según lo observado por el equipo de Ribas, del grado de infiltración de linfocitos T de cada uno de los procesos cancerosos. Para obtener mayores beneficios, el equipo de Ribas ensaya actualmente con “inyectables que ayuden a atraer a los linfocitos T al tumor en enfermos con el sistema inmune poco activo”. Si aumenta el número de linfocitos alrededor del tumor y éstos se activan con fármacos anti PD-1 la respuesta antitumoral podría ser mayor”
Sobre las mayores aplicaciones de los anti-PD1, frente a los anti-CTLA-4, en el ámbito oncológico, así como sus aplicaciones concretas, sus resultados y sus posibles combinaciones con los antiPD-1, Ribas ha señalado a DM que el anti-CTLA-4 sólo se ha aprobado en melanoma. “Como tratamiento en monoterapia tiene un efecto limitado, seguramente porque cuando se activa una respuesta antitumoral de linfocitos T al bloquear el CTLA-4, éstos llegan al tumor y se inhiben después por el PD-1:PD-L1”. Señala además que actualmente hay un gran número de estudios clínicos con anti-CTLA-4 (ipilimumab o tremelimumab), en combinación con anti-PD-1/L1, con aprobación de la combinación en melanoma, así como “datos interesantes emergentes en cáncer de pulmón y otro tipo de tumores”.
Disminuir efectos secundarios
La esperanza puesta en la eficacia de los checkpoints, no limita, no obstante, el estudio de sus posibles efectos secundarios, por lo que no son pocos los grupos dedicados su análisis y reducción. Ribas detalla que los immunocheckpoints se han desarrollados para proteger al organismo de nuestro sistema inmune. Al bloquearlos existe el riesgo de inducir una respuesta autoinmunitaria. “Lo más probable es que ya estuviera presente, pero con el tratamiento se hace evidente clínicamente. El riesgo existe y solo se puede mitigar con una buena monitorización de los pacientes, anticipando y reconocimiento precozmente los efectos secundarios. Hay que tratar adecuadamente y de forma rápida y no inducir más daño con tratamiento continuado”.
enero 3/2019 (diariomedico.com)