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En dos estudios diferentes, un grupo de científicos ha diseñado nuevos procedimientos intervencionistas uno basado en probióticos y el otro basado en vacunas que ayudan a prevenir cuadros graves de cólera en modelos de animal.
Los descubrimientos son aún recientes, pero podrían conducir al desarrollo de nuevas estrategias para frenar la propagación y la gravedad del cólera, una de las enfermedades infecciosas más comunes y devastadoras en todo el mundo.
A pesar del desarrollo de tratamientos de rehidratación y vacunas orales efectivas, el cólera -provocado por la bacteria Vibrio cholerae- todavía prolifera en muchos países en desarrollo como Haití y Yemen, debido a la falta de infraestructura y saneamiento del agua.
Las vacunas actuales que combaten el cólera pueden tardar semanas en inducir la inmunidad en el receptor, lo que limita la efectividad de las campañas de vacunación durante las epidemias de cólera, que suelen estallar en plazos de algunos días.
Con el objetivo de desarrollar una vacuna de acción más rápida, Troy Hubbard y sus colegas crearon una cepa atenuada del cólera llamada HaitiV -inspirados en la cepa responsable del brote en Haití- y la usaron como base para una vacuna viva de administración oral. Los investigadores administraron la vacuna a conejos de temprana edad un día antes de exponerlos a dosis letales de cólera y, así, descubrieron que la vacuna redujo de forma segura la gravedad de la enfermedad y aumentó el tiempo de supervivencia de los animales.
Un experimento de modelado mostró que, durante un brote de cólera simulado en una población de 100 000 personas, una vacuna de similar rapidez podría evitar miles de casos adicionales de la enfermedad, frente a la vacuna tradicional, más lenta. En un segundo estudio, Ning Mao y sus colegas exploraron la posibilidad de aprovechar las bacterias intestinales «no perjudiciales» para hacer que al cólera le sea más difícil hospedarse en los intestinos.
Los investigadores identificaron una especie bacteriana probiótica llamada Lactococcus lactis, que se encuentra en productos fermentados de la leche y produce un ácido al que la bacteria V. cholerae es sensible. Los autores descubrieron que la administración por vía oral de L. lactis a ratones de temprana edad infectados con cólera redujo la presencia de esta bacteria en los intestinos y mejoró las posibilidades de supervivencia. También diseñaron una cepa de L. lactis que produce una determinada enzima cuando está en presencia de la bacteria del cólera.
Esta enzima se podría detectar posteriormente en muestras de heces, de manera que funcionaría como herramienta de alerta y como posible método para mejorar el control de las poblaciones en riesgo. En un estudio de Focus relacionado, Robert Hall señala que las dos investigaciones «presentan innovadores enfoques para combatir el azote del cólera».
julio 1/ 2018 (noticias de la ciencia)