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Uno de los pasos fundamentales que hay que dar en España en la lucha contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) debe ser la implantación de la Profilaxis Pre-Exposición (PrEP). Es decir, la toma de medicación antirretroviral por parte de una persona no infectada por el VIH antes de la relación sexual, para así evitar el contagio. Diferentes estudios científicos han demostrado que, cuando se aplica correctamente, las posibilidades de contraer la infección por el VIH disminuyen hasta un 95 por ciento. En un estudio realizado sobre el terreno entre 2014 y 2015 en una clínica de enfermedades de transmisión sexual de Madrid el resultado fue que hasta el 38,2 por ciento de nuevos contagios se evitarían con PrEP.
En uso en Estados Unidos desde 2012, la PrEP cuenta con la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento desde hace casi dos años. Países como Francia, Canadá, Australia, Sudáfrica, Bélgica y, más recientemente, Portugal, han incorporado ya la PrEP dentro su estrategia de prevención, conscientes de que, aplicada de forma correcta, se trata de una medida costo-eficaz que, a la larga, será imprescindible ante el contrastado fracaso de las actuales estrategias de prevención. Un fracaso del que nuestro país no es ninguna excepción.
Cada año se diagnostican en España más de 3500 nuevos casos de infección por VIH, y desgraciadamente no se constata una tendencia de decrecimiento de nuevas infecciones. Al contrario. No es nuevo que se ha perdido en cierta forma el «miedo» al sida y, por tanto, se han relajado las medidas de protección. Las investigaciones en poblaciones de riesgo -sobre todo hombres jóvenes que tienen sexo con otros hombres (HSH)- muestran, en porcentajes muy elevados, que personas no infectadas y que dicen haber tenido más de 3 parejas en el año no siempre usan preservativo en sus relaciones sexuales. Es decir, son candidatos con un alto riesgo de contraer la infección. El uso del preservativo entre VIH positivos en edad joven tampoco llega a las tasas deseables del 80 por ciento.
Estrategia dirigida
La cara positiva de esta realidad, desde el punto de vista de su abordaje sanitario, es que las personas con mayor riesgo de infectarse están muy identificadas. Al igual que en el resto de Europa Occidental y Estados Unidos, la gran mayoría de los nuevos diagnósticos en España se realizan en HSH, y esto facilita el diseño y desarrollo de una estrategia de implementación de la PrEP que sea plenamente costo-efectiva. La PrEP no consiste en «pastillas para todos», sino en una estrategia dirigida, regulada, con control médico y de otras ITS. Y es en las poblaciones de mayor riesgo donde la PrEP ha mostrado todo su potencial preventivo.
El retraso en el diseño y desarrollo de esta estrategia de implantación en nuestro país obedece a causas que se nos escapan, porque, desde luego, creemos que no son sanitarias. En este 2017 se cumplen 30 años del Plan Nacional del Sida, una iniciativa que fue pionera y de la que todos nos sentimos durante muchos años orgullosos pero que, hay que decir, no vive su mejor momento en la actualidad. Aunque las restricciones que hemos vivido como consecuencia de la crisis han afectado a todos los sectores, los «gastos» en prevención son siempre las mejores inversiones. Cada euro dedicado a prevenir una infección por el VIH, ahorra miles de euros en el futuro.
La PrEP previene las infecciones por VIH, y es costo-eficaz (como queda claramente reflejado y justificado en las recomendaciones del Grupo de Estudios del Sida (GeSIDA), presentada ya en julio de 2016) en colectivos con tasas de infección superiores a 2 casos/100 personas año. Aunque hay otras medidas eficaces en la prevención del VIH, como el uso del preservativo, el tratamiento antirretroviral y la educación sanitaria, la realidad es tozuda y nos lleva diciendo años que no son suficientes.
Cada nuevo caso es un fracaso social y una tragedia individual. Prevenir es el primer paso, y uno de los fundamentales, de una cadena que se sigue del diagnóstico y tratamiento precoces. Tenemos la oportunidad de mirar a un futuro donde las nuevas infecciones sean cada vez más una excepción. Dejemos de lado el cortoplacismo y los prejuicios y tomemos las medidas que sabemos que funcionan para que el día de mañana miremos atrás sin la sensación de que no hicimos todo lo que pudimos.
diciembre 1/2017 (diariomedico.com)