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En sendos análisis del seguimiento a largo plazo de los ensayos Zuma-1 y Juliet, para linfoma no Hodkin refractario agresivo y para linfoma de células B difusas en recaída o refractario, respectivamente, los investigadores han visto que los pacientes que recibieron células T modificadas para dirigirse a la proteína CD-19 mantuvieron una respuesta sostenida al tratamiento.
En el estudio Zuma-1, el más grande hasta la fecha sobre eficacia del tratamiento con células T CAR, que se lleva a cabo en 22 centros de Estados Unidos, se ha visto que más de la mitad de los 108 pacientes que participan (fases I y II) seguían vivos al menos un año después de recibir una infusión única de terapia celular T CAR con axicabtagene ciloleucel (axi cel) dirigida a la proteína CD-19 frecuente en las células cancerígenas del linfoma. El 42 por ciento de los pacientes continúan en remisión y un 40 por ciento no presentan evidencia de cáncer. «Hasta ahora se ha hecho un seguimiento medio de 15,4 meses, pero los pacientes que llevan dos años tratados no han tenido recaídas, mientras que con las terapias estándar la supervivencia es de seis meses», explica Sattva S. Neelapu, profesor en el Centro Anderson de Cáncer de la Universidad de Texas e investigador principal.
El experto ha señalado que hubo cuatro decesos en los dos primeros meses del ensayo, dos de ellos atribuibles a la terapia celular. En cuanto a los efectos secundarios más comunes, han sido fundamentalmente infecciones que pudieron manejarse, toxicidad neurológica, neutropenia, anemia y trombocitopenia.
Según Neelapu, los resultados del ensayo también aclararán algunas claves sobre la recaída o la no respuesta a la terapia celular T CAR de algunos pacientes. «Tras analizar el tejido tumoral antes y después del tratamiento en pacientes que recayeron vemos que en un tercio de ellos ya no había CD-19 en las células cancerígenas, y más de dos terceras partes de los tumores tenían otra proteína, la PD-L1. Esto aporta luz para identificar y tratar mejor las dificultades que encontremos».
Otra experiencia que sustenta la utilidad de este tratamiento celular en hemopatías graves y refractarias es la del estudio Juliet llevado a cabo en pacientes con formas rebeldes de linfoma, en el que participan 27 centros de investigación de 10 países de Norteamérica, Europa, Australia y Asia.
La terapia T CAR con dosis única de tisagenlecleucel en 81 pacientes adultos con linfoma de células B difusas refractario o en recaída ha logrado que en aquellos donde las señales de cáncer desaparecieron a los tres meses no hayan recaído a los más de seis meses de seguimiento. Al medio año el 37 por ciento presenta respuesta total, el 30 por ciento respuesta completa y un 7 por ciento respuesta parcial.
Para Stephen Schuster, profesor de Oncohematología en la Universidad de Pensilvania y líder de este ensayo, no se llega a comprender por qué las remisiones son tan duraderas pero cree que esta terapia cambiará la forma de tratar linfomas graves cuando fracasen los tratamientos convencionales. «Un tercio de pacientes no responde a las terapias primarias del linfoma de células B difusas, y la mitad de ellos no son candidatos a trasplante, que se considera la mejor segunda línea de tratamiento. Es en estos donde podremos tratar con las T CAR».
Schuster ha subrayado algunas diferencias del Juliet frente a otros estudios con T CAR: el 26 por ciento de los pacientes recibieron tratamiento ambulatorio y el proceso de manufacturación con células sanguíneas previamente congeladas permitió la extensión a otros países participantes. Una vez generadas las células T CAR se vuelven a congelar hasta que el paciente esté en situación clínica favorable para recibirlas.
diciembre 17/2017 (diariomedico.com)