A diferencia de las células madre embrionarias, que están presentes solo en las etapas más tempranas del desarrollo, las células madre adultas se encuentran en todos los tipos de tejidos principales, listas para reparar un daño o trauma.
A diferencia de las células madre embrionarias, que están presentes solo en las etapas más tempranas del desarrollo, las células madre adultas se encuentran en todos los tipos de tejidos principales, listas para reparar un daño o trauma.
Este tipo celular se ha encontrado en diversos órganos, pero se resistía en el esqueleto. Por un fin, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford las han identificado en hueso humano.
Hace unos años, estos científicos, encabezados por Michael Longaker, aislaron células madre esqueléticas en ratón. Entonces pensaron que enseguida encontrarían el equivalente humano. Sin embargo, la búsqueda ha resultado ser más difícil de lo que habían previsto. La célula madre esquelética humana resultó compartir pocos marcadores con este tipo celular en ratón. Al comparar los perfiles de expresión génica de la célula madre esquelética de ratón con los de varios tipos de células humanas que se encuentran en los extremos del hueso humano fetal, pudieron finalmente identificar la población celular deseada.
La célula madre esquelética que ahora se desvela es capaz de autorregenerarse y de producir progenitores de hueso, cartílago y estroma. Se encuentra en el extremo del hueso en desarrollo, y también en mayor número, cerca del sitio de fracturas que están en proceso de curación. No solo se puede aislar de esas zonas de fractura, sino que también se puede generar reprogramando células de grasa humanas o células madre de pluripotencialidad inducida (iPS). De hecho, los investigadores pudieron derivar células madre del esqueleto a partir de iPS humanas, lo que se traduce en un gran potencial terapéutico. Este hallazgo se acaba de publicar en Cell.
Nicho perfecto
Además, las células madre esqueléticas demostraron ser un entorno enriquecedor para el crecimiento de células madre hematopoyéticas, sin recurrir a factores de crecimiento adicionales. El primer autor del trabajo, Charles Chan, dice que “es el nicho perfecto para ellas. Descubrimos que la población del estroma que surge de la célula madre esquelética puede mantener vivas a las células hematopoyéticas durante dos semanas sin suero”.
Asimismo, comprender las similitudes y diferencias entre la célula madre múrida y la humana puede desentrañar enigmas sobre la formación del esqueleto y las propiedades intrínsecas que cada especie. “Ahora podremos entender por qué el humano es más denso que el de los ratones, o por qué los huesos humanos crecen hasta ser mucho más grandes”, afirma Longaker.
En concreto, los investigadores descubrieron que la célula madre esquelética humana expresa genes activos en la vía de señalización Wnt, que se sabe que modula la formación ósea, lo que no ocurre en la célula madre murina.
El objetivo final de los investigadores, con todo, es poder utilizar la célula madre esquelética en la clínica. Longaker augura un futuro en el que la artroscopia podría incluir la inyección de una célula madre diferenciada para generar nuevo cartílago, por ejemplo.
septiembre 25/2018 (diariomedico.com)