La práctica del ciclismo de carretera no profesional en la adolescencia se relaciona con una disminución del recambio óseo, lo que lleva a los especialistas a recomendar la necesidad de combinar esta práctica con ejercicios que promuevan la osteogénesis.
Esta una de las principales conclusiones de un estudio llevado a cabo por un investigador del grupo ITSalud de la Universidad de Oviedo, en colaboración con el grupo Genud de la Universidad de Zaragoza y publicado en la revista Archives of osteoporosis.
Que los ciclistas presentan una menor masa ósea que la que se aprecia en población sedentaria era un dato ya conocido. Sin embargo, la novedad de este estudio es la constatación del efecto en ciclistas jóvenes no profesionales y con una práctica de este deporte no intensa, cifrada en no más de 10 horas a la semana, según ha señalado Hugo Olmedillas, primer autor del estudio.
En el estudio se incluyeron 21 varones entre 14 y 20 años de edad que solo practicaban ciclismo. A ellos se les realizó densitometría y tomografía radical computerizada periférica como métodos de evaluación directa para conocer el estado de su masa ósea. Además, tanto el grupo de ciclistas como el grupo control, fue dividido en dos, “por un lado los menores de 17 años y por otro los mayores de esta edad, para comprobar si había diferencias entre quienes llevan más tiempo con la práctica del ciclismo” ha explicado Olmedillas.
Menores niveles de masa ósea
“Y lo que vimos fue un nivel de masa ósea entre un 5 y un 25 por ciento menor, en función de la valoración, que podía realizarse en el troncánter, la zona lumbar o intertrocánter, en comparación con chicos físicamente activos que no practicaban ciclismo pero sí otro tipo de actividad física durante unos 300 minutos a la semana”.
En concreto el contenido mineral óseo de los ciclistas más jóvenes, es decir, menores de 17 años resultó ser un 10 por ciento menor en las piernas y un 8 por ciento menor en la cadera, en comparación con el grupo control, mientras que la masa ósea de los ciclistas mayores de 17 años fue un 25.5 por ciento, un 15.8 por ciento menor y un 14.4 por ciento menos, en las mediciones realizadas respectivamente en pelvis, cuello femoral y piernas, también en comparación con el grupo control.
Diferencias en ciclistas respecto a la población general
Los autores del estudio consideran muy relevante el hecho de que las diferencias observadas con respecto a población que no practica ciclismo se acentúan a medida que se acumulan años de práctica de deporte con la bicicleta.
Es sabido que alrededor de un 60 por ciento del volumen de masa ósea está determinado genéticamente. Con respecto al resto, “una hipótesis de por qué los ciclistas presentan unos niveles de masa ósea inferior, podría estar relacionado con una selección natural de tal forma que aquellos ciclistas con menor peso, tanto masa grasa, muscular como óseo podrían rendir de manera más eficaz en pruebas competitivas”.
Así un 65 por ciento de los ciclistas profesionales presentan osteopenia. “Es relevante que pasan mucho tiempo sentados y la fuerza de la gravedad puede afectarles entonces de forma diferente con respecto a las personas que pasan más tiempo en bipedestación, además de otros factores como el grado de restricción calórica al que están expuestos”, ha explicado Olmedillas.
Sin embargo, esta posible vinculación “no sería de aplicación a los ciclistas de nuestro estudio que solo practican el ciclismo unas diez horas a la semana, una dedicación que no es suficiente para considerar que la fuerza de la gravedad les afecte de forma diferente”.
La cuestión es que la reabsorción mineral observada en el hueso de los ciclistas no beneficia el desarrollo óseo y que la práctica de este deporte en edades jóvenes puede afectar a la salud futura de sus huesos. Es necesario tener en cuenta que el periodo de la adolescencia es uno de los momentos fundamentales para que se pueda alcanzar el pico máximo de masa ósea, “de ahí la importancia de introducir protocolos de ejercicio adecuados en esta etapa crítica”.
Ejercicios para complementar con la práctica de ciclismo
Otro aspecto relevante del estudio realizado por las universidades de Oviedo y Zaragoza es la no correspondencia entre los niveles de masa ósea detectados con métodos indirectos. Así, los marcadores determinados en sangre no sugerían una menor cantidad de mineral que después los métodos de observación directa sí apreciaron “y apuntaban en cambio a una mayor renovación del tejido deteriorado en comparación con los grupos controles de la misma edad”, lo que lleva a los expertos a cuestionarse la validez de los métodos indirectos para este propósito.
No obstante, la disparidad entre el análisis directo de la masa ósea y los marcadores en sangre puede deberse al carácter transversal del estudio y para resolverla habría que analizar la fluctuación de distintos factores implicados” ha explicado Hugo Olmedillas, primer autor del trabajo.
Por este motivo, los expertos señalan la conveniencia de combinar la práctica del ciclismo con otro modelo de ejercicios bien programados como multisaltos, trabajo de pesas, ejercicio pliométrico y cualquier actividad en general que someta al sistema musculoesquelético a una carga de tensión muscular, específica que permita mejorar el perfil osteogénico en este grupo de deportistas.
agosto 27/2018 (diariomedico.com)