Un estudio colaborativo llevado a cabo por el grupo de investigación Ageing On de la UPV/EHU y la Fundación CITA-Alzheimer (España) ha concluido que la actividad de la enzima DPPIV, que actúa como biomarcador en diversas enfermedades, tiene además una relación positiva con parámetros de buen estado de salud y de actividad física. Además, han encontrado diferencias de la actividad enzimática en función del sexo y la edad.

La dipeptidil peptidasa-IV o DPPIV es una proteína reconocida como biomarcador en algunas dolencias y estados fisiológicos. Los biomarcadores son moléculas indicadoras de estados fisiológicos y enfermedades, que se emplean en el diagnóstico, pronóstico y análisis del desarrollo de un determinado estado. De hecho, esta proteína está relacionada con procesos del sistema inmune, del metabolismo de la glucosa, con la inflamación y con la regulación cardiovascular, y, además, se ha visto que funciona como mecanismo de comunicación entre el tejido muscular y el tejido adiposo. “Es una proteína que tiene actividad enzimática, pero a su vez cumple otro tipo de funciones en el organismo. Tiene tantas funciones y tan desconocidas que es muy difícil conocer exactamente los mecanismos que la regulan”, explica la doctora Begoña Sanz, investigadora del grupo Ageing On de la UPV/EHU.

“Cualquier conocimiento que se aporte sobre la función de biomarcador de esta proteína resulta interesante, porque, dadas las diversas funciones que cumple, podría darse el caso de que aplicar un tratamiento desde uno de los puntos de vista podría estar generando un problema en otras circunstancias en las que también interfiere”, afirma Sanz.

En ese sentido, la doctora destaca la importancia de los resultados obtenidos en un estudio llevado a cabo por miembros del grupo de investigación Ageing on de la UPV/EHU y de la Fundación CITA Alzheimer, en una población de personas adultas aparentemente sanas: “La mayor parte de las publicaciones actuales sobre esta enzima hacen referencia a sus cambios en diferentes enfermedades, pero hay muy pocos estudios en los cuales se haya estudiado la correlación de esta enzima con parámetros determinados en población aparentemente sana”.

El estudio ha sido realizado con un total de 374 personas adultas (de entre 40 y 85 años). Individualmente, se les han tomado los datos sociodemográficos, se les ha medido todas las variables antropométricas (peso, altura, índice de masa corporal, etc.), se les ha hecho un estudio de actividad física y un estudio del estado físico (siguiendo las pruebas del Senior Fitness Test).

Una vez realizadas todas las pruebas, y correlacionados todos esos datos con la actividad enzimática de la proteína, medida en sangre, el equipo de investigación ha observado “que la actividad enzimática está relacionada con parámetros y hábitos vinculados a la salud. Es decir, las personas que llevan unos hábitos de vida más saludables, que tienen mayor actividad física, que están en mejor estado físico y que tienen menos indicadores de obesidad tienen mayor actividad enzimática -detalla la doctora Sanz-. Todo ello apunta a que la actividad de esta enzima se podría utilizar como un biomarcador de estado de salud”. Por otra parte, se ha constatado que la actividad enzimática es superior en mujeres que en hombres, “de una forma bastante significativa”, destaca.

La investigadora afirma que “habría que seguir estudiando en esta línea para ver si añadidos estos datos a los demás que hay en bibliografía se puede ampliar el conocimiento sobre esta proteína multifuncional”. Asimismo, “los resultados deberían ser analizados en más profundidad, porque, en base a otros estudios existentes, hemos constatado que dependiendo de si lo que se mide es la actividad enzimática o la concentración de la enzima varían los resultados y las correlaciones que se obtienen desde el punto de vista de la obesidad. De la misma forma que las correlaciones varían si el grupo de estudio es un grupo de personas sanas o un grupo de personas que tienen alguna patología. También varían mucho los resultados según el grupo de edad que se analiza. En consecuencia, hay que tener mucha cautela al interpretar los datos que se obtienen cuando no se comparan poblaciones equivalentes”.

Este estudio es una pequeña parte de otro estudio mucho más amplio en el que están colaborando el grupo de investigación Ageing On de la UPV/EHU y la Fundación CITA-Alzheimer. Uno de los objetivos del grupo Ageing On es fomentar el envejecimiento saludable, para lo que investigan y difunden los beneficios de la actividad física y de los hábitos de vida saludables. La Fundación CITA-Alzheimer, por su parte, lleva años midiendo un amplio abanico de parámetros en una cohorte adultos sanos, para poder contrastar de una forma retrospectiva la relación de estos parámetros con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
agosto 7/2018 (noticiasdelaciencia.com)

agosto 8, 2018 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Bienestar y Calidad de Vida, Bioquímica | Etiquetas: |

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