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Investigadores en Japón y Australia dicen haber logrado avances importantes en el desarrollo de un análisis de sangre que en el futuro podría ayudar a los médicos a detectar quién podría contraer la enfermedad de Alzheimer.
En un estudio publicado en la revista Nature, los científicos dijeron que la prueba, que puede detectar una proteína tóxica conocida como beta amiloide, relacionada con el alzhéimer, fue más de un 90 por ciento precisa en la investigación con alrededor de 370 personas.
El alzhéimer, la forma más común de demencia, afecta a cerca de 50 millones de personas alrededor del mundo y se espera que afecte a más de 131 millones para el 2050, según el grupo activista sin fines de lucro Alzheimer’s Disease International.
Actualmente, los médicos usan escáneres cerebrales o pruebas invasivas de líquido cefalorraquídeo, también conocidas como punción lumbar, para ver si los pacientes tienen una acumulación de la proteína beta amiloide en el cerebro. Pero estas pruebas son invasivas, caras y solo pueden mostrar resultados cuando la enfermedad ya ha progresado.
A pesar de décadas de estudio científico, no hay tratamiento que pueda ralentizar el desarrollo del alzhéimer. Los medicamentos actuales no pueden hace nada más que aliviar los síntomas.
Hacerse una prueba de sangre sencilla y barata podría facilitar que las empresas farmacéuticas encuentren a suficientes personas con riesgo de desarrollar alzhéimer para probar posibles medicamentos que combatan la enfermedad, dijo Katsuhiko Yanagisawa, quien codirigió el estudio en el Centro Nacional Japonés de Geriatría y Gerontología.
Dado que se cree que la enfermedad de Alzheimer comienza a desarrollarse años antes de que los pacientes presenten algún síntoma de pérdida de memoria, los expertos dicen que un factor importante para encontrar un tratamiento efectivo será la capacidad de detectar con precisión los signos de la enfermedad con anticipación.
‘Tienes que caminar antes de correr. Debes aprender a diagnosticar directamente la enfermedad antes de poder ver el efecto de la intervención terapéutica. Y ahí es donde vendrá el valor real en esta prueba’, dijo Colin Masters, profesor en la Universidad de Melbourne, quien codirigió la investigación.
El estudio involucró a 252 pacientes australianos y 121 japoneses con edades comprendidas entre 60 y 90 años.
febrero 2/2018 (Reuters)